Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

Se ha tratado en estos últimos días de convencer a los colombianos que la inflación está bajando. Nada más lejos de la realidad en datos oficiales como en el costo real, en especial de los alimentos, una inflación que en el pasado reciente estuvo en el 3.62 %, luego en el 5.65 %, y que hoy está por el 12.13 % no está bajando, ni hay forma de asegurar y sostener esos datos. Que haya estado en el 13.34% y haya disminuido el alza de la inflación a 12.13% no es que baje la inflación y muchísimo menos que este bajando el costo de los alimentos y otros productos.

Y es que el costo de los alimentos es un gran componente de la inflación en Colombia, en diciembre 2022 llegó a 27,8 % y en marzo estaba supuestamente por un 20 %, al menos en las cifras oficiales, siendo afectados principalmente por el alza de la gasolina y los altísimos precios del dólar que en enero rompió el récord histórico pasando de los $5.000 pesos.

Y el precio de los alimentos no solo afecta los índices de inflación. Cuando los precios de alimentación se desbordan afecta toda la economía, en alguna forma se entra a regular el consumo general de gran parte de los habitantes. Ningún padre o madre, responsable, va a llegar con una camisa o un par de zapatos nuevos a la casa en que no tiene para comer. Si el dinero solo alcanza para comer tres veces al día durante el mes, de esa mesada no saldrá un solo peso para ropa, restaurante, cine, parque de diversiones, peluquería, nada diferente a subsistir y eso se ve en algunos centros comerciales. Cada vez más almacenes de ropa cerrando y ese local lo toman locales de comida que es lo único que algunos están comprando y algunos ni eso, cada vez más trabajadores llevan su lonchera o portacomidas, porque el alto costo de los alimentos, mas el impoconsumo les impide almorzar los ya carísimos almuerzos ejecutivos.

En ese aumento del costo de alimentos hay una gran incidencia de las empresas de alimentos que exportan productos a países de mejor poder adquisitivo, donde pueden poner precios competitivos con los precios de empresas de allá, porque los adquieren personas con salarios dos o tres veces nuestro salario mínimo. Al venderlos allá fácilmente, vienen a colocarle el mismo precio acá, pero para que los paguemos con el poder adquisitivo de nuestro salario mínimo y es así como esas empresas en las áreas de lácteos, café, carne y otros, artificialmente suben precios de nuestro alimentos, haciéndolos incomprables para muchos y jalonando al alza el precio de sus competidores que ven que los estan pagando.

Con el agravante que a medida que el dólar se iba hasta los $5.000 iban subiendo los productos, pero desafortunadamente el precio de los alimentos que sube en Colombia muy rara vez vuelven a bajar. Las empresas se empiezan a jactar de grandes ganancias y a mostrar las grandes inversiones y nuevos almacenes, cuando en la realidad obtienen unas grandes ganancias por precios que muchos siguen pagando, pero más ya no pueden pagar y dejan de comprar esos productos. Aun peor, en productos como la mantequilla y la harina que son base de panadería, y otros, terminan también subiendo aceleradamente la inflación de alimentos directos y procesados.

El huevo, que estuvo en $500, ya esta rondando los $1000, con el precio de concentrados del dólar a $5000 nunca se devolvió a pesar que recientemente bajó de $4000. La mantequilla, la leche, la carne, el café tampoco, así la inflación se mantiene por encima del 12 %. La verdad el aporte de estas empresas y las grandes superficies a la inflación es decisivo, en lugar de tener fundaciones donde supuestamente ayudan los más pobres, me imagino que solo para reducir impuestos, deberían tener una mayor conciencia social y no tener ganancias excesivas por mantener los precios muy altos innecesariamente.

Precios que no están basados en costos de producción y ganancias proporcionales, sino en la posibilidad de precio en países con salarios mínimos mayores, que si acá los queremos consumir debemos pagar al precio de allá y una vez pagos, así bajen esos costos de producción los mantienen. Es así como los productos de empresas que exportan son mucho más costosos que el producto equivalente de una empresa o emprendimiento que no exporta.

Todo esto mientras los pequeños productores de lácteos, que no exportan, prácticamente regalan el queso por la alta producción, que debe bajar los precios de todos, aunque desafortunadamente no llega a todas las ciudades, donde las empresas exportadoras simultáneamente abusan con los precios de los quesos, mantequilla y otros, sacándolos del alcance primero de los mas necesitados, luego de la clase media y después de todos ya casi no pudiendo vender en el país, casos como el de la mantequilla que sacaron de circulación y al volver los aumentaron desproporcionadamente.

Y lo peor es que detrás van las panaderías y restaurantes, donde una vez que cambian la carta para subir precios por alzas de la carne o mantequilla o quesos, jamás la vuelven a bajar, es así como la asistencia a restaurantes ha bajado en 15% en el 2023, sin mencionar los que han cerrado porque los precios que tenían acostumbrados a sus comensales no los pudieron mantener con los precios de los insumos, que si subían mucho la carta, sus clientes ya no iban. De manera que los cerraron, algunos se retiraron y otros abrieron otro restaurante con nombres y cartas diferentes, con costos diferentes, a aventurar un nuevo inicio con nuevos clientes.

Nadie quiere hablar del pérfido control de precios, pero sí de regulación de exportaciones, en que los productores garanticen un aprovisionamiento doméstico para poder obtener el permiso de exportación, que por exportar todo no creen desabastecimiento que aumente la demanda y el precio, que es otro gran problema que se adiciona al de querer poner aquí los precios que les pagan en el exterior y mantenerlos así, sin importar que baje el dólar, o los insumos, o los abonos o lo que sea, una vez subido ya creen que todos lo vamos a seguir pagando y en esa increíble falta de solidaridad de empresas colombianas con sus coterráneos, se sigue alimentando una inflación, que va produciendo cada vez más hambre, entre los más necesitados.

En esa falta de solidaridad hay que hacer especial mención de Fedecafé y su Juan Valdez, con la misión de proteger y promover la industria del café en Colombia desde 1927, por allá en 1959 creó el personaje de Juan Valdez como un símbolo amable del caficultor colombiano y su muy especial producto. Nombre con el que posteriormente bautizaron su cadena de cafeterías que pertenece también supuestamente a los caficultores colombianos, pero los precios para los colombianos están desbordados, hay cafés completamente fuera del alcance desde pobres hasta media alta y suben y no vuelven a bajar, además que se oyen muchas quejas que ya ni los caficultores colombianos están contentos, con el trato que recibe el café que cultivan, ya parece un negocio más que está perdiendo el espíritu colombiano con que fue creado, si ni los caficultores ni los clientes colombianos están a gusto ¿el nombre les empezó a quedar grande?

Sin extenderme, lo mismo cuenta para la principal empresa de lácteos de Colombia, cuya mantequilla y muchos de sus quesos quedaron fuera de la canasta familiar hace rato y muy exitosos y todo, pero cada vez menos colombianos y menos solidarios, aportando muchísimo a la inflación.

Paulatinamente, la reforma tributaria va haciendo efecto con la disculpa de los alimentos saludables, de los azucares y otras cosas y eso aumentado el costo de la gasolina y el dólar que empieza a subir nuevamente, no prometen que los alimentos vayan a bajar, que van a seguir subiendo el 12% o más y que cada día más familias deberán dedicar todo su presupuesto a comer, otras a dejar de comer una de las comidas y otros peor. Lo que redundará en menos dinero disponible para gastos en productos y servicios diferentes a la alimentación que se requiere para subsistir, lo cual lleva a desaceleracioón de la economía y menos entrada de impuestos por mucho que los hayan subido.

Compartir post