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A Felipe Peláez, ‘Pipe’ para sus seguidores, lo conocía todo el mundo en los estudios de Sony desde 1994. Y todo artista nacional, vallenato o de música tropical, lo identificaba como el muchacho a llamar para que grabara las guitarras. Después, Peláez sacó a relucir su talento como productor, más adelante el de compositor, hasta ser uno de los más grabados y que más dinero generan por derechos de autor, en Colombia. Y no contento con eso, en el 2007 se disparó su faceta como cantante. Los últimos en identificarlo y reconocer su talento fueron los adeptos que cosecho en estos meses.

Así, pues, ‘Pipe’ Peláez, acompañado del acordeonero Luis Guillermo Zabaleta, se convirtió en toda una revelación en el ruedo de la música nacional, de la mano de canciones como Borracha, que no necesariamente son vallenato ortodoxo. De hecho, hay canciones suyas que parecen más balada con piano o fusiones de acordeón con son cubano.

"Tú sabes que uno se traza metas -dijo el cantautor productor y guitarrista- y la verdad es que el 2007 me dio tres veces de lo que estábamos esperando". Según Peláez su propio ‘boom’ fue el producto de un proceso normal de crecimiento. "Solo que no imaginé que crecería tan rápido". Y confiesa que no esperaba llegar a ciudades como Ibagué, Armenia o Villavicencio y que la gente se supiera sus canciones. Ahora, se prepara para su primera gira por Estados Unidos, en abril.

¿A qué le atribuye este éxito?
A que busco ser claro, conciso, honesto. Tengo un pasado folclórico fuerte. Haber trabajado tantos años haciendo música con los grandes que tienen el folclor a cuestas (los Zuleta, Jorge Oñate, Diomedes Díaz) hace parte de mi formación. Hoy, el éxito no es para quien cante más o quien toque mas, la tendencia es valorar los artistas integrales. A la gente le gusta que seas distinto. Hay mucha gente con más talento, pero deduzco que la gracia de todo es ser distinto. Y hacer algo profesional.

¿Debió lanzarse a cantar antes?
Cada cosa tiene su momento. Pero, simplemente, antes no me tocaba. Fui afortunado al desarrollar un proyecto llamado Peter Manjarrés y mira por dónde va. Impulsé a Silvestre Dangond para que firmara con Sony y no se me pasó por la cabeza mi proyecto.

Primero dejó pasar a otros…
Una vez estuve opcionado para hacer un papel en TV. El personaje debía ser cantante vallenato. También tenía la posibilidad de que una de mis canciones identificara la telenovela. Al final, el papel fue para Vetto Gálvez y la canción escogida fue de Maía. Me dolió mucho. Pero, mira las vueltas que da la vida: hoy quién suena más. A cada cual le llega.

Es artista revelación, pero tiene una experiencia musical larguísima.
Comencé con Sony desde el 94. Hice alrededor de 150 grabaciones, en calidad de productor. Al principio me llamaban como guitarrista de estudio, luego entregué canciones a la gente. La primera canción me la grabaron Otto Serge y Rafael Ricardo. Me buscaban también para hacer coros. Grabé con los grandes de la época. También con Joe Arroyo y seguí el proceso de Adriana Lucía. Produje los primeros discos de Peter Manjarrés.
Y produjo el más reciente de Manjarrés: ‘El papá de los amores’, nominado al Grammy.
Sí, entre comillas soy su competencia, pero le hice la producción a Peter.

¿Cómo fue ser competencia y a la vez productor de Peter Manjarrés?
Peter confió en mí y eso fue importante. Me trasladé a Valledupar, a su casa. Allí dirigí el proyecto. Hice los arreglos. Cada uno se iba el fin de semana de gira y nos encontrábamos los lunes para seguir grabando. A veces Peter no llegaba, pero yo estaba al frente. Ahora tengo menos tiempo para producir. Pero, sigue siendo mi pasión. Por eso, uno de mis grandes sueños sigue siendo montar un tremendo estudio de grabación.
¿Cuándo supo que era hora de salir a cantar en escenarios?
En nuestra cultura vallenata es muy valorada la figura del compositor. Entonces, pasa que vas a una reunión -en una discoteca, casa o dónde sea-y la parranda perfecta es con los compositores. Es decir, el tipo puede cantar horrible, pero como fue el que compuso tal clásico, a la gente le encanta oír la canción en su forma original. Así, cuando empecé a tener nombre como compositor, empezaron a salir presentaciones "tipo compositor" y eso me fue metiendo en el mundo del canto.

¿Se siente como un renovador del género vallenato?
Hago parte de la nueva generación, tengo 31 años, pero un largo pasado folclórico y bases que respeto. Para mí el término ‘nueva ola’ no existe, a menos que se trate de todo lo que se parece a Kaleth Morales. Vivimos un cambio generacional. De aquí a cinco años el vallenato va a tomar otro concepto. Quienes lo hacemos ahora somos más cultos, más cuidadosos de nuestra imagen, más profesionales. Tenemos otro perfil, cuidamos mas hasta nuestras inversiones económicas. Hago parte de ese relevo y trato de ser lo más integral posible. No soy la gran voz vallenata, pero tengo la posibilidad de que se me oiga diferente y al tiempo llevo la batuta para evolucionar musicalmente.

