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Por Diana Bernal Franco

En esta época llena de expectativas frente al proceso de paz entre el gobierno Colombiano y las FARC – y nada más esta semana con el ELN- no me dejan de dar vueltas muchas ideas en la cabeza. Muy a menudo recuerdo cómo el conflicto armado del país ha afectado muchas veces mi carrera académica como bióloga. Cuando era estudiante de pregrado a finales de los 90 las salidas de campo eran limitadas a los lugares seguros, los cuales poco a poco fueron desapareciendo. Tras el secuestro corto de algunos profesores durante una salida de investigación y claros mensajes de que esos grupos de investigación de una universidad privada ya no tenían el visto bueno de los que tocaba tener el “permiso”, decidieron, hacia comienzos de los años 2000, que las tesis de grado ya no podían ser trabajos de campo, excepto por un par de lugares cercanos a Bogotá.

Durante la carrera había una materia que siempre soñé tomar, técnicas de campo. Había dos posibilidades, tomarla en las vacaciones de mitad de año o tomarla un semestre completo. Yo iba a empezar por tomarla en vacaciones, para vivir en la Macarena solo un par de meses, y después decidir si me animaba a ir un semestre entero. Mi sueño era tener la experiencia de vivir en la Serranía de la Macarena, una tierra vírgen en donde no se ha asentado ni el hombre blanco ni las comunidades indígenas según Schultes(1) -si, el del Abrazo de la Serpiente- de conocer el famosísimo río Caño Cristales, lleno de plantas acuáticas que hacen ver el río de colores que un río nunca tiene. Claro que en esa época el río era famosísimo solo entre los biólogos. Cuando les conté a mis papás mis planes, ellos no tenían ni idea de qué río les estaba hablando ni de por qué yo me quería ir a vivir al monte dos meses. Pero nunca tomé técnicas de campo, nunca realicé mi sueño porque el conflicto armado en Colombia hacía que la posibilidad de un secuestro no fuera una idea loca, y mis papás, que siempre me han apoyado en todo incondicionalmente (solo esa vez no me apoyaron), me pidieron que no les hiciera eso, que no me fuera a correr ese riesgo. Así que yo decidí no poner a mis papás en esa incertidumbre, y a mí misma también me entró la incertidumbre, desafortunadamente.

La materia de técnicas de campo sí la dieron esas vacaciones. Todos los estudiantes volvieron sanos y salvos, después de haber conocido el famoso río Caño Cristales, de haber estado en completo contacto con la exuberancia de la Serranía de la Macarena, después de haber aprendido técnicas para muestrear insectos, pájaros, rastrear mamíferos, observar orquídeas, y después de ver toda clase de bichos, cosa que a los biólogos nos encanta, así sea un insecto diminuto o una rana fea. Vaya bióloga de campo yo… Pero tal vez algo de razón tenían mis papás, después de unos años, la estación de investigación en la Macarena de la Universidad de los Andes recibió un ultimátum de parte de los que tienen que dar “permiso”, según el cual tenían 15 días para desocupar la estación. Afortunadamente después de varios años de negociaciones con los que dan “permiso”, la estación volvió a abrirse y en la actualidad la Universidad de los Andes tiene proyectos de investigación en la Macarena. No sé si siguen dando técnicas de campo. Ahora soy una bióloga trabajando fuera del país y con muy poco contacto con mi alma mater.

Después de terminar la universidad tuve la suerte de ejercer mi carrera como investigadora en todo el sentido de la palabra, en el Centro Internacional de Agricultura Tropical, CIAT. Ahí investigaba genética y biología molecular de plantas, trabajo que desarrollaba totalmente en el laboratorio, por eso la situación de orden público dejó de afectar mi carrera. Sin embargo, como ahora trabajaba en un centro de agricultura, empecé a darme cuenta del terrible impacto del conflicto armado en el campo. También empecé a darme cuenta de las ventajas de obtener un posgrado, pero no en Colombia, sino afuera. En el CIAT para poder pertenecer al “staff” hay que tener título de posgrado del extranjero. Los que eran “staff” ganaban mejor sueldo, y les daban carro. Seguramente por eso muchos de mis compañeros del laboratorio buscaban becas para irse a estudiar afuera, y mi jefe también me aconsejaba que consiguiera posgrado afuera, así que eso hice. En el 2010 conseguí beca para hacer el doctorado en Australia, ¡completamente pago! Matrícula y manutención. Y no me alcanzará la vida para agradecerle a la Universidad de Queensland, y al sistema educativo de Australia, haberme permitido terminar mi doctorado sin quedar debiendo un centavo. Y me pregunto cómo habría sido si me hubiera apoyado en el sistema educativo de Colombia, ¿estaría ahora con una deuda de un crédito-beca? (2) ¿Tendría trabajo? En todo caso, afortunadamente ahora tengo trabajo afuera como postdoc, pero quiero volver a Colombia, y ahí viene la pregunta, ¿me quedo o regreso?

