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Hombre, viejo Roger, no te hagas el rogado. Ven, la gente te está aclamando, te pide a gritos una dosis inolvidable de Pink Floyd… ¡Ven!

(La infame tuteada de este humilde servidor es un argumento narrativo dramático que tiene el objetivo de convencer al artista acerca de nuestra insensata necesidad de verlo parado sobre los auditorios de un Palacio de Los Deportes o una tarima del Parque Simón Bolívar)…


Mensaje abierto para el señor Waters y los señores de EMI

Los melómanos colombianos vivimos días aciagos, ante la posibilidad de que el genio detrás de álbumes como Dark side of the moon, The Final Cut, Animals o The Wall, sobrevuele nuestras cabezas para hacer una gira por Latinoaméricana, sin pisar el territorio colombiano, como se anuncia en su página web oficial (17 de marzo de 2007 en Argentina).

Sin embargo, hay una luz de esperanza: Este otro portal anuncia a Bogotá como destino de Waters el próximo 9 de marzo. Además, incluye a otros destinos de Suramérica en lo que sería todo un mes pinkfloyesco:

9 Bogota, Colombia – Parque Simon Bolivar – Ticketing TBA
12 Lima, Peru – Espacio Las Americas – Ticketing TBA
14 Santiago, Chile – Estadio Nacional – Ticketing TBA
17 Buenos Aires, Argentina – River Plate – Ticketing TBA
22 or 23 São Paulo Morumbi Stadium – Ticketing TBA
24 Rio de Janeiro Maracanã Stadium – Ticketing TBA

Los lectores y autores de este blog ya nos imaginamos las ondas fluctuantes del sonido magnético de Pink Floyd sobre las colinas frías del parque, invadiendo las calles 53 y 63, acechando a los transeúntes, irrigando a las plantas, alimentando esta necesidad de buen rock.

Rumores de días pasados señalaban que el concierto no iba a ser posible porque los costos de traer a Waters eran superiores a lo estimado. Además, la página oficial aún no garantiza nada.

Señor Waters, queremos que venga a Bogotá. Es un clamor inmenso que talvez ha visto en otros años, pero que aún se mantiene muy fuerte, pese al paso del tiempo.

Necesitamos un evangelizador. Alguien que nutra la generación de ávidos melómanos y nuevos músicos del siglo XXI. Ya no queremos reguetón ni sonidos pobres. Sin duda está surgiendo gente con un impactante talento, pero qué asombroso poder tendría su presencia en el escenario, ante miles de esos jóvenes que quieren encontrar un mentor.

Señores organizadores de conciertos y de las firmas discográficas: Traer a Roger Waters no será un esfuerzo perdido. No será plata desperdiciada en el saco. Los ecos de Pink Floyd llenan estadios. Entendemos que ustedes tengan referentes complicados, como la escasa asistencia a los conciertos de Asia y de Alan Parsons, dos proyectos sensacionales que sin duda merecían más público, pero ahora estamos hablando de Pink Floyd, una banda que marcó el inconsciente colectivo, que fortificó criterios, que definió personalidades, que retumbó cinco mil y una veces en los teatros de cine arte.

La memoria de Waters está fresca: La gente vio a Pink Floyd en Live 8 y sueña con tener una nueva oportunidad de ver a la banda. Waters ha renovado toda su energía. Esta es posiblemente la última oportunidad de oír el material de Pink Floyd en concierto en Bogotá. El público se merece esa oportunidad. Juéguencela, organizadores, juéguencela y contarán con un público fiel.

QUEREMOS A ROGER WATERS EN COLOMBIA.

Suerte y pulso, mucho pulso en este caso, amigos.

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