Molén: ¡Hola! la sección cambia de día y nos cambiamos al domingo, y bueno espero que les guste el tema de hoy.
Norma: ¡Hola! Todo el mundo presume a sus hijos obedientes, no falta en alguna reunión, una mamá muy orgullosa que dice: mi hijo es muy obediente, nunca me reclama nada, todo le gusta y siempre está de acuerdo.
Obviamente, yo me quedo callada, por lo regular, nunca cae bien la psicóloga que interviene, cuando a uno no le llaman.
Créanme que ser psicóloga no es fácil, uno debe aprender a quedarse callado, aunque en cada reunión, a uno le dan ganas de gritar: ¡Tu hijo no es obediente, tu hijo tiene miedo! ¿Y de qué tiene tanto temor ese niño?, pues tiene miedo de perder el amor de alguno de los padres, y ya no digo nada si hay golpes, pero es que basta con las palabras: las niñas bonitas se mantienen calladas, mamá se va poner triste si no vas a clase de ballet porque a mamá le hace muy feliz verte, o ¿qué tal ésta?, si eres una niña buena y obediente, Santa te va traer muchos regalos, así que haz la tarea.
Los niños van creciendo y obedeciendo sin pensar en sus propias necesidades, sin entender que no nacieron para hacer felices a sus padres sino a sí mismos, y entonces crecen adultos con sentimientos de culpa cada vez que tienen placer por lo que les gusta, o de lo contrario, soldaditos que van formados por la vida sin creatividad ni luz propia, pero eso sí, hombres y mujeres de bien que hacen lo que la sociedad les dicte.
No falta el niñote de 40 años que sigue acompañando a mamá los domingos a misa, en lugar de estar con su pareja, familia o jugando golf con sus amigos, pero, de verdad, no hay nada más deprimente como esa escena, ya que si a esa edad todavía no logra separarse de sus padres, nunca lo hará.
Y sí, el verdadero desarrollo y crecimiento de una persona reside en eso, en separarse para crecer, de lo contrario seguiremos creando soldados sin mayor pensamiento que el heredado.
Yo sé que muchos padres, no les gustará mucho lo que leen, y es que los hijos deben de estar siempre pegados como muérgano, y esa niña que sigue yendo con mamá a todas las reuniones, que no sale por cuidarla y no es capaz de formar una pareja, se convertirá en una adulta amargada y sin vida.
Dejen a sus hijos escoger sus sueños, sus actividades, déjenlos libres y aliéntelos a salir, a conocer, a viajar y sobre todo a dejar el nido, para que se vayan y crezcan y no piensan que por pasar meses sin ver a mamá son malos hijos, porque al contrario, son seres humanos que solo buscan crecer y ser felices.
¡Les deseo una hermosa semana y muchos besos!
Molén: Gracias Norma y para cualquier duda o sugerencia los invito a que nos sigan en nuestras redes sociales.
Página de Facebook es Psicóloga Norma Luján
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