“El hombre debe siempre que pueda, cerrar sus labios, antes de decir una verdad que tenga visos de mentira, pues se expone a avergonzarse sin tener culpa”

                                                                                                            Dante Alighieri.

 

Al parecer, a Luis Andrés Colmenares todavía le falta tiempo para poder “descansar en paz”.

Empezando por su valiente madre y su infatigable padre, la familia Colmenares Escobar está lejos de ver en los rostros de los procesados, hoy todavía absueltos, Laura Moreno, Jessy Quintero y Carlos Cárdenas, la cara de la inocencia. Y conforme salta a la vista, en Colombia muchos son los que dudan de su inocencia, efectivamente.

Netflix “reabrió” el caso Colmenares y alborotó el avispero con su reciente producción “Historia de un crimen” inspirada, a mi modo de ver, más en hechos reales que ficticios, sobre lo acontecido aquella fatídica noche del 31 de octubre de 2010.

Le interesa leer: ¿Porqué Laura Moreno y Jessy Quintero fueron declaradas inocentes?

Emitido el primer capítulo no se ha dejado de hablar al respecto. Desde trivialidades como el reproche al hecho de que el color de la piel de quien encarna a Luis Andrés sea más claro que el de la vida real o los 25 años de diferencia que Enrique Carriazo le lleva a aquella que en la serie hizo el rol de Laura Moreno; hasta aspectos más relevantes en la crítica como aquellos que directamente han manado del núcleo de la familia Colmenares, quienes protestaron no solamente por hacer ver infamemente a la señora Oneida Escobar como alguien cercana al esoterismo, y otros aspectos de forma que en la producción aparentemente se alejaron de la realidad; sino que con justa razón, a través del señorial abogado Jaime Lombana van a demandar a Netflix por haber obrado sin su consentimiento en la manufactura de una producción que con certeza no ha dejado desde su lanzamiento de hacer sonar estrepitosamente su registradora, lucrándose del dolor ajeno, como habituamos escuchar, comprensiblemente.

Personalmente me gustó la serie. Actores y actrices, de primera línea. (No todos, claro está.)

Una trama que, aun cuando no fidedignamente, sí procuró en gran medida plasmar en su producción el contenido de una parte importante del expediente Colmenares. En mi opinión, “Historia de un crimen”, deja más interrogantes y acertijos sin resolver que conclusiones irrebatibles. Un desenlace que, a través de la audiencia final, que declara la absolución (parcial, toda vez que apelada la sentencia, aún no se pronuncia el tribunal en sede de segunda instancia) de Laura Moreno y Jessy Quintero,  deja, al igual que el expediente original, un insondable sinsabor. Y con toda razón quizá, un «tufillo» a impunidad, que desafortunadamente se niega a desvanecer.

Llegará la segunda temporada de “Colmenares, Historia de un crimen”… claro está, si el tribunal superior de Bogotá, resuelve la apelación a favor de la Fiscalía General de la Nación y los representantes legales del occiso.

¿Y qué argumentos podrían esgrimir los magistrados del tribunal superior en segunda instancia para revocar la preciosa libertad de la que hoy gozan Laura Moreno, Jessy Quintero y el otrora enjuiciado Carlos Cárdenas?

A modo de fugaz pincelada, citaré los que a título personal considero podrían llegar a ser (remotamente o no) los tres elementos probatorios concluyentes a valorar considerando una virtual posibilidad de que se llegue a proferir sentencia condenatoria en el sonado y cinematográfico caso Colmenares, a saber:

  1. Revaluar la posibilidad de que aquella fatídica noche, al interior del canal el Virrey, una lámina de agua de 0,20m haya podido mover tan rápido el cuerpo de un adulto más aún a través de una estructura tan irregular ya que (en palabras de un ingeniero lector de este blog) “si elementos menos voluminosos y pesados como las ramas de un árbol quedan atascados, razón de ser de los sedimentos que alteran la efectividad de un ducto; con mayor razón el cuerpo de una persona hubiera generado represamiento”. En aras de discusión y sin mayores ambages, en el marco de la posibilidad anteriormente referida, el riesgo de hallarnos frente a una ausencia oportuna e imperativa de socorro por parte de Laura Moreno, es decir una comisión de un delito por omisión, se torna absolutamente viable.
  1. Considerar indebida la descalificación que la juez de primera instancia basándose en las refutaciones de los peritos forenses de la defensa hiciera al procedimiento y dictamen realizado por el médico forense Máximo Alberto Duque Piedrahita; cuyos hallazgos efectuados a partir de la segunda necropsia que se hiciera al cuerpo de Luis Andrés Colmenares empezaron a arrojar luces sobre la presunta tesis del homicidio. Reconociendo de contera los descubrimientos allí efectuados (fracturas, lesiones, infiltraciones hemáticas, livideces, presuntamente atribuidas a fenómenos cadavéricos post-mortem, que en la tesis final de la Fiscalía obedecieron al hecho de haber sido puesto el cuerpo de Luis Andrés ya moribundo o sin vida en la profundidad del caño. Aunado a esto, si los magistrados reconocen como prueba conducente las múltiples fracturas que según el ente acusador devinieron en inconsciencia de la víctima, facilitando a sus agresores su ocultamiento en el caño, sumado al hecho de haber advertido en la cavidad bucal del occiso presión de los dientes superiores sobre los inferiores producto de la resistencia efectuada vislumbrando una prolongación exasperada de una vida que agonizando se negaba a apagarse, perfectamente el proceso podría dar un viraje interesante.

Finalmente, no se descarta que el tribunal contemple darle crédito a alguno de los testigos directos que presuntamente testificaron en contra de Carlos Cárdenas y Laura Moreno si es que todavía hay alguno vivo o que no se haya retractado,  así como tampoco (por más absurdo y “macondiano” que parezca) podemos renunciar a la posibilidad de que se llegue a identificar en segunda instancia una estrategia corrupta dirigida a alterar pruebas, liquidar testigos, cohechar el aparato judicial, legitimar prevaricatos en la siniestra comparsa y sainete de compraventa de funcionarios y providencias, que en el caso Colmenares, como una probabilidad reitero que no se puede descartar, hayan llegado a podrir desde su simiente, toda la investigación y el rito procesal.

Amanecerá y veremos…