A propósito del 8 de marzo, una vez más la Escuela de Educación y la Licenciatura en Ciencias Sociales, ha querido conmemorar tan importante fecha, recordando a nuestras estudiantes y profesoras los difíciles caminos recorridos por las ancestras, para gozar de los derechos que hoy tenemos nosotras y para señalar todos aquellos que aún nos faltan.

Cómo olvidar que fueron las mujeres obreras las que abrieron este día de conmemoración con su propia vida el 8 de marzo de 1908, al luchar contra las injustas situaciones de trabajo que enfrentaban en la industria textil de Estados Unidos, y quiénes fueron quemadas por su osadía: desafiar el estado natural de cosas.

También a nivel mundial en donde la fábrica utilizaba mano de obra femenina peor paga en comparación con los hombres, la huelga se convirtió es la forma de lucha de las mujeres contra las injusticias, labrando el camino de las 8 horas laborales, la sindicalización, los programas de cuidado para sus infantes, y todos aquellos derechos que permitieran vivir con dignidad.

En Colombia tenemos el caso de Betsabe Espinal, quien organiza una huelga en el corazón de la naciente industria textil de Antioquia en 1920, y sienta un precedente sobre los abusos cometidos por el patrón, incluso el abuso sexual. Hoy se reconoce que el delito de las mujeres es nacer, porque hay todo un entramado cultural que las piensa al servicio del placer y el trabajo masculino y por eso se naturalizan las violencias contra ellas en la escuela, la calle y la universidad: la violencia doméstica, el abuso y acoso sexual.

Cómo ignorar que las mujeres lucharon incansablemente por la consecución de su derecho al voto en varios lugares del mundo, en donde se estrenaba la democracia, pero no fueron tenidas en cuenta como sujetos políticos, y entonces el movimiento sufragista femenino se echó en hombros la tarea de conquistar la ciudadanía política para millones de mujeres.

Uno de esos grandes logros ha sido la educación, todas recordamos lo anormal que fue ver a las primeras mujeres atreverse a salir de su casa e ir a estudiar, porque si el voto no era para ellas, educarse tampoco, la ciencia no era posible de ser desarrollada por personas emocionales y susceptibles como las mujeres.

Hoy que algunas tareas han sido feminizadas y, por ende, invisibilizadas y desconocidas, queremos reconocer una vez más a nuestras mujeres estudiantes y maestras, que estudian y trabajan, que además son madres y en muchos casos cabezas de hogar y cuidadoras, ejerciendo esas labores que la sociedad sigue desconociendo o desvalorizando: el cuidado y la educación de las infancias.

Estas situaciones han hecho que la educación en el caso particular de la escuela sea una labor fundamentalmente femenina, y que la virtualidad sea la única posibilidad para muchas de nuestras estudiantes de formarse profesionalmente: alrededor de 2500 de nuestros estudiantes son mujeres. Por eso reconocemos esos esfuerzos dobles que hacen por acceder a la educación superior.

Esto nos invita a seguir pensando como profesionales de la educación, porqué sus trabajos siguen siendo los peor pagados, porqué se mantienen las brechas salariales, y las razones por las que faltan apoyos reales para las mujeres que son madres y cuidadoras.

A nuestras estudiantes y profesoras, todo el reconocimiento en este mes.

 

Por:

Doris Lised García Ortiz

Licenciada en ciencias sociales, Magister en Estudios Sociales, Doctora en Estudios Sociales. Coordinadora del programa de ciencias sociales del Politécnico Grancolombiano