Originalmente concebidas como plataformas para conectar a las personas, las redes sociales han evolucionado hasta convertirse en algo más profundo, incluyendo información sobre la vida de cada ser humano que las utiliza.

En los últimos años, estas tecnologías han transformado nuestra manera de interactuar, convirtiéndose en un elemento aspiracional donde publicamos selectivamente aspectos que deseamos mostrar, ocultando muchas realidades. Esto encapsula una realidad innegable: las redes sociales han trascendido su propósito inicial de comunicación global para convertirse en extensiones digitales de nuestras identidades y pensamientos.

En este espacio digital, los límites entre realidad y fantasía a menudo se desdibujan. La integración profunda de las nuevas tecnologías en nuestra vida cotidiana, especialmente en el contexto postpandemia, ha afectado no solo nuestras relaciones interpersonales sino también nuestros comportamientos y actividades de ocio, teniendo un impacto significativo en la salud mental, especialmente en niños y adolescentes.

Redes sociales en niños y adolescentes

El uso de redes sociales puede tener aspectos negativos como positivos. Por un lado, el compartir contenido en línea le permite a una persona expresarse, conectar con amigos y familiares, desarrollar habilidades creativas y digitales; también permiten conocer cómo se maneja de una forma diversa el mundo digital. Sin embargo, puede exponer a una persona a riesgos como el ciberacoso, la explotación de sus datos y la pérdida de privacidad.

Es común que niños desde edades tan tempranas como los 6 años conozcan diversas redes sociales: Instagram, Facebook o Tik Tok, o que usen canales de YouTube. Estas redes son usadas por sus padres o cuidadores, e inclusive se les puede permitir usarlas para darles momentos de distracción, mantenerlos ocupados mientras los adultos hacen otras tareas, sin darse cuenta de los graves efectos que estas herramientas pueden tener a tan cortas edades.

Aunque se puede pensar que el uso indiscriminado de estas tecnologías no tiene relevancia, se estaría fomentando un ambiente donde niños y jóvenes en crecimiento tienen acceso a información de diversa índole, que en ocasiones pueden no ser adecuada para su edad. Además, se estarían facilitando las condiciones para generar tecno dependencia en los futuros adultos.

Se ha investigado la incidencia de enfermedades mentales y psicológicas asociadas al uso de las redes sociales. Un acceso a edades tempranas puede generar situaciones de ansiedad y estrés, dadas las posibilidades de ciber acoso presentes, además de la comparación constante con estándares de vida muy diferentes a los de los usuarios. Además, la proliferación de noticias falsas y la polarización de opiniones pueden distorsionar la percepción de la realidad, creando burbujas informativas que limitan la comprensión del mundo.

Según una encuesta realizada por estudiantes de enfermería en Río de Janeiro, el uso de redes sociales es universal entre adolescentes de 12 a 25 años, admitiendo su uso constante en la vida cotidiana. El 27 % utiliza principalmente Instagram, WhatsApp y Facebook, redes con gran impacto en el pensamiento crítico y en cómo socializan, formando relaciones interpersonales. Un 34 % expresó preocupación por la divulgación de datos personales, y el 27 % reportó sentir vergüenza ante la posibilidad de ser objeto de burlas.

Consejos finales

A continuación, presentamos algunos consejos que pueden servir para un uso más apropiado de los dispositivos móviles y de las redes sociales en menores:

Para finalizar, es importante que padres y educadores guíen a los jóvenes en el uso responsable de internet, enseñándoles a proteger su información personal y comportarse de manera ética en línea. Es fundamental fomentar la comunicación abierta para que los niños y adolescentes se sientan seguros al hablar sobre sus experiencias en línea y buscar ayuda si la necesitan.

 

Por:

Juana Daniela Naranjo, estudiante de Ingeniería de Sistemas

Gabriel Ávila Buitrago, docente de la Escuela TIC

Semillero CRITIC

Politécnico Grancolombiano

 

Referencias bibliográficas: