CAPÍTULO CXLVII. De las sombras a la aurora

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CAPÍTULO CXLVII

En estos DÍAS donde el TIEMPO se congeló o entró en MODO PAUSA,en el que un SÁBADO es igual a un JUEVES y solo los DOMINGOS parecieran sobrevivir a esos CEMENTERIOS de minutos que festejaran el habernos INVADIDO para NO dejarnos en PAZ… y donde el DESARROLLO corre por cuenta PROPIA…es aqui donde Monseñor Dario Alvarez Botero;Párroco de la Inmaculada Concepción en Bogotá;quien nos aporta este…

¨De las sombras a la aurora

Hace casi seis meses que Bogotá comenzó con una pedagogía de cuarentena, que se volvió una realidad vivida, cada vez que fue prolongada, hasta el 1 de septiembre, cuando oficialmente, terminó nuestro aislamiento. Una experiencia inédita, sin precedentes. Durante este medio año, viajamos al interior de nosotros mismos, y nos descubrimos tal como somos, sin las máscaras que nos ponen, y sin aquellas máscaras que usamos cada día para maquillar el vacío interior. Aprendimos la necesidad de caminar, de tomar el aire y el sol, de fraternizar y de comunicarnos. Durante ese tiempo también llegó a la memoria, personas que estaban cerca pero lejos, porque también nuevas conversaciones ocuparon nuestro tiempo.

El valor de la casa se hizo mayor, y poco a poco fuimos a punta de resistencias, aprendiendo una nueva manera de vida. Habíamos visto pelear, la vida anterior, con la nueva, y venció la nueva.

Vislumbrando ahora la aurora de un nuevo día, como un amanecer. Nos preparamos para abrir puertas, con la alegría de una experiencia conseguida. Muchas cosas han cambiado en nuestra manera de vivir. También la sociedad ha visto que la pandemia nos cobija a todos los hombres, y la cercanía de la muerte, nos hace pensar en el sentidode la vida. ¿Por qué y para qué vivimos?

Confieso que me he negado a seguir puntualmente las noticias que han girado en torno a las cifras de muertos y contaminados. Me sorprende que se hable, en esta aurora, de un paro nacional. No comprendo la muerte de jóvenes y líderes sociales. Este tiempo es sin duda privilegiado para aunar esfuerzos de convivencia, buscando la paz por la justicia y el perdón. Hace tres años el Papa Francisco estuvo en Colombia, y nos habló del perdón como camino necesario para la paz, obra de la justicia. Este también es un sueño colombiano, una nueva aurora.

Estamos vislumbrando una aurora de un nuevo día donde todos somos artífices de una nueva manera de vivir, de ver a los demás, de considerar los espacios, de valorar a las personas que amamos y de seguir construyendo la paz, obra de la justicia y el perdón.¨

Asi de SENCILLO y de COMPLEJO es este análisis de una REALIDAD que implica mucho mas que una sencilla palabra…PERDÓN como nos la pidió el SANTO PADRE ..!

Y una tierna HISTORIA contada asi…