Acaba el año y la noticia con la que empezó se repite. Las pruebas PISA revelan que nuestros estudiantes están mal en sus competencias básicas de lenguaje, matemáticas y ciencia. Saber que nuestra educación está mal es noticia vieja, pero este resultado es un golpe a nuestro ego educativo. Quiero sugerir cuatro causas y una solución, a partir de la lectura de los resultados de los tests, de observar estudiantes en mi trabajo como profesor universitario y de la lectura de distintos analistas.
1. El endiosamiento
He hablado ya varias veces en este blog sobre los problemas del endiosamiento que hacemos en Colombia. El más reciente, las reacciones que generó la revelación de los méritos inflados del profesor Raúl Cuero ¿Nos hemos preguntado si tenemos otros Cueros en la educación en Colombia?
Hace un tiempo se hizo un rimbombante «Congreso por una Educación de Calidad». ¿Dónde están sus conclusiones? ¿Dónde están las acciones? ¿Acaso es sólo la forma de endiosar a reconocidos popstars de la pedagogía colombiana, que enceguecen con los flashes y organizan congresos de autobombo? Siento que hemos dejado la ciencia y la educación a charlatanes, a culebreros que han sabido echar un cuento bien echado para encandilar a incautos (bien la alcaldía de un pueblo pequeño, bien Naciones Unidas: los encantadores de serpientes funcionan bien en ambos lados del espectro del poder; o si no, pregúntenle a David Murcia Guzmán).
Pocos, muy pocos, se atreven a pensar seriamente la educación. Y esos pocos, en muchos casos, están manejando las universidades privadas. Las públicas siguen siendo el juego de los políticos, como la salud. Una situación similar ocurre en los colegios y en los jardines infantiles.
Pero las cosas podrían ser peores. Richard Tamayo, en Las 2 Orillas, revela que la caída de Bogotá es peor que la del promedio nacional. Ese simple dato desbarata, en pocos segundos, la preocupación hipócrita del Partido Verde y el Polo Democrático para con la educación, por la cual han sido endiosados uno y otro; ese simple dato obliga a pensar sobre las manos que manejan la educación: los docentes.
2. La improvisación
¿Quién está dictando la clase de sus hijos? Tuve la suerte, cuando niño, de tener una madre que siempre se preguntó eso, tanto conmigo como con mi hermano menor (estudiamos en colegios distintos), y siempre exigió de los profesores -y de nosotros- lo mejor. Pero, desafortunadamente, la profesión docente no tiene mayor estatus en Colombia. Son comunes los casos en los que personas sin entrenamiento terminan dictando clases y, entre menor es la edad de los estudiantes, más común es la improvisación. «¿Necesitamos un profesor de inglés que además dirija un grupo en primaria? Busquemos al primer tipo que esté varado y medio lo chapucee. ¿Hay una vacante para manejar un grupo de preescolar? Hay una señora desempleada que puede encargarse, no importa que sea cualquier cosa menos docente». Me pregunto, ¿dónde está la profesionalización? No creo que una licenciatura sea condición necesaria ni suficiente para ejercer la docencia, pero sí debería ayudar.
Pero entiendo por qué los colegios buscan a profesionales que comuniquen su conocimiento, y no a licenciados. ¿Qué requisitos le exigimos a los profesores? ¿Qué incentivos se le da al profesor, ya no económicamente hablando, sino desde lo social? Responder esas preguntas puede aclararnos las causas de un problema que no es solucionable con pañitos de agua tibia y saber quiénes están manejando la educación en las aulas.
Y les doy un dato rápido: según la OCDE, el salario promedio de un profesor equivale a un 180% del PIB per cápita colombiano: comparativamente, es más alto que el de Singapur, Finlandia, Nueva Zelanda e Israel, y sólo inferior al de Jordania, Malasia y Corea.
