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Entre la «vibrante» semana del presidente Santos, las noches de insomnio de Petro, el cruel retrato del Casanare más la violenta tragedia de Buenaventura hubo un tema que pasó «de volada» por los titulares (pues de eso no se habla) y fue el aguacero de rosarios que se originaron en Guatapé (Antioquia) por la grabación de un video pornográfico casero . Varias personas se declararon indignadas al ver extranjeros haciendo de las suyas, cámara en mano tras la belleza local,para recrear una picante travesía ¡y pare de contar!

Esto no es nuevo…en las murallas de Cartagena, en las calles de Medellín y hasta en el emblemático estadio Pascual Guerrero de Cali se coló la imaginación calenturienta de unos cuantos, cuyas osadas intromisiones quizás no las patrocina la Ley de Cine, pero sí que encienden ánimos, ávidos defensoras de la moral y risas nerviosas cuando se toca el tema

http://www.youtube.com/watch?v=meRoP_M59eo

Más allá de lo que esté detrás de este inusitado «boom» de películas no aptas para menores de edad  (una completa anacronía en la era digital), realizadas «impunemente» en sitios públicos y sus peligrosos roces con la promoción de conductas delictivas como la explotación sexual, he querido ir más lejos para plantear la duda que encabeza este post ¿Es tan malo el porno colombiano? ¿Nunca saldremos de los lugares comunes del «Melgar Hot Chicks»?

En nuestro Criolliwood de hoy sí existe el porno. Quizás no en un nivel descrestante, pero hay una industria. Y lo que se encuentra de entrada ¡es que es un mal negocio!, Así lo revelaba una entrevista a Cristian Cipriani,  el «zar» de la industria XXX en el país que se ufana de ser pionero en liderar una empresa dedicada al «entretenimiento para adultos»

http://www.youtube.com/watch?v=iScMTFFefoE

De esta nota me llamaron la atención varios detalles que deseo discutir con los amables lectores, incluso con el Procurador si es necesario.

1. ¿Los hombres colombianos NO tienen nivel para aparecer en una película porno? ¿Solo españoles o norteamericanos tienen «penetencial» para complacer a las pocas colombianas arriesgadas que se le miden al asunto? Peor aún ¿Somos tan malos amantes?

2. ¿Es tan chirriante y abominable ver la genética local tratando de brindar placer en la pantalla? Curiosamente una «encuesta mundial del sexo» promovido por un taimado portal llamado Ashley madison  nos dio una cachetada fulminante al decirnos que «no tenemos sexo frecuentemente» ¡Y QUE NO CONSUMIMOS PORNO! Ignoro cuál fue la muestra poblacional a la que le hicieron esa encuesta, pero imagino que si el ideal erótico nacional es una rubia tetona con nombre de peluquería y su contraparte musculosa militar de Irak es justificada la teoría de que nuestros «talentos» arrancan más la grasa de la ropa que una fantasía extrema.

3. Por el mismo camino va el porno lésbico,»que no tiene nivel» según el señor Cipriani. ¿Las lesbianas colombianas no llegan ni a una animada recreación escolar tipo La Vida de Adele?Si es asunto es crear un negocio rentable, ¿dónde darán las mentadas clases de actuación para fellatios realistas o aullidos minimalistas?

4. Pienso que la pornografía colombiana es la que no circula en los canales convencionales de internet: está en los celulares (el sexting), las redes sociales privadas de citas casuales hetero y homosexuales, entre otros mecanismos, donde el fantocherismo deambula tranquilamente para publicar «selfies» con el máximo descaro y el mínimo de ropa posible. Esperanza Gómez, nuestra máxima representante en el star system caliente, seguramente no se hizo famosa con una foto estudio tamaño carné 3 x 4. ¡Todos queremos que nos vean, queremos encantar a como dé lugar y ahora es posible al alcance de un click!

De estos temas se habla poco y siempre para mal, sacando por delante la ofensa respaldada por diversas Biblias. Pero es diciente de nuestra realidad (y por ende, de nuestra educación sexual) que así como los cigarrillos o la cerveza ya no nos pertenecen, tampoco lo son nuestras películas pornográficas, no reflejan ni un mediano buen gusto en su puesta en escena o se empeñan en reproducir a la brava los estereotipos manidos de los mandamases globales. Ya decía en el anterior post que a duras penas apoyamos con sintonía los canales estatales. ¡Ahora ni el cachondeo del «país más feliz del mundo» es suficiente para pasarla bien!

¿Qué películas pornográficas colombianas conoce? ¿Le parecen tan perversas? ¿Se ha emocionado con alguna?

Para terminar les dejo el trailer de una película algo incómoda, pero necesaria para redondear el post: Don Jon, dirigida, escrita y actuada por Joseph Gordon-Levitt, habla de la masculinidad en la era del Whatsapp

@juanchoparada

juanchopara@gmail.com 

 

 

 

 

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