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Una expresión nacional de amor patrio. Nos cuentan que el primer desfile fue el 20 de julio de 1810, en una expresión espontanea de ciudadanos de a pie, por las calles de Bogotá, ondeando banderas, coreando consignas en apoyo a la causa independentista y en rechazo al dominio español. A lo largo de los años se fue formalizando, siendo siempre el evento más significativo de nuestra nacionalidad, recordando no solo la independencia del yugo español, pero también que somos un pueblo libre y soberano.

Los desfiles militares existen en la historia desde el inicio mismo de los ejércitos, en un principio para mostrar poderío y disciplina, mandando algún mensaje a los enemigos reales o potenciales, que a la vez elevaba la moral de las tropas y les daba confianza al ser vitoreados por el pueblo que representan y defienden. El desfile del 20 de julio, ha sido siempre un evento militar por excelencia, más que un evento gubernamental o político. En algunas ocasiones los países también los usan para celebrar grandes victorias militares o antecediendo conflictos o momentos de los mismos, siempre en exaltación del poder militar de una nación.

Los desfiles militares son eventos patrióticos que generan orgullo nacional y celebran el heroísmo y el sacrificio de los soldados. Los desfiles también son una oportunidad para mostrar avances tecnológicos en el ámbito militar y promover la industria de defensa o adquisición de nuevas capacidades de las fuerzas participantes, incluyendo acompañamiento de vuelos por la Fuerza Aérea de cada país, que en maniobras vistosas y ordenadas acompañan desde el aire el paso del desfile terrestre.

La participación de representantes de los tres poderes de la nación y el acompañamiento de las fuerzas vivas en las tribunas exalta el nacionalismo y muestra un respaldo total y reconocimiento a las Fuerzas Militares de un país y en nuestro caso a las Fuerzas Armadas de Colombia, al incluir en el mismo a la Policía Nacional, e incluso otros cuerpos organizados del país.

Es fácil entender entonces que el único enfoque que le debemos dar a nuestro desfile es el de apoyo a nuestras Fuerzas Armadas, enfatizando que la participación de todos y cada uno de los poderes y fuerzas vivas de la nación lo único que muestra es una cohesión nacional alrededor de sus Fuerzas Militares y de Policía y una manifestación clara de legitimidad institucional democrática, de la mayor importancia para el futuro como nación.

Esta tradición centenaria debe mantenerse independiente del gobierno de turno y el hacerlo muestra su respeto por las tradiciones y costumbres militares, que debe ser acompañado por el pueblo colombiano, en especial en un momento de alborozo patrio como es la noticia de que un nuevo ataque a nuestra soberanía fue rechazado definitivamente, aunque un pendiente en la confirmación de nuestro mar territorial que hemos protegido, con el esfuerzo de esas mismas fuerzas militares que en el caso del Archipiélago de San Andrés y Providencia representa innumerable horas de patrullaje de nuestros buques de guerra, de nuestros aviones de combate y de Infantes de Marina habitando esas islas del norte, confirmando cada día nuestra soberanía incuestionable.

El desfile del 20 de julio es un acto de patriotismo esencialmente militar. Los veteranos de la patria no pueden permitir que lo politicen, ni polaricen, nosotros somos los guardianes de nuestras tradiciones y nuestro ejemplo es fundamental para mantenerlas en el tiempo sin importar el momento de la vida nacional. Mientras las Fuerzas Militares y de Policía sean fuertes y respetadas por los colombianos, hay garantía de que se continúan defendiendo las instituciones y su existencia, garantizando que nuestra democracia es solida y perdurará en el tiempo.

Los veteranos podemos participar desde las tribunas, desde la calle, hacer grandes grupos de apoyo, con nuestras familias vitoreando el paso de nuestros sucesores, recordar que en varias oportunidades estuvimos ahí, tenemos todas nuestras esperanzas fincadas en que ellos mantendrán nuestro legado y continuarán manteniendo nuestra soberanía y el orden interno para tranquilidad de la sociedad y nuestras familias, es el momento del apoyo sin egoísmos, sin dudas emocionales, es el momento de aplaudirlos por la patria.

Además de todo lo anterior, este año el desfile tiene un ingrediente especial, al celebrarse el Bicentenario de la Armada Nacional, que según entiendo las otras fuerzas le van a rendir una especial deferencia haciendo que encabecen ese desfile con el sonido especial de sus gaitas y el acompasado paso de sus hombres al frente, doscientos años de la grandiosa batalla naval que selló nuestra independencia 4 días y trece años después de ese grito de independencia del 20 de julio.

Es hora de celebrar, exaltar triunfos y reconocer esfuerzos presentes y pasados, es el turno de los colombianos de vitorear a sus Fuerzas Armadas, incluyendo los veteranos, como si lo hicieran ante el espejo, porque todo lo que es la Fuerza Publica hoy, viene en continuación del esfuerzo de quienes los precedieron, eso no debemos permitir que nadie nos lo quite y seguramente seremos quienes mantengamos las tradiciones como respaldo a nuestra legitimidad nacional.

Viva el 20 de julio, Vivan nuestras Fuerzas Militares y de Policía. ¡Viva Colombia!

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