Antes de Santa Clauses y otros especímenes importados a la fuerza desde polos lejanos. Antes de que en nuestros Andes y sus poblaciones –Guachucal (Nariño) y Cochabamba (Bolivia) entre otras– las llamas, alpacas y vicuñas fueran devoradas y desterradas sin piedad por rebaños advenedizos de renos, antílopes, trineos y muñecos antropófagos de nieve con sus fálicas narices de zanahoria, todas las cosas por esta época parecían un tanto menos artificiales.
No había ciclorrutas nocturnas ni notas de fin de año desde el Parque El Virrey con Carolina Cruz y Laura Acuña. Abundaban las Chispitas Mariposa (Las luces de bengala para niños) y las Estrellitas Torero (¡Cómo brillan!, iluminan tu alegría).
Está bien:
Pero hoy, más que en cualquier momento, la palabra Navidad ha ido envolviéndose en un manto de billetes y recibos de datáfonos, y abandonando al tiempo esa supuesta esencia pía de otros tiempos.
Y es que, si miramos al asunto como está, ¿no hay acaso cierto olor a extranjerismo arribista en las navinieves y los icopores circulares, los gorros rojos semifrigios, los calcetines adheridos a las bocas de las chimeneas de Bogotá, los bastoncillos de dulce, las fotos con Papás Noeles, contratados de seguro por las respectivas entidades administradoras de centros comerciales, sus barbas de algodón, sus mejillas sonrojadas a punta de Yanbal, y sus vientres agrandados con espuma? Y sobre todo en los Merry Christmas, por lo general mal escritos y peor pronunciados en las vitrinas rebosantes de prendas con fecha de caducidad en tenderetes y almacenes, ansiosas por ser adquiridas a crédito y convertirse en regalos.
¿Y qué decir de las películas de temporada? Ya desde los tiempos de un aún impúber Macalay Caulkin y sus escenas en Rockefeller Center de Nueva York, se veía que las cosas estaban por empeorar. Ya he visto una o dos listas para ser exhibidas, muy a pesar de aburridos padres y tíos, que obligados tienen que hacer su visita de rigor a los múltiplex según el capricho de los pequeñuelos.
Ya me imagino las leoninas contrataciones que se entregan a los empleados temporales que acceden a la ennoblecedora labor de engalanar el comercio con su papanoélica presencia.
Tendrán que admitir con estoicismo las impertinencias de los pequeños que, cual diminutas bestezuelas querrán jalar sus pelambres emblanquecidos, pinchar sus enormes panzas de goma, arrancar sus ropas como souvenir decembrino, desgolletar a sus acompañantes osos polares o pedir milagros irrealizables. Tendrán que soportar la deshidratación por causa de las altas temperaturas a las que el más resistente cuerpo sucumbiría con altas dosis de sudoración y termocefalia.
¿Qué tal esos cantos de tradición lacrimógenos y depresivos a cual más de ‘Mamá: ¿dónde están los juguetes?, mamá: el niño no nos quiere’, quizá una versión algo más antigua y criolla del Do they know is X-mas de
Papás Noeles hay para todos los gustos y economías. Está aquel vestido a la fuerza de azul por los ejecutivos de publicidad de Comcel, como también imagino que el Santa Claus del Club Deportivo Los Millonarios tampoco debe llevar su característico atavío escarlata. Los hay verdaderamente obesos, así como engordados mediante almohadas, papeles periódico y demás estrategias baratas de maquillaje. Los hay chibchas, que son la mayoría, como también sajones, que son una minoría, no importa cuánto se esfuercen quienes los representen por parecer así. Los hay de barriada y de hotel cinco estrellas.
Un asunto digno de especial mención en el marco de este memorial de consideraciones a propósito de
No todo, sin embargo, es digno de ser criticado. Mucho bien hace a nuestra sufrida clase media e incluso a los ejecutivos altos de determinadas compañías cuyo nombre de momento no he de mencionar la llegada de anchetas, cargadas, según el caso del homenajeado, con distintos ingredientes acordes con su declaración de renta.
En la ancheta del pobre no puede faltar el vino de cosecha reciente, bien sea Z, o de aquel espumoso al que llaman Madame Collete, bien promocionado en los 80 por la entonces gloria del pugilismo colombiano Miguel ‘Happy’ Lora. Tampoco merece llamarse como tal una ancheta en la que no haya sendas latas de atún y sardinas, almendras francesas, una lata de aceite de oliva ‘del barato’ así como también las clásicas galletas octagonales cuidadosamente pintadas con un mosaico que recrea al viejecillo dadivoso del Polo Norte.
Por otro lado, la ancheta de rico, que no suele llevar tan plebeyo nombre, siempre estará ataviada con su buena dosis de Cranberry Sauce, chocolatitos Ferrero Rocher, turrón de alicante, arenques en vinagre, cerezas chilenas en Almíbar y la inevitable botella de escocés. Al final tanto la una como la otra serán engullidas sin misericordia y sólo quedará el celofán arrugado y la canasta vacía.
Con respecto al Año Nuevo y lo mucho que extraño al gran Víctor Hugo Ayala interpretando las notas marciales del himno de
Mientras tanto voy agradeciendo a los no más de cinco lectores de las presentes letras su fidelidad a El Blogotazo durante este agonizante 2007, y sus siempre bienvenidos comentarios críticas e insultos a las ideas en él expresadas.
