Sandra Patricia Correa no murió en vano. Su muerte es por primera vez en muchos años la afirmación contundente de que no existen los crímenes pasionales, las desapariciones por líos de faldas o las muertes por celos descontrolados. Son asesinatos cometidos por hombres contra mujeres.
El historial de Sandra es como el de muchas mujeres que no pudieron salirse de una relación con un hombre muy enfermo que, después de propinarle 7 puñaladas, abusarla física y emocionalmente durante meses, terminó por matarla.
Gracias a la sentencia de la Corte Suprema de Justicia, la historia de Sandra se diferencia y se convierte en el punto de partida para un nuevo rumbo de la violencia de género en el país.
La sentencia proferida determina el crimen como un homicidio contra una mujer por razones de género, negando la primera clasificación que se le hizo al asesinato en el 2013, cuando se hablaba de celos y pasiones como causas de la muerte de esta mujer a manos de su pareja , Alexánder de Jesús Ortiz Ramírez, en MedellÌn en 2012.
Por eso hoy Sandra Patricia es la esperanza de muchas mujeres en nuestro país que no saben como catalogar la muerte de sus hermanas, sus madres, sus colegas o sus amigas que han desaparecido a manos de sus parejas. Ahora saben que estos son crímenes o asesinatos que deben ser investigados y castigados como tal.
Sandra Patricia se convierte hoy en una guía de redacción para los periodistas que por años han titulado sus historias con un tinte dramático y casi literario cuando cubren crímenes en los que han muerto mujeres a manos de sus parejas. Desde hoy pensarán dos veces antes de usar el amor y la pasión como ideas centrales de sus historias.
Sandra Patricia es el referente de mujeres que hoy están involucradas con hombres que disfrazan la violencia con el nombre de pasión, de celos o de amor. Ella es ahora el ejemplo que usarán padres, madres y amigos para aconsejar a sus hijas y amigas a que se salgan de relaciones violentas.
Sandra Patricia es hoy el primer feminicidio y con ella puede que evitemos el siguiente.
Cuando las mujeres entiendan que no pueden permitir ningún acto que las vulnere por más leve que sea, ya que este es el inicio para que un patán monstruoso acabe con sus vidas. Un NO rotundo, cero tolerancia al maltrato de cualquier clase, nada de segundas oportunidades y perdones que sólo sirven para recrudecer la violencia de estos desadaptados. Mujeres somos nosotras que desde muy niños debemos enseñar a nuestros hijos a respetar a las mujeres.
A la hoguera todos esos adefesios que cada día acaban con la vida de madres, hermanas, amigas. Son unos cobardes dignos de la pena de muerte.
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Gracias por su comentario. La labor de las madres es fundamental y la validación de lo padres es mayor aun.
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