Gracias a la Ley del 21 de mayo de 1851, que entró en rigor desde el 1 de enero de 1952, se estableció oficialmente la abolición de la esclavitud en Colombia. Tras 150 años de este importante hecho histórico, el Congreso consideró que cada 21 de mayo sería la fecha oportuna para conmemorar la afrocolombianidad, así como declaró que este mes estaría dedicado a celebrar la riqueza de la herencia afro de las poblaciones negras, raizales y palenqueras de nuestro país.

Bajo este panorama, esta fecha es perfecta, no solo para hacer memoria sobre la contribución de las poblaciones negras en el proceso de edificar el país que hoy conocemos, sino para identificar algunas expresiones derivadas del racismo en las que incurrimos sin darnos cuenta y que solemos usar en nuestra cotidianidad. Valdría la pena preguntarse: ¿qué puedo hacer para evitar decir las expresiones que provienen de un pasado racista y que nos afectan como sociedad? Acá van algunos pocos consejos que podrían funcionar, sin importar como luzcas:

En síntesis, esa clase de pensamientos, materializados en un saludo, un elogio o en chiste, por más inocentes que parezcan, son expresiones racistas que reproducen violencia. Lo más peligroso de su accionar es la constante negación de su fuerza, de sus alcances y el hecho de pensar que nos parezca insignificante.

En otras palabras, es usual que muchas veces no nos detengamos a problematizar esta fase agresiva y constante de un racismo que afecta, daña y escala a instancias cada vez más elevadas, por lo que, lejos de ser nichos aislados que se desvanecen, posterior a que la persona emite su comentario propio del lenguaje y del pensamiento ideológico esclavista, su alcance se puede ver materializado en un daño emocional para quienes lo reciben y en la afirmación colectiva que necesitan quienes legitiman la violencia racial. Por todo esto y mucho más, vale la pena cerrarle la puerta al racismo hoy, el día de la afrocolombianidad, en el mes de la herencia africana, y todos los años, por siempre.

 

Por:

Diana Alexandra Torres

Magistra en Estudios Culturales

Profesora de la Licenciatura en Ciencias Sociales

Politécnico Grancolombiano