Lástima que acabaron con la pólvora, ahora los diciembres en esta ciudad son más bien re sosos y recontra aburridos. Gracias a que muchos noticieros y medios masivos a punta de embrutecer de lo lindo a la gleba, hacen tanta alharaca de los quemados con pólvora, como si el trago no hiciera daño pues. Sociedad hipócrita esta. Sociedad de arrodillados que no se cansa de copiar modas gringas.
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Lástima que acabaron con la pólvora, ahora los diciembres en esta ciudad son más bien re sosos y recontra aburridos. Gracias a que muchos noticieros y medios masivos a punta de embrutecer de lo lindo a la gleba, hacen tanta alharaca de los quemados con pólvora, como si el trago no hiciera daño pues. Sociedad hipócrita esta. Sociedad de arrodillados que no se cansa de copiar modas gringas.
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Lástima que acabaron con la pólvora, ahora los diciembres en esta ciudad son más bien re sosos y recontra aburridos. Gracias a que muchos noticieros y medios masivos a punta de embrutecer de lo lindo a la gleba, hacen tanta alharaca de los quemados con pólvora, como si el trago no hiciera daño pues. Sociedad hipócrita esta. Sociedad de arrodillados que no se cansa de copiar modas gringas.
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Lennon, en su carrera Beatle es indiscutible, pero como solista no hizo grán cosa.
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Muy buen articulo, me hizo reir mucho, es verdad todo lo que dice, sin embargo las costumbres pasadas no se han perdido del todo, en muchas casas es comun ver la mezcla de tradiciones si ndejar a un lado la colombiana. saludos
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Muy buen articulo, me hizo reir mucho, es verdad todo lo que dice, sin embargo las costumbres pasadas no se han perdido del todo, en muchas casas es comun ver la mezcla de tradiciones si ndejar a un lado la colombiana. saludos
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Muy buen articulo, me hizo reir mucho, es verdad todo lo que dice, sin embargo las costumbres pasadas no se han perdido del todo, en muchas casas es comun ver la mezcla de tradiciones si ndejar a un lado la colombiana. saludos
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Gracias a usted andrés. No se si sea que estamos envejeciendo o no, pero coincido en que cada navidad se hace más y más detestable.
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Gracias a usted andrés. No se si sea que estamos envejeciendo o no, pero coincido en que cada navidad se hace más y más detestable.
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Gracias a usted andrés. No se si sea que estamos envejeciendo o no, pero coincido en que cada navidad se hace más y más detestable.
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Toda fiesta nace con un pretexto casi siempre mentiroso buscando la diversión, un cumpleaños es un año menos de vida pero se celebra con la escusa que aumento y si es divertido todos lo recuerdan bien. Así sea con un niño que murió de treinta y tres o con los fantasmas propios e importados, la navidad es una feria y poco importa su sentido religioso, en ella muchos se divierten, otros la trabajan, los menos roban a los descuidados en el trabajo y la diversión, sí en ella se ha reído o llorado, se añora su regreso esperando el placer o se evita huyendo del dolor.
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Toda fiesta nace con un pretexto casi siempre mentiroso buscando la diversión, un cumpleaños es un año menos de vida pero se celebra con la escusa que aumento y si es divertido todos lo recuerdan bien. Así sea con un niño que murió de treinta y tres o con los fantasmas propios e importados, la navidad es una feria y poco importa su sentido religioso, en ella muchos se divierten, otros la trabajan, los menos roban a los descuidados en el trabajo y la diversión, sí en ella se ha reído o llorado, se añora su regreso esperando el placer o se evita huyendo del dolor.
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Toda fiesta nace con un pretexto casi siempre mentiroso buscando la diversión, un cumpleaños es un año menos de vida pero se celebra con la escusa que aumento y si es divertido todos lo recuerdan bien. Así sea con un niño que murió de treinta y tres o con los fantasmas propios e importados, la navidad es una feria y poco importa su sentido religioso, en ella muchos se divierten, otros la trabajan, los menos roban a los descuidados en el trabajo y la diversión, sí en ella se ha reído o llorado, se añora su regreso esperando el placer o se evita huyendo del dolor.
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Jajajajajaja. me divertiste un buen rato Andres… solo te faltaron los ringtones acordes a la fecha que en mitad de los trancones sacan de juicio a cualquiera. feliz navidad a todos los lectores
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Jajajajajaja. me divertiste un buen rato Andres… solo te faltaron los ringtones acordes a la fecha que en mitad de los trancones sacan de juicio a cualquiera. feliz navidad a todos los lectores
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Quizá la mejor ceremonia sea no hacer una ceremonia; y quedarnos con el mudo fragor de nuestros recuerdos. Aunque extrañare la noche en crabs.
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Quizá la mejor ceremonia sea no hacer una ceremonia. Aunque extrañare la noche en crabs.
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Que más homenaje que tener un día festivo en Colombia para conmemovar la muerte del muchacho 🙂
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un bonito homenaje a la anonimia. ayer fue ayer. el mundo se esta yendo mas rapido de lo que conseguimos entender.
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totalmente de acuerdo con sus reflexiones
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