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Para ingresar a una de las carreras de la Universidad de Antioquia se debía tener el título de bachiller, haber logrado un puntaje mínimo en las pruebas de Estado (pruebas Icfes), y aprobar un examen en la institución.  Examen que Atilio y Claudio, dos amigos del barrio, presentaron en el segundo trimestre de 1983, ambos habían elegido el mismo programa de Ingeniería.
Imagen 1. Leyendo el periódico, tomado de pixabay

Imagen 1.  Leyendo el periódico, tomado de pixabay

Los resultados serían publicados en las carteleras del centro universitario o en los principales periódicos de la ciudad.  Se llegó el día de la publicación, Atilio fue tempranito a conseguir la prensa en una tienda ubicada a unas pocas cuadras de su casa; la compró, pero no se atrevió a mirar los resultados, la ansiedad lo mataba, pero también la incertidumbre. Dobló el periódico y lo puso debajo del brazo, por esa misma calle quedaba la casa de Claudio, así que se acercó a ella, tocó la puerta y preguntó por él. Claudio salió y lo saludó, Atilio le mostraba el periódico.

Los resultados

—Hermano, aquí están los resultados de la U.

—¿No?  ¿En serio? —preguntó Claudio incrédulo, mientras iba cambiando de colores.

—¡Sí! —afirmó Atilio, cerrando los ojos y respirando profundamente.

—¿Ya viste el resultado?

—No, nada, no he sido capaz.  Esta cobardía tan tenaz me puede —dijo Atilio con una sonrisita nerviosa —podrías buscar mi número, por favor.

Claudio vio que su amigo estaba trémulo y muy nervioso, así que tomó el periódico, pasó hoja por hoja buscando el listado, cosa que para Atilio era una eternidad.

—Encontré la página de resultados, ¿cuál es tú número?

Atilio con su voz entrecortada se lo repitió un par de veces.

Claudio le puso emoción al asunto, con su dedo bajaba y subía por las columnas de resultados —Nada por aquí, nada por allá.  Nada por aquí, nada por allá —repetía como un mago.

—¡Aquí está! —gritó de repente Claudio.

—¿En serio? No me estarás gozando ¿cierto?

—Ve, mirá, aquí está. ¡Pasaste!  —Atilio no lo podía creer, Claudio le mostro el número en la lista y los dos se abrazaron, estaban felices.  Era increíble.

—Ahora, voy a buscar el mío, yo no soy tan cobarde como otros —dijo riéndose Claudio.

—Déjame yo lo busco —solicitó Atilio.

—Tú tranqui, yo lo hago solito.

Empezó a buscarlo, repasó el listado un par de veces y nada, Atilio le ayudó a mirar y tampoco lo encontró.  Ambos llegaron a la triste conclusión que Claudio no había pasado a la U, este miraba con desilusión el periódico, se dirigió hacia Atilio.

—Tomá tu pinche periódico.  Sabes, al fin y al cabo, me gusta más la otra U que esta, a esa también me presenté—dijo casi tirándole el periódico en la cara a Atilio, quien no pudo decir nada, pues Claudio entró a su casa precipitadamente y cerró de golpe la puerta.

Continuara.

 

Relato anterior

Semáforos, trancones y un parte por una infracción de tránsito

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