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Cuando andaba en la etapa escolar, por pura casualidad y algo
de obligación leí dos libros que llegaron a la biblioteca familiar porque
sí. En ese entonces tendría trece años, me gustaba más escuchar el zoológico de
la mañana y ver una serie gringa llamada ‘Viajeros’, protagonizada por Jon-Erik
Hexum (murió accidentalmente en un set de grabación) y Meeno Peluce, quienes
con la ayuda de un
artefacto del
tamaño de un reloj, llamado Omni, se transportaban a distintas épocas de la
historia de la humanidad permitiéndoles cambiarla cuando el ‘aparatejo’
presentaba una luz roja indicando que el rumbo no era el correcto. 

En uno de
sus capítulos, los protagonistas evitaban que el famoso y temido ‘
Billy the Kid’ asesinara a
Theodore Roosvelt  (sexto presidente de
los EE.UU) y en medio de la trama recordé que había visto algo referente al
pistolero en los dos nuevos habitantes de la oficina de mi viejo: ‘El bandido adolescente’, de Ramón José
Sender
, una biografía novelada de
William H. Boney, alias ‘Billy the Kid’, ese personaje legendario que se inició en la delincuencia
recién salido de la niñez y que murió acribillado por las balas a temprana
edad.

La curiosidad me
llevó a cruzarme con otro libro un poco más complicado: ‘Belle De Jour’ de  Joseph Kessel.
La historia de la doble vida que llevó por meses la noble ama de casa
Séverine en una casa de citas.
Obviamente, cuando me vieron leyendo una obra indebida para un muchachito de
esa edad, los reclamos y regaños no se hicieron esperar, pero opté por la fácil
y me salí por la tangente diciendo: “malo
si leo y peor si lo hago, quien los entiende, carajo”.
Aunque  pude continuar con la lectura de la novela, el
dolor del bofetón propinado por mi mamá a causa del tonito utilizado en la
respuesta, duró un par de días.

Confieso que ese primer encuentro con la lectura y el
condicionamiento de la nota,  fue un
momento de inmensa felicidad. Recuerdo las  noches en que leía y leía, a veces en voz alta
me escuchaba y anotaba con lápiz lo que no entendía hasta que empezaba a
clarear y descubría, que había pasado la noche de largo escuchando a Deysa Rayo
y ley
endo.

Me gusta leer, aunque leo más bien poco de lo que realmente
quisiera.  He leído otros libros menos
insoportables y más leves, pero no tan buenos y propicios para encender el
debate. Soy un convencido de que una buena cuota de lectura se encuentra en el silencio
y soledad, que se van dificultando cuando empiezas la etapa de los hijos,
entonces la literatura cambia.

Hace un par de meses descubrí en una noche de navegación por
la web 2.0 ‘
El
Libro Total
, una muy interesante propuesta santandereana, que busca incentivar
y recuperar el hábito por la lectura a partir de la recopilación de obras
clásicas, poesías y novelas, con un valor agregado, la integración de la
literatura con las TIC. Esta  biblioteca
digital
no sólo permite que se acceda al texto
literario, sino a todos los textos. Por ejemplo, ‘
La divina comedia’ está digitalizada
en el toscano original de Dante y en sus principales traducciones; además,
cuenta con enlaces interactivos a iconografía y música relacionadas con los
temas, capítulos o palabras específicas del libro. También hay diccionarios
disponibles, antiguos y modernos, junto con la posibilidad de escuchar las
obras leídas.
 Otra de sus novedades,
es que
permite  obsequiar
un libro o simplemente, dedicar un aparte del mismo a través del correo
electrónico.

Es preciso aclarar que estos libros no son PDF que se cuelgan en la
web. Si usted visita ‘El Libro Total’ encontrará un diseño llamativo,
totalmente hecho por el equipo de trabajo con imágenes alusivas al tema,
comentarios de especialistas, diccionario para palabras desconocidas y
 lectura con voz del propio autor,
herramientas que no se posibilitan al máximo si fuera un simple ‘colgandejo
virtual’.

Actualmente, tras varios años de funcionamiento, ‘El Libro
Total’ reúne una colección alrededor de 40 mil títulos literarios, entre
novelas, cuentos, crónicas, poesía, teatro, de más de tres mil 500 escritores
de obras clásicas, libres de derechos de autor[1],
y modernas que han sido donadas por sus autores.

Esta plataforma web nació en Bucaramanga hace cinco años gracias
al
esfuerzo interesante de reunir la literatura clásica
española e hispanoamericana, propiciado por la Fundación Colombiana El libro Total 
SYG.

Tal riqueza literaria ha llegado a los lectores en más de
1650 ciudades en cerca de 146 países en el mundo, contando con un promedio
diario de 70 mil páginas consultadas.

Por eso, si anda con ganas de sentarse a leer un rato, visite
http://www.ellibrototal.com y viaje por el maravilloso mundo de
las letras.

Álvaro Rodríguez

Asesor de CCD

alvarorodriguezdiaz@gmail.com

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2 Comentarios
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  1. Sencillamente espectacular el aporte, ahora lo mas importante es saberlo utilizar y compartirlo con todos nuestros contactos. UN CONSUMIDOR BIEN INFORMADO, NUNCA SERA ENGAÑADO(aconsumar@gmail.com).Abrazo civico para todos

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