CAPÍTULO LVII. Demos el primer paso hacia la RECONCILIACIÓN y la PAZ
Hemos tenido un tiempo de REFLEXIÓN y es allí donde nuestros DIALOGANTES; en este caso el PADRE LUIS FERNANDO MÚNERA SJ; agudizan su sentido del ANÁLISIS e INVESTIGACIÓN SOCIAL, HUMANA… aportando este breve, pero no menos BELLAS líneas…
«Hemos acabado de celebrar la Semana Santa, la Pascua –el paso del Señor-. El corazón de esta celebración es la Resurrección del Señor Jesús, que para nosotros es la promesa del triunfo de la vida sobre la muerte: la vida es más fuerte que la muerte y el poder del amor Dios nos sigue prometiendo la vida aun en medio de la muerte. Una luz que nos permite ver nuestra historia con la esperanza de que hacemos parte de la historia de la salvación.
Esta esperanza tenemos que construirla en medio del mundo roto en que vivimos, atravesado por crisis y violencias, el Papa Francisco nos invita a una mirada integral: “no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio ambiental” (Laudato Si, No. 139). Esta mirada nos mueve a buscar, en el diálogo con muchas personas, soluciones también integrales que abarcan distintas dimensiones del ser humano y de la realidad.
Hay muchas miradas para abordar esta crisis global: personas y organizaciones han promovido iniciativas y esfuerzos para buscar caminos y salidas. Más allá de las miradas técnicas, económicas o sociales, se trata de una crisis del ser humano, de una crisis espiritual. Por eso, queremos hacer un alto en el camino y examinar esta crisis espiritual desde una perspectiva de reconciliación.
Hemos de comenzar por nosotros mismos, conquistar la frontera interior y ponernos a la escucha del Señor. Si echamos un vistazo a nuestra historia, nos encontramos con luces y con sombras: hay imágenes que no quisiéramos ver, recuerdos que nos golpean. El camino de la vida va dejando heridas en cada uno de nosotros, esas heridas nos duelen y, muchas veces, herimos a los demás desde nuestras heridas.
Por eso el primer paso es perdonarnos a nosotros mismos. Mirar nuestra vida y nuestro pasado con misericordia y benevolencia, ser un poco “cómplices” de nosotros mismos. Aprender a mirarnos con esperanza, creer que somos capaces de ser mejores, purificar el corazón… son los primeros pasos para ser personas nuevas.
En la historia también aparecen personas que sentimos nos han hecho daño. Más allá de tratar de entenderlas o no, nos han hecho daño y eso ha causado dolor. La reconciliación es un proceso: lo primero es soltar los pesos del corazón, no cultivar el resentimiento y liberarnos interiormente. Este proceso puede llevarnos al milagro del perdón, remitir la ofensa y la deuda, liberar al otro de su culpa; pero para ello se requiere un proceso interior, libre y gratuito y la palabra de aquel que nos ha ofendido. Muchas veces este proceso se queda a medio camino, pero eso ya es un avance, se culmina cuando podemos restituir la confianza y mirarnos de nuevo a los ojos sabiendo que podemos ir más allá de nuestros errores.
Dios acoge la reconciliación y la celebra con nosotros, está a la espera de sus hijos para darles un abrazo sanador y fuerza para seguir adelante. “Déjense reconciliar con Dios” (2 Cor. 5,20) nos dice el apóstol; no se trata de forzar la voluntad, ni de hacerse violencia. La reconciliación profunda, la reconciliación con Dios viene de acoger el amor misericordioso de un Dios que busca transformarnos desde dentro, que quiere salvarnos. Dios no se cansa de esperar ni de creer que cada uno de nosotros puede ser mejor de lo que ha sido hasta ahora.
Hoy también somos sensibles a que el ser humano se tiene que reconciliar con la creación, la creación está herida y necesita que nos reconciliemos con ella. Nos hemos convertido en depredadores y enemigos de la creación y por eso necesitamos convertirnos a un nuevo estilo de vida, más sencillo y amigable, más responsable y cuidadoso con nuestra casa común. Solo una mirada comprehensiva y transformaciones profundas nos permitirán seguir viviendo en nuestra casa común y avanzar en la construcción de un mundo más justo y humano.
Que la Pascua, fiesta de la vida resucitada del Señor, sea un tiempo de reflexión que nos permita revisar profundamente nuestras vidas y retomar el camino con nuevo aliento, alegría y esperanza…»
Luis Fernando Múnera SJ
Procéselas, internalícelas y ojalá las pudieran poner en PRÁCTICA… Si le falta un empujoncito para terminar de convencerse, aquí va otro ENVIÓN…
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LOS DIALOGANTES DE HOY
Padre LUIS FERNANDO MUNERA SJ
ALEJANDRO LOPEZ CONDE A.
FOTOS : ALEXANDER PINZON
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