El corazón me dice que sí, que regrese, que vaya a conocer todas esas tierras vírgenes que tiene Colombia, que estudie su diversidad, origen y evolución. ¿Pero será que sí podría? ¿Será que la situación de orden público otra vez me va a llevar a investigar algo que solo necesite laboratorio? ¿Será que voy a encontrar un lugar de trabajo soportado por una infraestructura burocrática y económica que me permita trabajar como investigadora, sin tener que dedicarme a entender el mundo de los sobornos y las recomendaciones para conseguir y mantenerme en un puesto? La convocatoria “Es tiempo de volver” parecía una muy buena oportunidad, pero honestamente cogió mala fama (3), y además no la volvieron a abrir. Así que la cabeza me dice que no, que no voy a encontrar un trabajo estable, que los diálogos de paz nada que se terminan y así se terminaran, la situación de orden público parece empeorar (4).
Pero en realidad no ha pasado mucho tiempo desde que me fui de Colombia. Cinco años no son nada, sobre todo para efecto de cambios a nivel de las oportunidades de educación, de investigación, de la situación de orden público. Por lo tanto los problemas que me afectaron hace cinco o diez años me afectarían hoy también si decidiera volver. El conflicto armado continúa, al igual que el favoritismo por los que han estudiado afuera y la falta de continuidad en las convocatorias y programas investigativos. Sin embargo, le voy a hacer caso al corazón y voy a regresar porque veo buenos indicios. Al menos estamos tratando de solucionar el conflicto armado con una política diferente a la que ha fallado durante 50 años. El año pasado el presupuesto de educación fue igual que el de defensa (5). Hay un Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación que busca mejorar y robustecerse por medio del monitoreo sistemático y continuo de la actividad científica colombiana desde el 2004 (6). En el 2011 se aprobó que el 10% de las regalías se otorguen para la investigación científica (7) y hasta hoy sigue en pie este programa. Aunque todas estas políticas tienen muchos defectos, al menos ya existen y son un primer paso en la dirección correcta. Por lo tanto hay que ponerlas en practica, y en el camino mejorarlas. Ya sé que sí quiero ejercer la investigación en Colombia, también tendré que trabajar en la construcción del andamio que soporte la ciencia en Colombia. Por esto regresaré y me uniré a iniciativas desde el sector académico con miras a crear un Ministerio de Ciencia Tecnología e Innovación en Colombia, desde el que se discutan y solucionen todos los problemas que afectan la ciencia en Colombia (8). Porque aunque tenga la cabeza llena de prevenciones, el lugar del mundo que mayor felicidad me da estudiar y ayudar a progresar es Colombia.

Referencias
1. Jose Bejarano. 1952. La cordillera de la macarena y la estación de biológica «Jose Jeronimo Triana». Volumen XX, No. 7, Enero de 1952. Revista de la Facultad de medicina. [http://www.bdigital.unal.edu.co/27501/1/25352-89172-1-PB.PDF]
2. Andia Chavez Fonnegra. Ni me quedo ni regreso = Diáspora. [http://blogs.eltiempo.com/biogenic-colombia/2016/02/19/ni-me-quedo-ni-regreso-diaspora/]
3. Nicolás Congote Gutiérrez. De cerebros fugados a cerebros desencantados [http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/ciencia/investigadores-denuncian-demoras-en-programa-es-tiempo-de-volver/15249435]
4. Líderes sociales lanzan alerta por asesinatos. [http://www.eltiempo.com/politica/justicia/asesinato-de-lideres-sociales-en-colombia/16542289]
5. Educación y defensa siguen a la cabeza del presupuesto nacional. [http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-14233743]
6. Observatorio de Ciencia y Tecnología. [http://ocyt.org.co/es-es/informacion-institucional].
7. La ciencia de las regalías. [http://www.portafolio.co/opinion/felix-londono/ciencia-regalias-137820]
8. Debate abierto sobre la creación del Ministerio de Ciencia Tecnología e Innovación en Colombia. [https://www.facebook.com/groups/571622149672233/permalink/571962899638158/?comment_id=571965789637869&notif_t=group_comment&notif_id=1459343411344292]

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