En muchas ocasiones viendo un juego de béisbol, bien sea desde el televisor o en un estadio, hemos llegado a criticar a un bateador por hacer swing a un lanzamiento muy malo o por no conectar una pelota que desde el televisor se ve muy sencilla. Pero la realidad es que a nivel de grandes ligas, e incluso en las ligas menores, la pelota llega a tener velocidades que hacen que esta sea apenas percibida. Por eso en el post de hoy queremos explicar por qué la acción de batear es más difícil de lo que parece.
Muchas personas ajenas al mundo del béisbol se asombran al saber que un jugador que solo acierta en 3 de cada 10 oportunidades al bate es considerado un gran bateador; pero, aunque parezca increíble, así es. Otros, por su lado nos critican cuando en nuestras redes sociales nos alegramos por un imparable de Jorge Alfaro o un cuadrangular de ‘Gio’ Urshela.
La estadística más conocida en el béisbol es el porcentaje de bateo o AVG por sus siglas en inglés. Esta se obtiene de dividir la cantidad de hits entre el número de turnos al bate. Para un jugador que acierta 3 de cada 10 turnos sería un AVG de .300, y en el béisbol moderno se considera que un jugador tuvo una buena temporada si logró un promedio de bateo de .300 o superior. Sin embargo, en promedio solo 3 jugadores de cada equipo estarían bateando sobre ese porcentaje, la mayoría de los jugadores en las grandes ligas estarían bateando entre 250 y 299, siendo esta cifra considerada como un desempeño aceptable. Por otro lado, una tasa de bateo por debajo de .250 es considerado pobre, y una debajo de .200 es totalmente inaceptable.
Ahora, para que entendamos lo difícil que resulta batear, debemos conocer algunos datos importantes. Primero, saber que la distancia desde el montículo del lanzador hasta la caja del bateador es de, exactamente, 60 pies y 6 pulgadas; es decir, 18.4 metros. En las grandes ligas es común ver lanzadores especialistas en “bolas rápidas”. Estos lanzamientos van a una velocidad por encima de las 90 millas por hora (144.8 Km/h). Si sacamos cuentas, un lanzamiento de 95 millas por hora (152.8 km/h), recorre aproximadamente 42 metros por segundo; es decir, la pelota llega al bateador en 4 décimas de segundo. Nuestro lanzador Tayron Guerrero, conocido como «el gigante de Bocachica» es de los pocos en las grandes ligas que logra realizar lanzamientos por encima de las 100 millas por hora (160.9 Km/h), lo cual es un gran reto para los bateadores.
No obstante, casos como el de nuestro pelotero colombiano son pocos. Así que tomemos de ejemplo un lanzamiento de 80 millas por hora (128.7 Km/h) que es considerado una “bola lenta” en las grandes ligas e incluso en las ligas menores. En este lanzamiento la pelota recorre aproximadamente 35 metros por segundo, lo que quiere decir que el lanzamiento más lento para un bateador profesional tardaría menos de medio segundo en llegar al bateador. Acá ya vamos entendiendo un poco.
Según los expertos, el ojo del bateador no puede seguir el recorrido completo de la bola desde que sale de la mano del lanzador hasta que cruza el área del home, debido a lo que se conoce como ‘velocidad angular’. Esta nos dice que al ojo humano le toma 2 décimas de segundo moverse de un punto a otro. Cuando un observador ve un objeto moverse de un punto a otro, la velocidad con la que se tiene que mover el ojo para seguir la pelota depende tanto de la velocidad del objeto, como de la distancia del observador. Es por eso que desde las gradas o desde el televisor (las cámaras están cerca de las gradas) podemos seguir la trayectoria completa de la pelota, pero para el bateador es diferente porque a medida que la bola se acerca, disminuye la capacidad de verla. Debemos tener en cuenta otro dato adicional: una pelota de béisbol tiene un diámetro de 7,2 cm. Así que, en pocas palabras, cuando nos lanzan una «bola lenta» en realidad es una pelota de 7 centímetros de diámetro viajando a una velocidad de 35 metros por segundo y lanzada desde 18 metros.
