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Por estos días vimos una invitación universitaria a una charla en la ciudad de Medellín, el objetivo era explicar el proceso de reclutamiento de profesionales con conocimientos en inteligencia artificial; la empresa está ubicada en Silicon Valley, en California.  Me dije —Qué buena propuesta, qué rico el que pueda aplicar; es un tema muy interesante. Además, es poder estar en la “mata” de la tecnología, de la investigación y de la innovación.  Recordé que allí están, por ejemplo: Stanford, Google, Intel, Apple, Tesla, LinkedIn, Oracle, en fin. De verdad, qué buena oportunidad.

Imagen 1. Tomado Pixabay, autor lauramba.

Imagen 1.  Tomado Pixabay, autor lauramba.

Qué rico ¿no?  Claro que también pensé en mi limitado conocimiento del idioma inglés, que por cierto no ha sido por falta de ganas, sino más bien, lo confieso y me da mucha vergüenza, por falta de disciplina y constancia. Cuando estaba en bachillerato los últimos cuatro años, por no decir que todos, vimos el  verbo To be repetidas veces; al parecer, era el único verbo que se sabía nuestro profe, ah, y el verbo Have.  Igual en la U, no había la exigencia de hoy, solo se veía una materia en toda la carrera.

Volviendo al bachillerato, también recordé que en aquel momento transmitían por la tv un programa de humor mexicano, que nos hacía reír mucho por lo sencillo y descomplicado.  Lo presentaban cada semana, era un “Show Cómico-Mágico-Musical…”, es que miren ese nombrecito tan rimbombante: “Show Cómico-Mágico-Musical” jajajaja.  Claro: “La Carabina de Ambrosio”.  También, nos tocó verlo cuando estábamos en la universidad.

Era un programa sencillo, con varias secciones, con un lenguaje hasta “bobito”, como diría una amiga mía, bien pensado, ameno y divertido.  Empezaba con una banda musical tipo “disco”, aparecían los créditos, de fondo mostraban a una bailarina, a la cual duplicaban para llenar el cuadro: aparecía “repetida” dando la impresión que eran varias bailarinas súper bien sincronizadas. La bailarina se llamaba Gina.

Imagen 2. Tomada introducción https://www.youtube.com/watch?v=ROyC_VxW6VA. Publicado por sergio007x, 25 nov. 2007

Imagen 2.  Tomada introducción https://www.youtube.com/watch?v=ROyC_VxW6VA. Publicado por sergio007x, 25 nov. 2007

Uno de los anfitriones era el cantante Cesar Costa, famoso por haber participado en la época a Go- Go o a Yé- Yé,  en la década de 1960, al lado de Enrique Guzmán, Alberto Vásquez, Angélica María, Rocío Durcal y demás; algunas de sus canciones más conocidas fueron: No existe el amor, Dile que la quiero, Corazón loco.  Era un tipo afable, amable, como decimos “querido”, que aparecía siempre sonriendo, tenía buena vibra.

De este programa me parecía muy graciosa la sección de “Mercado de lágrimas”, era un acto donde magnificaban y volvían tragedia lo más insignificante.  Todo era mostrado al mejor estilo de una telenovela mexicana o venezolana, reinas del rating en ese momento: intriga, duda, drama, desconfianza, sufrimiento, suspenso, alegría.  Actrices y actores con caras compungidas, trágicas, voces angustiantes y rostros expresivos, llenos de dolor.  Era una parodia total a las telenovelas.

Por ejemplo, en el sketch  “Para muestra basta un botón”,  el narrador hacía una ceremoniosa introducción, sonaba la música incidental – soundtrack, o sea la música de fondo, y llegaba del colegio a su casa  un chico, en este caso un tipo llamado Chabelo de casi 2 metros de estatura, cabizbajo, triste, que con voz angustiada decía:

Madre

Con voz trémula la madre respondía —Hijo, tú me ocultas algo  ¿Qué es?

No, nada mamá, nada —decía él, de espaldas, giraba la cabeza negándolo, escondiendo la mirada.

Soy tu madre, te conozco perfectamente, a mí no puedes engañarme ¡Qué es lo que me ocultas!  —Lo increpaba su madre con cara angustiada, con la voz entrecortada a punto de llorar.

El niño suspiraba, no faltaba sino llevarse la mano a la cabeza en gesto de desolación.  La música de fondo sonaba más fuerte, había suspenso.

Está bien mamá tarde o  temprano te lo tendré que decir… —Giró su cuerpo y  quedó frente a su madre, le tomó sus manos y  continuó —…pero ojalá no lo tomes a mal, pero es que…

—De qué se trata. 

Él, sollozando le dijo —El botón  —respiró profundamente  —Se me cayó el botón de la camisa —empezó a sollozar más fuertemente.

—Noooo —gritó desesperada la madre, se le vino el mundo encima, mientras caía derrotada en un sillón. Todo era un caos.  Lágrimas por doquier al mejor estilo de Verónica Castro y compañía, jajaja; ¿Habrá final feliz?  Mejor les dejo un link para que lo vean.

