Despierta angustia y morbo a partes iguales. Desde afuera vemos a una mujer aparentemente extasiada mientras su pareja rodea sus extremidades con una larga cuerda de la que penden varios nudos. Sabemos que respira, pero no lo que realmente siente. Con paciencia y delicadeza el hombre que la acompaña inmoviliza la pierna de la joven con su brazo. En un abrir y cerrar de ojos ella se encuentra suspendida, envuelta en la confusa mezcla sonora que acompaña su acto desde el inicio. Desde afuera parece un espectáculo circense con licencias eróticas. Pero lo que vimos en realidad es un sorprendente acto de confianza: la voluntad de dos personas por experimentar un contacto inusual que los involucra profundamente. Aunque pueda estar equivocado eso me inspiró el Shibari.
Shakur es un fotógrafo colombiano que adelantó sus estudios de cine en Argentina. El contacto con las cátedras que lo introdujeron en las raíces del cine erótico, de terror y pornográfico así como su afinidad con colectivos de pensamiento que abrazaban la corriente del postporno alimentaron la idea de realizar una serie de sesiones fotográficas y audiovisuales donde el elemento subversivo de la misma se hacía evidente: ya no más a los mecanismos del porno convencional, a los cuerpos perfectos y eyaculaciones infinitas.
Annie Sprinkle en Estados Unidos, Beatriz Preciado y los “Cuentos Marranos” de Helen Torres en España, entre otras personas, hacen parte de un mundo donde se cuestionan “¿qué herramientas tienes para interpretar tu deseo o sentirte a gusto con tu cuerpo? Pocas, porque lo que no está representado no existe. La única información a tu alcance es la de un cuerpo maravilloso que se lo pasa fantástico haciendo cosas que se supone que deben realizarse”, declara Torres en una declaración al diario El Periódico.
En ese horizonte la técnica del Shibari (atadura) adquiere relevancia, pues no está vedado para nadie. Tampoco es la ejecutoria de una fantasía soft al estilo de 50 Sombras de Grey (aunque me llamó la atención que entre las primeras referencias en Google sobre esta milenaria práctica japonesa aparece una Cosmopolitan), si se precisa que el Shibari no es bondage, la práctica en la que se inmoviliza a alguien para impartir dolor o placer, generalmente con un objetivo sexual, en donde predominan el látex, el cuero y demás elementos sintéticos. Aquí encuentran más información sobre esta esencial diferencia.
Lo anterior muestra que de estos temas se habla bien poco en los medios de comunicación, o se suelen frivolizar, por lo que ronda la ignorancia sobre nuevas formas de experimentar el sexo y el erotismo entre los seres humanos. Quizás no necesita etiquetas o una portada en Soho: como ya lo contábamos antes desde que tengamos un celular inteligente a la mano creamos toda clase de inverosímiles experiencias alejadas del canon pornográfico más riguroso. Gorditos, bajitas, peludos, otoñales, látigos, pole dance, en la casa, en sitios públicos…la imaginación es el único límite.
Pues bien, al conjunto se agrega este ejercicio sensorial, tan tenso como las cuerdas de yute que se requieren para su desarrollo. Shakur explica que “lo mejor para estudiar esta técnica es el traspaso del conocimiento de maestro a maestro” conocidos como nawashi en el Japón. Cómo una práctica con fines de tortura se convirtió en un fetiche visual no es fácil de resumir, no obstante el detallado análisis del cuerpo que requiere su preparación y esa desbordante energía que se transmite de un cuerpo a otro son características fundamentales a las que basta acercarse sin prevenciones y, sobre todo, con una probada conexión de pareja, pues es natural que su puesta en escena sea intimidante al principio, por lo cual resulta imprescindible que las personas que se acerquen se conozcan y confíen la una en la otra.
La siguiente secuencia de fotos es una muestra del performance que realiza Shakur junto a Ale, su pareja, y se llevó a cabo en el centro cultural A Seis Manos en días pasados en Bogotá.
Fotos: Juancho Parada y Camilo Mora
El proyecto de Shakur involucra el desarrollo de la página web www.atame.tv donde encuentran mayor información sobre sus actividades. Dictan talleres sobre Shibari y Kinbaku (atar fuertemente), así como realizan presentaciones sobre esta técnica como la comentada en la capital, entre otros servicios.
En últimas el Shibari es un abrazo especial. Cuando abrazamos a alguien nos comunicamos con esa persona, decimos algo con ese gesto y nuestras emociones afloran. En ese sentido, cada atadura, cada nudo del Shibari también significan algo y la verdad invito a descubrirlo conscientes de sus bondades, acudiendo a profesionales y, especialmente, a conocernos mutuamente con nuestra compañía permanente.
Este es el primero de varios especiales sobre “Placeres con historia” que presentaré en próximas entregas. El siguiente será sobre riggers.
Chester Bennington ¿In the end?
Aquí va mi adiós a una de las voces más particulares del rock de inicios de este milenio. Linkin Park cautivó el sentimiento de una buena parte de los jóvenes que aún no catalogaban como milennials y abrazaron la fusión del hip hop con el metal como una respuesta a muchas incertidumbres. Su muerte, unida al reciente deceso de Chris Cornell, marcada además por ocurrir el mismo día del cumpleaños del ex líder de Soundgarden, solo siembra dudas sobre el estado mental y personal de los artistas en ciertas épocas de la vida. Sea como sea, su legado musical perdurará y solo resta acompañar en su dolor a familiares y fanáticos por la pérdida de un talento que nos deja de manera abrupta.
@juanchoparada
Comentarios