“Las personas más felices son las que están ocupadas, porque sus mentes no tienen tiempo para pensar en preocuparse.”
Kate Morton
La ansiedad y el estrés se ha convertido en los trastornos más comunes en la actualidad. La aceleración de los mercados, los cambios… son muchos los motivos por los que las personas hoy en día están sometidas a circunstancias de vida difíciles y retadoras. Todo esto se ve reflejado en los entornos laborales, ya que son estos donde el ser humano se desarrolla y comparte la mayoría de su tiempo productivo.
Es de gran importancia comprender el concepto de preocupación, que deriva del latín praeoccupatio, acción vinculada principalmente con la generación de zozobra, inquietud y nerviosismo. Este estado, tanto emocional como psicológico, afecta fundamentalmente a las personas en su ámbito laboral. Cabe destacar, que puede aparecer de diversas maneras, así como niveles de intensidad. Estos se relacionan con exceso de las demandas laborales, horarios exigentes, falta de supervisión de las tareas, como también la generalización de que no se tienen los recursos suficientes para cumplir con las responsabilidades laborales.
Es importante detectar si nos estamos preocupando más de lo normal, diferenciando lo que es una preocupación adaptativa normal ante situaciones desafiantes del día a día y que no han ocurrido, a una preocupación negativa que pueda producir malestar o afectar de alguna manera nuestras relaciones en el trabajo, como también la salud física y mental de los individuos. En ese sentido, las primeras nos permiten enfocarnos en la acción para evitar precisamente las segundas, es decir, los eventos dañinos o negativos perjudiciales para nosotros o para las demás personas.
Por eso, la inteligencia emocional puede ayudar a identificar las emociones que sentimos cuando nos preocupamos en exceso y por lo tanto reaccionar de forma positiva a nuestras emociones, sintiendo que no estamos en lucha constante contra lo inevitable, relajando la mente de una forma más comprensible. De este modo, estaríamos cambiando la preocupación excesiva negativa por una preocupación positiva adaptativa.
Para resumir, el conocimiento emocional es importante para entender la ansiedad que provoca la preocupación en exceso, de esta manera gestionar inteligentemente las mismas a través de herramientas que puedan ayudarnos a distanciarnos emocionalmente de ellas, principalmente las que solemos acompañar de visualizaciones negativas. Si bien es cierto, nuestras emociones son importantes ya que son suministran información valiosa, el manejo de estas es fundamental para minimizar el efecto de la preocupación excesiva, con efectos muy negativos en el entorno laboral.
Por:
Dra. Lisbeth Marina Molero Suarez
MGs. Francisco Jose Pastor
Docente de la Escuela de Estudios en Psicología, Talento Humano y Sociedad