Sebastián Chacón Marín
Director Escuela de Negocios y Desarrollo Internacional del Politécnico Grancolombiano
¿La hoja de ruta económica que el país necesita?
“Pacto por Colombia, pacto por la equidad” es como se denomina el Plan Nacional de Desarrollo (2018-2022), involucra diversidad de estrategias y posibles soluciones a las problemáticas más complejas que posee nuestro país. Dada su trascendencia, enmarcará los resultados y el desempeño del gobierno para los próximos años, desde lo económico, político y social.
El Plan estipula que Colombia alcanzará el crecimiento económico del 4% para el final del cuatrienio, meta ambiciosa considerando que en 2018 la cifra fue de solo el 2,7%. Las estrategias para alcanzarlo no son claras, ni vislumbran una transformación profunda del sistema productivo nacional, tampoco generan caminos sólidos para el desenvolvimiento de la empresa.
Por un lado, se plantean aranceles en productos como los textiles, lo cual afectará de manera considerable los precios y la competitividad. La evidencia en nuestro país ha demostrado que estas medidas no llevan al mejoramiento de las empresas nacionales, por el contrario, trae repercusiones en los mercados internacionales y fomentan el contrabando.
Por otro lado, la economía naranja como estrategia novedosa del actual gobierno, no logra establecerse como el motor del crecimiento económico del país, evidenciado en sus aportes al PIB y en las proyecciones de diferentes investigadores. Dadas las condiciones actuales, se siente el vacío en el plan sobre caminos que inciten a mejoras en nuestra economía en términos de industrialización y que fomenten la participación en cadenas de valor impulsadas por el comercio internacional.
Los temas fiscales en el PND son trascendentales para la puesta en marcha de las actividades y políticas propuestas, la problemática radica en que los ingresos de la nación no compensan los compromisos dados en el presupuesto nacional. Esto debe resolverse tratando de no gravar con más impuestos a los ciudadanos de a pie, quienes sienten que su poder adquisitivo se ha visto afectado, así mismo los empresarios han manifestado que necesitan ayudas del gobierno para incentivar la producción y la generación de empleo.
Esta situación es compleja, la pasada ley de financiamiento se concibió como solución de corto plazo, pero no se estructuro de manera que conlleve al desarrollo económico de nuestra nación. Las calificadoras de riesgo e inversionistas internacionales se encuentran a la expectativa de lo que pueda suceder.
El comportamiento económico en el corto plazo estará dado por las rentas del sector minero energético, el cumplimiento de los acuerdos de paz, la jurisdicción especial para la paz y la política fiscal.
Para alcanzar las metas propuestas nos falta ser más ambiciosos, establecer estrategias en conjunto con la empresa privada y fomentar el emprendimiento. Así mismo políticas que promuevan la inversión extranjera beneficiosa, la que trae consigo nuevas tecnologías, desarrollos, innovaciones, empleo y mejores condiciones.
La hoja de ruta que apruebe el congreso en los próximos días debe estar encaminada al fomento de la economía y el bienestar de todos los colombianos. Como profesa su título “pacto por Colombia, pacto por la equidad”. Confiemos que así sea.
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