Por eso ha incursionado con otros ritmos no necesariamente colombianos entre sus grabaciones…
¿Por qué el reguetón se afianzó tanto? Porque dejó de ser movimiento para convertirse en tremendo género. Y hacen todo para internacionalizarse. Todos los reguetoneros están tratando de fusionarse con salseros. Mira a esta niña mexicana, Julieta Venegas, ha hecho como 15 dúos, es su estrategia. Nosotros hemos sido egoístas con nuestro amigo vallenato, porque no nos hemos atrevido a hacer cosas diferentes.

¿Y cuál fue su estrategia de diferenciación?
Tengo 13 canciones en el álbum. De esas 13, hay tres que son distintas, en las que me arriesgo y experimento. En las otras 10, conservo la línea tradicional moderna. Pero, qué casualidad, mira lo que son las cosas: hice algo diferente con Borracha y se volvió éxito nacional. Fusioné algo con sonido de La Familia André y también fue éxito. Hice Cuando quieras quiero en el piano y fue un hit. Grabé con Eddie Herrera la canción Loco, que es prácticamente una balada acompañada solo de guacharaca, guitarra y piano, sin acordeón y ¡Tremendo éxito! Los grabe con el temor de no saber que iba a pasar. Pero dije: me arriesgo en dos o tres cositas y el resto será vallenato normal.

¿Y cuál fue la lección?
Tratar de seguir evolucionando, en la medida en que el folclor lo permita y me lo apoye. Trato de que mi formación musical sea más universal. Escucho balada, caribeña. Mis ídolos son Alejandro Sanz, Juan Luis Guerra y de ahí para adelante, deduce tú. Trato de que mis letras sean directas. Me gusta ser muy alegre. Casi no tengo canciones tristes. Nada de despecho. Y me ha dado resultado.

Sin embargo, el folclor vallenato todavía sigue siendo muy conservador…
Soy un enorme defensor de la fusión. El vallenato se nos salio de las manos. Nosotros mismos nos encargamos de ser egoístas en este aspecto. Pero, fíjate, el rey vallenato 2006 fue un cachaco. El vallenato ya no es del Cesar y La Guajira. Hoy en día consigues un tremendo músico vallenato en Leticia, Florencia y Yopal. Mira, Valledupar es la peor plaza del mundo para vender discos, pero allá se creen los jueces del vallenato, porque culturalmente está así establecido, por el Festival, pero es mentira. El vallenato se ha extendido mucho, si no es lo que más vende, es lo que más suena y lo que mas llena. Y ya tenemos un Grammy, entonces, por qué no permitir que evolucione. Y eso solo se consigue haciendo cosas nuevas, fusionándonos. El vallenato tiene un sistema musical supernoble, que se deja fusionar con lo que tú quieras.

¿Qué proyectos vienen?
Nos acaban de sacar un DVD, con un documental, ‘Felipe Peláez a paso firme y algo más’. Acabamos de lanzar una canción para los carnavales de Barranquilla, la que hice con Eddie Herrera, se llama ‘Katapum’. Está la gira por Estados Unidos, en abril. Y ahora mismo estoy encerrado componiendo. Lo llamo la etapa de la cosecha. El poquito tiempo que me queda lo utilizo en dormir, que es lo que más me hace falta.

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PERFIL
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Mi nombre es Liliana Martínez Polo. Soy comunicadora social con énfasis en publicidad de la Universidad Javeriana y especialista en medios de comunicación de la Universidad de Los Andes. Desde 1998, trabajo en la redacción de Cultura de EL TIEMPO y descubrí mi afinidad con las historias vallenatas y la cultura alrededor. A lo largo de años de trabajo observando el vallenato y en general la cultura colombiana he asumido como compromiso la labor de destacarla, desde sus músicas regionales y, en últimas fechas, desde la gastronomía. Sin embargo, de todos los temas, el vallenato es mi favorito. Por lo mismo, comparto este espacio de observación y promoción de esta música con ustedes. .

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3 Comentarios
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  1. la verdad es que son muy bacanas las canciones, pero ojo SOLO EN VERSION ORIGINAL, en casetas o parrandas o en vivo (como lo quieran llamar) se escuchan pésimas pero lo que se dice malisimas, no mas los invito a escuchar borracha en parranda, se decepcionan; esa es la ventaja del vallenato tradicional, que se escucha igual o mas bonita en vivo, ese es el merito de los cantantes que se esta extinguiendo. Es muy chevere escuchar a los “nueva ola” pero jamás reemplazaran el vallenato clasico. Como lo deja entrever pipe en esta entrevista, esos cambios no son si no para comercializarlos y para que le gusten mas a los cachacos que son los que a la final les dan grandes ganancias con los discos legales. Ojo no estoy diciendo que sean malos, simplemente que deberían hacer en cada trabajo discograáfico por lo menos 2 vallenatos puros, pa que no se pierda la raíz.
    ——–

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