Por Leonardo Galindo
Ciencia y Colombia
Creo que a la gente le encanta la ciencia, aunque puedo estar un tanto sesgado por mi gusto propio. Pero cuántos no quedaron atónitos viendo a Carl Sagan presentando Cosmos, o quién no se ha maravillado viendo programas donde hablan de los comportamientos de las manadas de leones en África, o de cómo se comunican las ballenas. Creo que la mayoría de la gente tiene inquietudes claras acerca de cómo funciona el mundo, de si el calentamiento global es cierto, de si será posible curar el cáncer, o si realmente podremos llegar a Marte. La ciencia nos toca en cada momento de nuestras vidas, incluso cuando no nos importa. Es en gran parte gracias a la ciencia que la esperanza de vida ha aumentado casi al doble de la existente en el siglo XIX [1]. Es gracias a los avances científicos que podemos salir avantes de gran cantidad de enfermedades o evitarlas mediante la vacunación [2]. La televisión que vemos, el auto que conducimos, las casas donde vivimos y la posibilidad de conseguir alimentos bien preservados a la vuelta de la esquina dependen en gran parte de avances en el conocimiento científico.
¿Si la ciencia parece ser una parte tan intrínseca de nuestro diario vivir, no sería lógico que la inversión en ciencia fuera el motor de avance de un país? Corea del sur es el país que proporcionalmente más invierte en investigación y desarrollo en el mundo, dedicando un 4.3% de su producto interno bruto (PIB) [3]. En Latinoamérica solo un país (Brasil), invierte más del 1% de su producto interno bruto en investigación y desarrollo, mientras que en nuestro país, Colombia, la inversión es de apenas 0.23% [4]. Otros factores muestran como en Colombia la ciencia y la tecnología no son una prioridad para el gobierno: solo hay 154 investigadores por cada millón de habitantes (la media de Latinoamérica es 538), y muchos científicos con formación de posgrado (aprox. 4500 asociados a la diáspora) se quedan en el exterior (“cerebros fugados”) debido a la falta de empleo en Colombia [5,6]; invertimos una cantidad ínfima por habitante en investigación y desarrollo (14,97 dólares frente a 933.91 dólares que se invierten en promedio en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico); y la producción de artículos científicos en Colombia alcanza apenas el 10% de lo que se produce en Brasil (datos del 2013) [7]. Recientemente una aplicación web fue diseñada para visualizar la excelencia académica [8]. En esta aplicación es posible elegir un área de conocimiento científico y ver como se clasifican las mejores universidades en el mundo de acuerdo a sus publicaciones. En la figura 1, por ejemplo, observamos cómo están clasificadas las universidades en el mundo en el campo de agricultura y ciencias biológicas. Como podemos observar solo dos instituciones en Colombia (la Universidad Nacional, y la Universidad de Antioquia) están incluidas, pero su nivel de excelencia de acuerdo al estudio es bajo. De hecho, la Universidad Nacional de Colombia es la única universidad del país que se puede clasificar consistentemente en diferentes disciplinas: puede explorar el sitio web y sus distintas disciplinas (http://www.excellencemapping.net/).
Figura 1. El mapa corresponde a las instituciones a nivel mundial clasificadas en excelencia científica en agricultura y ciencias biológicas. El tamaño del circulo representa el número de publicaciones científicas mientras la escala de colores de rojo a azul representa el nivel de excelencia (rojo es bajo y azul es alto).
Una mirada a la importancia del contexto nacional
La tendencia en muchos países emergentes como Colombia es querer copiar modelos de los países que están a la vanguardia en uno o más campos. Mientras que ciertas metodologías pueden ser aplicables, es necesario ver el contexto en el que se desarrolla cada país; el desarrollo doméstico local y su impacto sobre otros países dependen directamente de su forma de generar desarrollo técnico y científico [9]. En un estudio sobre los componentes que influyen más sobre el desarrollo de cada país es evidente que Colombia tiene una mayor influencia en el campo de la agricultura que en biomedicina o en ciencias básicas e ingeniería [9]. Esto no es un gran misterio en nuestro país, pero si tiene implicaciones directas en la tesis que aquí se expone. Primero, el principal causante del surgimiento de la guerra en Colombia y de su mantenimiento fue el problema de la apropiación de la tierra [10], y uno de los principales puntos del acuerdo de paz discute extensamente como la tierra se debe devolver a los campesinos y sus dueños originales, y como se darán incentivos de capacitación, tecnología e infraestructura para que los agricultores reimpulsen este sector [11]. En este sentido, considerando que los estudios y el contexto nacional muestran que la mayor fuente de desarrollo del país es la agricultura, los lineamientos de inversión de ahora en adelante deben incluir no solo una inversión técnica en las zonas agrícolas del territorio nacional, sino la inversión en políticas públicas de investigación en ciencia básica y aplicada en los cultivos que se proyecta tendrán una extensión mayor gracias a la restitución de tierras.
