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Con los hechos acontecidos últimamente en el país con motivo del muy controvertido Fallo de la Haya, ha sido particular protagonista la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores (CARE), la cual convoca el presidente para que lo aconseje sobre las decisiones que su gobierno va a tomar en aspectos de límites, marítimos en este caso, los cuales pretende modificar el fallo en mención en contra de numerosas leyes y acuerdos internacionales que no son el tema de este blog.
El tema que nos ocupa es que la CARE es un instrumento de la mayor importancia, constituido por principios constitucionales, lo cual le da estatus de herramienta de estado, por lo que por ningún motivo puede ser organizada, constituida, atendida, dirigida u orientada a conveniencia del gobierno de turno; tiene reglas y alcances que después de la constitución del 91 están reglamentadas por la ley 68 de 1993, la cual no es la primera que la reglamenta.
Es importante analizar la conformación de la CARE, percibiendo la filosofía con que fue creada. Al incluir a los ex-presidentes, se podría pensar en varios aspectos, uno que son personas que después de 4 años de gobierno entienden el funcionamiento del estado, su soberanía y los efectos sobre la misma de cualquier decisión en tratados y acuerdos internacionales; otro, su responsabilidad con el pueblo colombiano y uno muy importante, que al ser cada determinado tiempo de diferentes partidos políticos, sus decisiones colegiadas sean suprapartidistas (balance partidista reforzado exigiendo miembros de partidos diferente al del Presidente de la República en ejercicio) donde sobre todo prime el interés nacional, la patria y la integridad de su territorio.
Un punto importante a tener en cuenta es que los conceptos de la Comisión no tienen carácter obligatorio, lo que llevaría a que una decisión internacional no puede descargar una responsabilidad en este cuerpo consultivo, aunque si de luces serias de interés nacional al presidente para tomarla.
Para ejercer el cargo de miembro de la CARE, no se puede estar representando agencias, países ni personas de cualquier nacionalidad. No puede estar al mismo tiempo asesorando por ejemplo un bufete de abogados que en ese momento pueda estar asesorando a los países involucrados en negociaciones con otras potencias, sobre el mar en litigio que estudie la CARE en ese momento.
Por otro lado, hay responsabilidad no solo del gobierno, también de los miembros, por muy consultiva que sea su función. Por la importancia de los cargos que han ocupado o que ocupan es que cada miembro tiene el derecho de asistir a la CARE, y también la obligación no solo con el presidente o gobierno de turno sino con el país. No considero que haya un motivo personal o partidista, o una estrategia electoral, que sea más importante que la Soberanía Nacional. De manera que, en el momento en el que se convoque la CARE si incluye este sagrado tema, en especial todos los ex-presidentes que en su momento recibieron la confianza de los colombianos con base en cualidades personales que deben trascender el periodo de su gobierno, que nadie espera que se les desaparezca el 8 de agosto del año que entregan el poder, deben dejar lo que estén haciendo y asistir, para aportar su sabiduría y conocimiento en aras de preservar la integridad de la patria.
En uso del criterio que se espera de los miembros y su sentido común, no se debe aprovechar esta reunión para una defensa a ultranza de la responsabilidad de cada gobierno, ni actual ni pasado, en desenlaces tan amargos como el fallo de la Haya. La CARE es convocada primordial y exclusivamente para en este momento buscar soluciones que eviten que este fallo termine quitándonos 72000 km2 de mar, teniendo la absoluta claridad que soberanía que se pierde por cualquier tipo de leguleyada internacional no se puede recuperar jamás y que las acciones que no se tomen a tiempo, requerirán de acciones mucho mayores y más graves si posteriormente alguien quiera corregir lo que no se hizo oportuna y decididamente hoy.
No puede el gobernante como base de sus decisiones tomar conceptos que estén viciados por defectos en el funcionamiento o la conformación de la CARE, como sucede en este momento que los miembros que están profundamente en desacuerdo con las acciones posteriores al Fallo de la Haya y están en contra al acatamiento del mismo han ido renunciando uno a uno, mal podría hacerse una votación con los que quedan en la comisión por que quedaría el presidente con un concepto falso de que es conveniente acatar el fallo por mayoría de los miembros, cuando siendo honesto consigo mismo, con el país y con la historia, a la hora de querer conocer el verdadero consenso, más debiera tomar como votos en contra la de los miembros cuya renuncia es evidentemente un voto en contra del acatamiento del fallo de la Haya.
Con base en lo anterior es muy importante que desde el momento que se convoque la comisión como cuerpo consultivo haya completa honestidad e interés nacional en hacerlo y para eso lo mejor es que se cumplan todos los protocolos en su funcionamiento. Así, a la hora de acoger un concepto como base de la decisión, no pueda tomarse como disculpa para tomar determinaciones que a todas luces van en contra de los intereses nacionales, porque nadie ha relevado al ejecutivo de su responsabilidad y de su juramento con la mano en la constitución.
Ningún colombiano espera que en la CARE se vaya a discutir si entregan, regalan o venden una parte del territorio colombiano, sino cuales son las acciones que se tienen que hacer para no ceder un solo milímetro de nuestra soberanía. La constitución no les permite enajenar nuestro territorio, les dice que la soberanía reside exclusivamente en el pueblo, que la ejerce en forma directa o por medio de sus representantes, dándole al Presidente de la República la facultad de defender la soberanía y le señala el territorio incluyendo el mar y las islas con los límites establecidos en los tratados internacionales, aprobados por el Congreso y ratificados por el Presidente y que estos solo podrán modificarse en tratados que cumplan lo anterior; el Fallo de la Haya no es un mecanismo que la Constitución le otorgue ni al gobierno ni le permita a la CARE recomendar como legitimo para entregar territorio. Si la constitución fija unos límites, quien jura cumplir con ella está jurando defenderlos.
De manera que en la CARE lo que se llega a discutir nunca podrá ser si se entrega o no parte del territorio nacional, para lo cual no tienen la facultad, a esa importante instancia se va a discutir una recomendación al ejecutivo sobre qué medios se van a utilizar y como se va a hacer para mantener como propio el territorio que se le confió al gobierno de turno, claramente delimitado en el artículo 101 de la constitución. Van a discutir que medios legales, diplomáticos, económicos, militares o combinación de los anteriores deben usar, para nunca ceder un solo milímetro de nuestra integridad territorial.
En resumen, los colombianos esperamos que los funcionarios obren siempre con absoluta transparencia, responsabilidad, lógica e idoneidad en el cargo que ocupan. Cada funcionario debe actuar como si todos los colombianos estuviéramos viendo cada paso y decisión que toma y con la seguridad que los ciudadanos entienden cada cosa, sobre todo si esas acciones pueden llegar a afectar nuestros intereses nacionales. Para las decisiones que tengan que ver con los temas limítrofes y por ende con la Soberanía Nacional, el estado por medio de la Constitución Nacional le da al gobierno una herramienta consultiva de la mayor importancia que es la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores, mostrándole con toda claridad que no hay interés que goce de mayor importancia y que influya por igual a colombianos pobres y ricos, de cualquier región, partido político, gremio, raza, credo y género que la integridad de nuestro territorio. Cuando en nuestra democracia la mayoría elige un gobierno, correcta o equivocadamente, se espera que acierte en algunas cosas y se equivoque en otras, pero que al finalizar su mandato entregue sin la más mínima muesca el mapa del país tal cual como se le entregó un 7 de agosto, no hay responsabilidad mayor que esa, “SÍ ASÍ LO HICIEREIS, DIOS Y LA PATRIA OS LO PREMIEN Y SI NO, EL Y ELLA OS LO DEMANDEN”.
