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Los genios musicales que sobreviven a los cambios generacionales son aquellos que se reinventan, aquellos dispuestos a sentar bases sonoras en cada década y, en algunos casos, a renunciar a lo cosechado para innovar. Es una mezcla de conjura creativa, deseo de supervivencia y visión empresarial.

Santaolalla es uno de esos. Ha abusado de esa genialidad para rescatar sonidos del interior de la montaña suramericana, pero no ha tenido problema para convertirse en el productor de Bajofondo Tango Club, Caifanes, Los Prisioneros, Bersuit, Divididos, La Maldita Vecindad, Café Tacuba, Molotov y el mismísimo Juanes.

Sin embargo, Santaolalla [ entrevista de Esquinalatina.com ] es en esencia un músico. Dejemos a un lado los tecnicismos. Su carrera se inició creando e interpretando en 1969, en el ambiente del folk argentino. Era la época del hippismo desbordado, del vivir inmerso en comunidad con sus hermanos (cocinando, lavando, cultivando, "haciendo familia" con otros tantos). Su primera banda famosa fue la setentera Arco Iris. Si cabe la comparación, para que tengan un referente, era similar a Porsuigieco.

Imagen de 1981, cuando volvió a Argentina a grabar...Recientemente su álbum "Santaolalla", de 1981,  fue motivo de una excelente reseña histórica en rock.com.ar. Se trata del primer trabajo que hizo tras retornar de su peregrinación por Estados Unidos. Además, es considerado uno de los primeros discos que dieron el salto sonoro a los ochenta en su país -es decir, que dejaron atrás todo ese folk y blues, y que fue previo al poderoso "Clics Modernos" (1983) de Charly García– . Santaolalla fue la cabeza del proyecto, ejerciendo casi todas las funciones (producción, mezclas, etc.).  Escuche aquí el clip del principal éxito de ese disco, "Ando Rodando" (Windows Media Player) y otro clip de "Vasudeva" (también de 1981).

En los ochenta vivió algunos altibajos. Sus proyectos Wet picnic (con Anibal Kerpel) y GIT (con Alfredo Toth, Pablo Guyot y Willy Iturri) fueron una apuesta rockera bien recibida, pero su experimento de hacer un recorrido "De Ushuaia a La Quiaca", con León Gieco, para rescatar sonidos tradicionales resultó ser una maratón desgastante y poco efectiva. Pero su faceta como productor se consolidó, arrancando con Divididos y luego con bandas de toda América Latina.

Sin embargo no abandonó su capacidad como músico. Uno de los trabajos que más valoro de Santaolalla es el disco "Ronroco" que grabó con Nonesuch Records y que es una buena pieza para tener en una colección si usted disfruta la llamada Música del mundo: Grabaciones instrumentales con este palo de 10 cuerdas similar a un charango, sin más ayudas acompañantes, en el que creó piezas que luego escuchamos en bandas sonoras como "Amores Perros", "El informante" y "21 gramos", y que dieron pie a la música de la exitosa "Diarios de motocicleta".

Como si fuera poco, en el siglo XXI entró con todo: Se sentó con Luciano Supervielle y creó "Bajofondo Tango Club", que vino a ser la mamá de las remezclas electrónicas del tango (con Gotan Project). Luego, emulando al Buena Vista Social Club, rescató a eminencias olvidadas del tango argentino e hizo el "Café de los maestros", que ya es un hit en ventas este año y seguro va para Grammy.

Sobre el Oscar

Algo está pasando en Hollywood. Primero fue Jorge Drexler y ahora Santaolalla. Luego de recibir el premio por su música para la cinta de Ang Lee "Brokeback Mountain", el argentino fue a la sala de prensa de ABC -cuyas cámaras transmitían en streaming por Internet- y habló con periodistas de todo el mundo. Entre todo lo que dijo, destaco estas palabras: "Siempre me he sentido muy latinoamericano, conservo mi argentinidad, y trabajo con artistas de Colombia, México, Chile, Uruguay y Argentina, así que soy fiel a esa forma de actuar".

Pero la banda sonora de "Brokeback Mountain" no es sólo Santaolalla: La integran grabaciones recomendadas como "An Angel Went Up In Flames", de Gas Band, "A Love That Will Never Grow Old" , interpretada por Emmylou Harris, y otras simpáticas como la de Dolly Parton (famoso busto estadounidense de los ochenta) y el amigable Willie Nelson, quien, por cierto, es un mago para aprovechar las coyunturas culturales de su país: Viendo que los vaqueros salieron del clóset, luego de la película compuso la canción "Cowboys are Frequently Secretly Fond of Each Other" (Los vaqueros a menudo se quieren en secreto), cuya letra insinúa lo siguiente: "¿De qué creías que se trataban todas estas monturas y botas?"

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Les recomiendo el nuevo blog "Lecturas Compulsivas", que va a traer reflexiones del mundo literario.
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Nos veremos nuevamente el miércoles con Manu Chao (que ya vendió todas las boletas, excelente indicio por la impresionante participación del público este año que sigue sorprendiéndonos).

Suerte y pulso, amigos.

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