La importancia de la investigación científica básica y aplicada en cultivos de interés nacional subyace en su capacidad de encontrar los mecanismos biológicos que permiten el funcionamiento óptimo de las plantas, y en la posibilidad de realizar las modificaciones necesarias para mejorar su productividad. Dicha productividad no solamente está ligada a obtener productos más vigorosos o en mayor cantidad, sino también a evitar estreses ambientales como la sequía y los patógenos. Por ejemplo, cuando una planta se enferma de algo que nunca hemos visto, debemos buscar, aislar y estudiar el organismo que causa la enfermedad y entender como interactúa con la planta (esto hace parte de la ciencia básica). Luego podemos empezar a usar agentes específicos para debilitar o erradicar la plaga (esto hacer parte de la ciencia aplicada). Una de las estrategias que puede ser implementada es el uso de herramientas biotecnológicas que permiten encontrar el fundamento genético mediante el cual ciertas variedades de plantas son más resistentes y/o susceptibles a una plaga [12]. Una vez el fundamento de la resistencia es encontrado, las plantas resistentes pueden ser seleccionadas, o se puede transformar las plantas susceptibles en resistentes mediante modificaciones genéticas (transgénicos o edición génica), lo cual incrementa la productividad. Dichas variedades seleccionadas o generadas localmente pueden ser ahora aportadas a los agricultores. La selección y mejoramiento genético son herramientas fundamentales en el estudio de los cultivos, y solo pueden ser implementados una vez el gobierno colombiano provea de suficientes recursos económicos a las agencias nacionales de ciencia (Colciencias) e instituciones universitarias y de investigación.
Postconflicto y actualidad
Si queremos ser un país de ciencia, es decir un país que ponga como prioridad y foco central de su desarrollo económico y social la aplicación de la ciencia y la tecnología, tanto la inversión del PIB, como la excelencia académica deben dar un salto monumental para hacer al país competitivo. Posiblemente una de las grandes excusas hasta el momento para la poca inversión de capital en ciencia, era que mucho del dinero obtenido de las diferentes áreas de productividad del país tenía que ser reinvertido en la guerra. El advenimiento del proceso de paz con las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), se convierte entonces en una oportunidad para reinvertir esfuerzos ideológicos y económicos para convertir a la ciencia en un motor de cambio.
Aunque la propuesta de este escrito, que pone a la agricultura como motor central para el desarrollo científico, se basa en un contexto histórico encuadrado en el conflicto nacional, y en su valor como centro de la economía nacional, en ningún momento debemos pensar en excluir las otras ramas de la ciencia que así mismo requieren financiación. La idea propuesta aquí acerca de cómo la inversión en ciencia debe estar contextualizada, es válida de la misma manera para afrontar otros retos a nivel nacional. En medicina, por ejemplo, enfermedades como el zika, el chikungunya y el dengue han recibido atención reciente debido a los patrones comunes de infección, y algunos estudios han sido realizados en Colombia [13–15], pero es aun necesario una mayor inversión en las herramientas para la pronta detección clínica a nivel molecular. En el campo de la biología marina, la influencia del calentamiento global repercute directamente sobre ecosistemas como los arrecifes de coral, lo cual tiene influencia sobre el mantenimiento de la biodiversidad marina; el uso de herramientas como la genómica, los sistemas de información geográfica y la fotografía submarina que son comúnmente usados internacionalmente para el monitoreo de estos ecosistemas [16], deben así mismo volverse de uso común en nuestro país. Como estos, hay muchos otros ejemplos que deberán convertirse en prioridad de inversión económica en la Colombia de las próximas décadas.
Es por esto que si queremos ser un país de ciencia debemos invertir en ella en cada paso. Debido a que las universidades y los institutos de investigación son actores principales en la generación de conocimiento, deben tener los aportes más grandes de inversión. En 2013, el consejo en investigación en ciencias naturales e ingeniería de Canadá (NSERC) invirtió más de un billón de dólares en financiación de 29.000 estudiantes, 11.000 profesores y 2400 empresas basadas en ese país [17]. Si esta tendencia empieza a gestarse en Colombia, no solo los académicos formados en Colombia podrán avanzar en sus proyectos, sino que inevitablemente los Colombianos entrenados en el exterior verán la posibilidad de volver al país como algo mucho más atractivo. Si esto ocurre se generará una avalancha de producción científica de alta calidad como es visto en los países donde la financiación en ciencia y tecnología es una prioridad [17]. Para Colombia esto sería causa y consecuencia de un desarrollo sin fronteras que beneficiará directa o indirectamente a la mayoría de los sectores sociales y económicos del país.
Referencias
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- Galindo L. Para que las vacunas? [Internet]. Blog Biog. 2015. Available from: http://biogenic-colombia.blogspot.com.co/2015/03/para-que-las-vacunas.html
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