En la tarde de ayer nos sorprendió la noticia de un atentado con explosivos en uno de los baños del Centro Comercial Andino; de BOGOTÁ en la querida COLOMBIA, que deja, hasta ahora, un saldo trágico de tres personas muertas y nueve heridos. Aunque, por el momento, no parece sensato pensar que estamos iniciando una oleada de actos similares; este acto tiene un profundo significado psicológico y político.
https://youtu.be/kwi48WUuLHo
Se trata de un acto de violencia contra un lugar simbólico en un día con gran afluencia de personas: un sitio céntrico de la capital en el que se reúnen personas con alguna capacidad de consumo para hacer sus compras. No es un ataque contra nadie en concreto sino contra un lugar que reúne la idea de éxito en nuestra sociedad. El objetivo es generar una sensación, un sentimiento de miedo e inseguridad frente a un enemigo escurridizo, casi invisible, que puede aparecer en cualquier momento y lugar.
Estos mecanismos de miedo y terror se utilizan en diversas partes del mundo con grupos que, con una escasa capacidad militar, buscan hacer visible un poder que realmente no tienen, pero con el que lograr amedrentar a las personas y generar comportamientos: nuestra época está atravesada por el temor y la incertidumbre que generan estos hechos violentos y repudiables.
Lo que buscan, y muchas veces consiguen, estos actores terroristas, es que la sociedad reaccione con miedo y, desde allí, asuma conductas que benefician intereses de unos pocos. Entre los escenarios posibles que genera el miedo están la debilidad que lleva a hacer concesiones no reflexionadas, la desconfianza política y social que hace más frágil el cuerpo social y las respuestas violentas que nos llevan a la espiral sin fin de la venganza y la retaliación.
No sabemos cuáles son, más allá de generar terror, las motivaciones de este acto cobarde y repudiable, este sacrificio absurdo e inútil de vidas y de la tranquilidad de muchos. Sin ser imprudentes ni temerarios, tenemos que decir que la reacción frente al terrorismo no debe ir en la línea del miedo desmedido, ni de la búsqueda de venganza… con dolor hemos aprendido que estos caminos no conducen a ninguna parte.
Tenemos derecho a mantener nuestra confianza en nosotros mismos y nuestra autoestima; nos ha costado mucho esfuerzo construir una imagen de nosotros mismos que nos hace sentir orgullosos y que genera la admiración de muchos. La transformación de Colombia en las últimas décadas es un ejemplo para el mundo. Para ello necesitamos de un Estado que sea capaz de encontrar a los responsables y aplicar justicia, esa es su responsabilidad y como ciudadanos debemos exigirlos. Mantener la paz pública y proteger a los ciudadanos es una de las tareas esenciales del Estado. Una fuerza de policía respetuosa pero fuerte y eficaz es necesaria.
Los colombianos estamos viviendo una transición profunda y el camino será difícil, eso lo sabemos. Las pocas sociedades que han podido salir de la violencia lo han logrado gracias a la unión de la perseverancia y de la valentía, del trabajo paciente y del esfuerzo. Tenemos sueños para nosotros y para los que vienen detrás por los que vale la pena seguir luchando.
La visión cristiana de la vida no huye de la realidad con su dureza y sus dolores, pero, en medio de ella, es capaz de ver la vida que se abre paso frágilmente y por eso, aun en las situaciones más difíciles, alimenta una llamita de esperanza que rompe la oscuridad de las tinieblas. No dejemos que la violencia y el mal sean la última palabra.
Aunque el ESTRUENDO de lo ocurrido deja huella en nuestros CORAZONES, eso no es óbice para que la pluma o para ser mas precisos el teclado iluminado del Padre LUIS FERNANDO MUNERA SJ nos invite a un ANÁLISIS desde lo mas profundo… haciendo de tripas CORAZÓN…
Dele PLAY de nuevo al video del PAPA FRANCISCO e interpretemos las palabras de JOSE HERNANDEZ en su célebre MARTIN FIERRO el LIBRO NACIONAL de la REPÚBLICA ARGENTINA…
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LOS DIALOGANTES DE HOY
Padre LUIS FERNANDO MUNERA SJ
ALEJANDRO LOPEZ CONDE A.
FOTOS : ALEXANDER PINZON
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