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Whatever Gastronomy

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Yo trabajo un año completico para tener 15 días hábiles de vacaciones y poder conocer otro país. En el camino casi siempre me he encontrado a un alemán que lleva seis meses viajando, tiene 25 años (o menos) y no trabaja. Les he preguntado mil veces cómo lo hacen y aún(...)

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En esos viejos edificios del centro de Bogotá siempre hay nuevos lugares por descubrir. Uno de ellos está escondido en el cuarto piso de uno de tantos bloques que hay en la zona. Marfalitos, como se llama el que traigo hoy, es un local de decoración particular -circense(...)

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¿Cuándo se puede decir que un restaurante es un clásico? Hay un local de comida de mar en Chapinero que no ha mojado tanta prensa, pero lleva 18 años funcionando sin parar. Y digo sin parar, porque tiene como política no cerrar ningún día del año. Ninguno. El dueño(...)

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La heladería nació muerta. Días atrás, el joven dueño había decidido comprar una máquina para hacer helado con la plata de la cuota inicial de su apartamento. Pero nunca se imaginó que en ese mismo año, por allá en el 2010, un invierno bíblico caería sobre Colombia.(...)

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Le he escuchado a mucha gente un tufillo maluco cuando habla de Miami. Dicen con desdén que está llena de latinos, que todo el mundo habla español, que es una ciudad sin cultura y hasta tienen el descache de compararla con ciudades colombianas. El tema es que sí, Miami no es(...)

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La soledad del estudiante termina por ser la mejor escuela en la cocina. Tal fue mi caso, que lejos de casa aprendí a defenderme, pero no sin antes quemar unos buenos pedazos de carne, ahumar el arroz y carbonizar las tajadas. Al final volvía a lo de siempre: un sándwich. La(...)

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Verdes, fríos y románticos, así son para mí los cerros de Bogotá. Ya quisieran muchas ciudades tenerlos. Ahí, perdidos en esas moles de tierra y piedra, se esconden varios buenos restaurantes, donde se puede pasar el rato. Uno de ellos, El mirador de las brujas, tiene sus(...)

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A una media hora en lancha de Buenaventura está Piangüita, una playa de aguas tranquilas donde mi padre nos llevaba a conocer el Pacífico. En el hotel donde nos quedábamos (si es que se le podía llamar hotel), Pacho -el dueño- salía religiosamente cada día con su hacha al(...)

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La de hoy es de esas ideas que uno dice: ¿por qué no se me ocurrió primero? Los que nos divertimos en la cocina improvisando platos -unos buenos y otros no tanto-, casi siempre hemos pensado (¡como si fuera fácil!) en el disparate de montar un restaurante. Pues bien, el(...)

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Mi papá es más tulueño que la chuleta con Popular. Ni siquiera le gusta ir a Cali y Bogotá lo enferma. Por eso, porque de su pueblo no sale, el viejo no acepta otros sabores que no sean los suyos y el tiempo lo ha convertido en un fundamentalista defensor de la gastronomía(...)

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