Hasta aquí nos damos cuenta de que batear no es tan fácil como parece, y se nos olvidan dos datos muy importantes: el bate y el movimiento del lanzamiento. Los bates en las grandes ligas pesan desde 1.7 hasta 3.3 libras, tienen forma cilíndrica, un diámetro máximo permitido de 7 centímetros y miden entre 81 y 86 centímetros, aproximadamente. Y en cuanto al movimiento del lanzador, la mayoría de los lanzamientos en el béisbol incluyen cierto movimiento o rotación en la pelota, lo cual quiere decir que si tú eres el bateador, estás viendo parcialmente un objeto pequeño que no solo es lanzado a gran velocidad, sino que además viene con rotación para hacerte más difícil la tarea de que logres batear. De esta manera la ecuación se amplía, así que cuando nos lanzan una «bola lenta», de lo que en realidad hablamos es de una pelota de 7 centímetros de diámetro viajando a una velocidad de 35 metros por segundo y lanzada desde 18 metros, a la que se le tiene que hacer contacto con un bate redondo cuyo mayor diámetro es de 7 cm y que, además, viene con mucho movimiento. Y eso sin contar con que algunas pelotas, después de la mitad del recorrido, bajan, otras suben, quiebran, flotan, etcétera. ¿Qué difícil cierto?
Por último, y la idea no es quererlos asustar o evitar que se animen a practicar este deporte, con las medidas antes explicadas de la pelota redonda y el bate cilíndrico sumado a la velocidad de la bola, encontramos que realmente el área de contacto es de aproximadamente 1.9 cm y un error tan pequeño como poner el bate 3 mm por encima puede dar por resultado un fly o un rolling en lugar de un hit. Un buen batazo, entonces, se trata no solo de rapidez, sino también de precisión.
Y por si esto no fuera suficiente y en realidad logres ver claramente la pelota y hacer un buen contacto, todavía hay un reto adicional y es que delante del bateador hay unos genios de la defensiva que harán hasta lo imposible para atrapar su batazo y evitar que llegue a primera base. Recordemos que la defensiva de un equipo está compuesta por 9 jugadores que están distribuidos por todo el campo con la principal función de asegurase de que, si por alguna razón se logra conectar la pelota, igual esto no se convierta en un hit.
Creo que ahora quedó un poco más claro por qué batear es más difícil de lo que parece, y ahora entendemos mucho más la labor de nuestros peloteros y todo lo que deben pasar para conectar un hit o un cuadrangular.
En este momento en las grandes ligas tenemos tres colombianos con 10 o más cuadrangulares. ‘Gio’ Urshela ha conectado 18 jonrones, un récord para un colombiano en una sola temporada; el sincelejano Jorge Alfaro lleva 11, siendo esta su marca personal; y el cartagenero Óscar Mercado conectó su décimo cuadrangular el fin de semana, un récord para uno de los nuestros en su primera temporada. Así mismo, dos de nuestros peloteros están bateando más de .300. Urshela tiene un promedio de .348 y está peleando por el título de bateo de la Liga Americana, y el barranquillero Donovan Solano tiene un promedio de .335, así que la próxima vez que escuchemos en la noticia que Jorge Alfaro o Harold Ramirez conectaron un cuadrangular, o que leamos que Adrian Sancehz y Meibrys Viloria conectaron un hit, ya podremos dimensionar un poco más lo que hicieron
En esta columna semanal encontrarán toda la actualidad sobre nuestros peloteros colombianos, información sobre sus actuaciones y noticias relacionadas con sus movimientos. Así que si quieren estar al tanto de cómo les va a los nuestros en las grandes ligas y en las menores, suscríbanse a este blog.
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Buena manera de explicar el arte de batear. ¡Bateo para dummies!
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