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¿Sectas satánicas en Bogotá? Su existencia es algo que muchos niegan o ridiculizan por miedo a aceptar su posibilidad.  Sin embargo, lo cierto es que no solo es posible, sino real.

Estos grupos han dejado indicios de sus actividades por toda la ciudad. Por poner solo algunos ejemplos, hace unos meses en un parque al norte de Bogotá, se encontraron elementos de brujería como fotos quemadas, tierra y pelo en pequeñas bolsas en las copas de los árboles. A mediados de octubre se supo que en los Cerros Orientales había una cantidad indeterminada de cadáveres de animales decapitados o colgados, además de fetos, todos aparentemente involucrados en ritos satánicos.

Nada de esto es nuevo. Desde la década de los noventa, las sectas satánicas han crecido en Colombia hasta el punto en que se consideró necesaria la creación de una división especial del DAS para que investigara este tema en particular. Hoy en día la Policía, la Fiscalía y Medicina Legal conocen muy bien el actuar de estos grupos y su alcance en la ciudad, sobretodo en barrios como Soacha, Normandía, Ciudad Bolívar, Kennedy, Suba, San Cristóbal y Molinos.

El hecho más reciente lo conocimos hace unas semanas en Ciudad Bolívar. Esta vez no solo hay indicios, sino personas afectadas y efectivamente involucradas.

Lo que perturba de este caso, más allá de los abusos a los que fueron sometidos los 4 menores de edad, es la participación de dos jóvenes de 19 años, un profesor y un sacerdote, además de personas de otros países, que según cuentan los vecinos del barrio, frecuentaban constantemente el lugar de los hechos.

Si bien es cierto que algunas veces estas sectas obligan a personas a involucrarse a punta de amenazas, también hay muchos, sobre todo jóvenes, que se unen ingenuamente, atraídos por promesas de poder o por la simple satisfacción de sentir que hacen parte de algo y que son aceptados dentro del grupo.

Pero en las sectas no todos son jóvenes perdidos. Conocedores de la teología y el ocultismo forman parte importante, pues ellos son los que conservan el conocimiento esotérico transmitido originalmente por referentes del satanismo moderno como Anton Lavey y Aleister Crowley.

Los seguidores del satanismo laveyano dirán que se trata de una filosofía de vida basada en el hedonismo y el individualismo, lo cual en teoría es cierto. Sin embargo, así como los niños de Ciudad Bolívar, alrededor del mundo existen sobrevivientes del abuso ritual satánico (SRA por sus siglas en inglés) que dan cuenta de la vigencia de prácticas ligadas al sacrificio de personas y animales, el canibalismo y el abuso sexual.

Que usted crea o no en el diablo es irrelevante. El tema no se debe reducir a paranoias del fanatismo cristiano ni a mitos urbanos detrás de gustos musicales o formas de vestir. La realidad es que estos grupos existen y así sean en nombre de Satán, Jehová o cualquiera, están cometiendo delitos inimaginables usando símbolos esotéricos con un significado ancestral, ignorantes o no de las energías a las que convocan y con las que pactan en la intimidad de quién sabe cuántos otros lugares de Bogotá.

Lo que pasó en Ciudad Bolívar no se debe definir simplemente como otro caso de violencia intrafamiliar o violencia contra los niños. Nos enfrentamos a sectas organizadas cuyo sistema de creencias incluye el abuso de niños y animales.

Es en el fondo una problemática espiritual, un vacío existencial que parece no encontrar sosiego en ninguna de las instituciones sociales.

http://youtu.be/i9nC0OE7HRg

En la película El Bebé de Rosemary hay una escena de abuso ritual. A Rosemary (Mia Farrow) la drogan antes del ritual, como pasa comúnmente dentro de estas sectas. Durante la ceremonia llena de simbología masona y satánica, el mismo Satanás (interpretado por Anton Lavey) impregna a Rosemary. El efecto de la droga hace que para ella todo sea parte de un extraño sueño, pero poco a poco descubre que no lo fue y que todo lo que pasó fue real.

Una película muy recomendada si les interesa el tema, además de estar llena de sicromisticismo pues un año después de su estreno, Sharon Tate, esposa del director Roman Polanski, habría de morir embarazada en lo que al parecer fue un sacrificio ritual perpetrado por Charles Manson y su “familia”.

@GataFranca

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