Una de mis secciones favoritas era “La palabra canta”.  Mostraban el escenario en penumbra, acompañado por una banda sonora lírica y suave, desde el fondo de dicho escenario avanzaba una figura ataviada con un impecable traje negro, con corbatín, chaleco, sombrero de copa, bastón, capa negra y roja.  Sus pisadas sonaban cada vez más fuerte a medida que se acercaba.  Al  llegar al centro, una luz que bajaba del techo lo iluminaba, él se empinaba, hacía chocar los tacones de sus zapatos y sonaba un profundo chasquido.  Ese era su fenomenal ingreso. Luego, con entonado acento indicaba el nombre del “poeta”,  el título del respectivo poema y empezaba con rigurosidad su declamación, muy serio, súper entonado, vibrante; casi siempre con una rima desacomodada, tratando un tema baladí,  sonaba comiquísimo.  Con un final inesperado, se desordenaba y terminaba bailando disco.

Estaba también, el “Mago Magazo, con Beto el Boticario”.  Cuando César Costa estaba cantando, entraba un mago y lo interrumpía para hacer su acto, aprovechaba y le tomaba el pelo.  Le decía casi siempre:

Ha llegado la hora cuchi cuchi, la hora esperada por todos, la hora siguenguenchona —y aplaudía.  Inmediatamente aparecía la asistente, que en este caso era la misma bailarina, llevándole la caja mágica para las palomas o cualquier otro elemento para el truco.

—Thank you  —Le decía el mago a Gina.

—Denank you, Oh, Ah! Ah! Ah! —respondía siempre Gina, soltando una pequeña carcajada con su particular risa.

Era una risa nasal, muy singular; al hablar tenía cierto acento.  Esa frase y su risa la hicieron muy popular en Latinoamérica, al igual que su baile y su voluptuosa figura.

Nosotros por supuesto, también fuimos influenciados por Gina: cuando alguno, por chicanear, daba las gracias en inglés con un “Thank you”, el aludido por decir “de nada” inmediatamente contestaba muy seriamente “Denank you” y soltábamos la carcajada.  Se volvió prácticamente un cliché en todo nuestro entorno familiar y de amigos; yo me volví un experto en el “Denank you”, entonando la voz y poniendo cara de sobrador.

Aparte de las anteriores secciones, este programa tenía otras como Gulp, Superman, Pujitos, Pegy, Guillo el monaguillo, los pispiritos, algunas se renovaron, otras fueron cambiadas, en fin el programa evolucionó.  El tiempo fue pasando, el programa, como dicen en tv, salió de la “parrilla”; y se fue quedando atrás, en nuestros recuerdos.

Imagen 3. Tomado Pixabay, autor kaisender.

Imagen 3.  Tomado Pixabay, autor kaisender.

Les cuento esto, porque también me acordé que una vez estaba con mi hija en un hotel en la Florida, ella entonces contaba con 6 o 7 años y tomamos el ascensor en el lobby.  La puerta del ascensor se fue cerrando, cuando alcancé a ver una dama que se acercaba presurosa, inmediatamente oprimí el botón de abrir y ella logró ingresar.  Los gringos siempre me han parecido muy respetuosos, la señora con una leve sonrisa nos dijo —Thank you.  Yo me incomodé un poco, me puse nervioso por el tema de mi fluidez con el idioma inglés, pero le contesté con calidez y firmeza —Denank you.

Ella me miró y sonrió.   Mi hija que estaba recostada en el fondo del ascensor me echó un vistazo discretamente con el ceño fruncido. Estábamos a punto de llegar a nuestro piso y antes de bajarnos, pensé —Le diré buenas noches para despedirme.  El ascensor se detuvo, se abrió la puerta, envalentonado me despedí diciendo —Good night.  Igual expresión usó mi hija al salir, la señora muy amablemente se despidió con un —Nigth  —Perfecto, voy bien con mi pronunciación —me dije.

Salimos del ascensor, avanzamos un par de metros.  Mi hija que iba adelante, se detuvo antes de llegar a la habitación, giró y quedó frente a mí; puso sus brazos en jarras, zapateó sobre el tapete, me miró, frunció la boca. Su expresión era como “a ver, qué pasa, qué fue lo que hiciste, o sea… ¿te estás embobando?”.

Ella siempre ha sido muy prudente, y me dijo: —Pa, en serio ¿qué le contestaste a la señora cuando subió al ascensor?

—Denank you  —le dije muy serio y seguro. Ahí caí en cuenta, me puse pálido, luego me sonrojé, no atiné a decir nada.  Ella me miraba como diciéndome “ves, sí ves” como recriminándome, luego le vi una leve sonrisa.

—¡Pa! ‘de nada’ en inglés se dice You’re Welcome  ¡You’re Welcome!  Repeat after me: You’re Welcome. —Yo seguía como aturdido, confundido.  Ella sonrió, me abrazó y avanzamos.

A nadie más le contamos sobre el asunto; como entenderán, durante el viaje jamás volví a pronunciar una sola palabra en inglés, ni un “Hello Kitty”.

FIN.

 

Referencias.

Imagen 1.  Tomado Pixabay, autor lauramba.

Imagen 2.  Tomada introducción https://www.youtube.com/watch?v=ROyC_VxW6VA. Publicado por sergio007x, 25 nov. 2007

Imagen 3.  Tomado Pixabay, autor kaisender.

Vídeo “Mercado de Lágrimas” https://www.youtube.com/watch?v=ZNv8epyCiC0. Publicado por 1SOULMETAL1, 19 oct. 2012

 

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