3. El resultadismo
En el primer colegio donde trabajé, tuve que ver cómo dos o tres preguntas incorrectas en las pruebas antaño conocidas como ICFES generaron una revolución. ¿Los resultados? Ese colegio, que se caracterizaba por ser uno de los más vanguardistas en pedagogía, desvió su ideología en función de las pruebas y se convirtió en un preparadero de ICFES más. No es el único caso. Muchos colegios que pasaron de la experimentación permanente a una zona de seguridad llamada ICFES dejaron su calidad de lado para depender, como si fuera savia vital, de una pregunta bien resuelta por un estudiante.
Parece que el buen resultado en SABER 11 es garantía para que sus padres, incautos, llenen formularios de admisión y continúen el letal ciclo económico de la educación privada. O si no, preguntemos los costos de pagar pauta en la revista Dinero cuando sale la edición de los mejores colegios.
¿Esa obsesión, qué genera? Simple: al poner la educación en función de la prueba estandarizada, se pierde el objetivo de la educación. La prueba estandarizada debe indicar, ¿pero de qué sirve una prueba si los estudiantes viven un día a la semana pensando sólo en el examen? Y, me temo, los motivos ulteriores son menos pedagógicos que económicos.
4. El negocio
Decir «universidad/colegio de garaje» equivale a «institución educativa con ánimo de lucro». ¿Para qué preocuparnos por la llegada de la Universidad de Phoenix, o del aterrizaje de DeVry University, cuando tenemos aquí cientos de instituciones que, lejos de buscar la educación de sus alumnos, buscan el lucro de sus dueños?
Es necesario hacer profundas auditorías a todas las instituciones educativas, públicas y privadas, desde primaria hasta educación superior. ¿Cómo es posible que un personaje como César Pérez García, condenado por participar en una masacre como la de Segovia, maneje una de las universidades más grandes de Colombia, la Universidad Cooperativa de Colombia? Y de ahí podemos saltar a otras: desde la de Carlos Moreno de Caro hasta los colegios construidos a imagen y semejanza del ego de sus dueños/rectores, pasando por las instituciones de educación superior que estafan a incautos con validaderos.
5. Las opciones
Dentro de todo, considero que una de las acciones más importantes del sector educativo colombiano es la menos visible. El énfasis que dan programas como Todos a Aprender en preescolar y primaria, sin ser tan notorio como los resultados de PISA o PIRLS, es la semilla para crear una educación de calidad. Sugiero, así mismo, evaluar a los docentes. La oposición de Fecode no debe ser obstáculo: detrás de la perorata de la dirigencia sindical existen los feudos políticos y el deseo de muchos docentes mediocres de mantenerse.
Es necesario pensar, así mismo, un pacto nacional por la educación. Más allá de los intereses políticos, económicos y culturales de muchos stakeholders educativos, debemos crear un discurso unificado en cuanto a la educación. Empresarios, medios, estudiantes, trabajadores, docentes, padres, políticos: todos unidos hacia propósitos serios y realistas para una educación de calidad, evitando la cooptación de los discursos educativos por un único canal, sea una Hannah Montana de la pedagogía, Fecode, la MANE, el Ministerio de Educación o los dirigentes de turno. Es hora de dialogar en serio sobre el tema más importante para el presente del país; más, incluso, que el proceso de paz: la educación.
Voyeur: Saber que artistas como David Bowie, Sting, Paul McCartney, Arcade Fire, Lady Gaga, Travis, Stereophonics, Diane Birch, Vampire Weekend, Franz Ferdinand, Sigur Rós, Katie Melua, Robi Draco Rosa, Justin Timberlake, Jay-Z, Kanye West, The Flaming Lips, Nine Inch Nails y Phoenix, entre otros, han sacado discos nuevos de una calidad altísima, hacen de este 2013 uno de los mejores años de la música en tiempos recientes. Y parece que 2014 comienza bien: Bruce Springsteen.
En los oídos: Reflektor (Arcade Fire)
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