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Redacción: Javier Baquero – Jaba

 

Cali – Colombia. Emocionante y con mucho éxito fue el regreso de Don Pablo Hermoso de Mendoza a la capital del departamento del valle. Tres orejas, la puerta grande y el cariño de una plaza que «casi» se llenó. Luque se justificó y Naranjo sacó la casta del caldense.

Cali – Colombia. Emocionante y con mucho éxito fue el regreso de Don Pablo Hermoso de Mendoza a la capital del departamento del valle. Tres orejas, la puerta grande y el cariño de una plaza que «casi» se llenó. Luque se justificó y Naranjo sacó la casta del caldense.

 

En la primera de la comparecencia del mejor rejoneador del mundo se lidiaron astados de la dehesa cundinamarquesa de Juan Bernardo Caicedo, bien presentados en general y de juego desigual para los actuantes. El mejor cayó en las manos de Don Pablo para arrancar con suavidad y dominio total de sus cabalgaduras las dos orejas.

 

El rejoneador que este año ha tomado la decisión de comparecer a la totalidad de la temporada colombiana, llegó a Cali para iniciar su periplo acompañado de quince cabalgaduras de las cuales utilizó en Cañaveralejo a: Garibaldi, Chenel, Dalí, Manolete, Estella, Pisciano e Icaro, todos luciendo sus mejores ejecutorias y domas.

 

El Maestro Navarro mostró sus dotes de gran caballista, montando con mucho acierto sus jacas toreras. Recortes, toreo a dos pistas, cambios de franco, piruetas en la cara, toreo de costado, clavando al estribo y rejones certeros fueron algunas de las perlas que nos dejó el torero de Estella.

 

El público que concurrió en gran número, eso sí sin alcanzar el lleno, pero si recordando tardes de grandes entradas, se deleitaron y es que para eso vinieron. Los aciertos de Don Pablo no dejaron perder los oles que pedían salir de las gargantas de los aficionados. La emoción broto desde el primer momento y alcanzó instantes cumbres, sobre todo en el tercero del festejo cuando Pablo lidio a un toro con motor, acometividad, fijeza y mucho son. En el que cerró el festejo el comportamiento fue diferente y nos permitió ver al otro Pablo, al inteligente, al que expone toreando muy cerca, al que hace que los defectos o desventajas del toro se conviertan en materia prima para logar importantes ejecuciones.

 

Él definitivamente es el maestro del rejoneo actual. Al final de la tarde Pablo salió por la puerta del Señor de los Cristales tras haber cortado las dos orejas de su primero y una justa en el que cerró el festejo.

 

Daniel Luque era el extranjero que ocupaba otra plaza dentro de los de a pie y estuvo bien, en torero valiente y con mucha disposición, solucionando problemas y pintando muletazos de exposición y merito, sin embargo su desempeño no alcanzó para el corte de trofeos.

 

La Cuota nacional estuvo en manos de Santiago Naranjo, el torero manizalita que justificó su inclusión al brindar dos buenas faenas. Guerrero, voluntarioso, valiente, con clase y cabeza, pero sobre todo con entrega. En su primero perdió las orejas por culpa de los aceros y en su segundo llevó consigo un apéndice. 

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