Los creadores van más allá de su época, es más, se adelantan a esta. Son visionarios que ven los cambios que se darán con la tecnología y la ciencia antes que esta misma lo piense y lo materialice. Ellos replantean el universo a través de sus ideas, sin darse cuenta crean la realidad, los inventos y otras maneras de ordenar el sistema; además, actúan como sociólogos que estudian e investigan la estructura de la sociedad; los problemas, el comportamiento al interior de las poblaciones y las causas que originaron las dificultades. Por otro lado, examinan las consecuencias provocadas por lo que somos como sociedad, los interés económicos y políticos, los efectos del poder. Entonces llegan a vislumbrar lo que podría pasar en la sociedad a causa de aquellos que controlan el mundo.

Así las cosas, aunque los científicos no lean obras literarias, la construcción del universo se da a partir de la imaginación, los pensamientos y aquello que creamos a través de las palabras que se materializan en la literatura y la filosofía. Si analizamos las obras literarias, encontraremos algunos ejemplos como el de Julio Verne, el cual escribió sobre inventos como el submarino, el helicóptero, el metro, e incluso la internet y, además, cómo sería el primer viaje al espacio en un cohete, descripción que se acercó al primer viaje realizado al espacio en 1954 por la Unión Soviética y en el que su tripulante fue una perra llamada Laika. Otro ejemplo importante es el de Mary Shelley con su gran obra Frankenstein, que se anticipa al trasplante de órganos, los cuales solo se pudieron realizar hasta el año 1950.

A través de los ejemplos, vemos primero que todo pasa por el pensamiento y luego eso se hace realidad. En este orden, los escritores, además de analizar las consecuencias de las acciones de los humanos y su naturaleza, exponen preguntas ontológicas, epistemológicas y metafísicas que cualquier humano se haría, también estudian la necesidad de poder de aquellos que gobiernan. Los escritores de literatura son pensadores, inventores y creadores innatos del mundo porque es la palabra lo que primero nombra al universo. Son los vocablos los que engendran y celebran la existencia de todo aquello que nos rodea.