The B-52’s, el retorno maravilloso del bombardero, atacando la cultura de los ‘shopping-malls’
No, no estamos hablando de Iván René Valenciano, sino de la banda gringa The B-52’s, que no había grabado disco en los últimos 16 años y ahora volvió con una joya, uno de los mejores álbumes de su carrera.
Vean esto:
Qué bacana es esa Katie Pierson (la peliroja), con esa mirada perdida en el horizonte y tronando esos pulmones potentes… ¡¡¡¡¡¡¡¡¡y tiene 60 años!!!!!!!!!!
Recordemos que es la misma mujer de la ultrapositivista ‘Shiny Happy People’ y otras canciones de R.E.M., además de trabajar con Iggy Pop y hasta Los Ramones, y ser una de las voces de la película Rugrats… mejor dicho:
Ahora, después de un silencio que se había prolongado por mucho tiempo, The B-52’s, la gran banda reconocida por los típicos ‘Rock Lobster’ (hasta Bob Esponja se hizo famoso bailándola), ‘Love Shack’, ‘Private Idaho’, ‘Dirty Back Road’ y la versión insólita de ‘Girl from Ipanema’, regresa con un nuevo álbum, después de 16 años de silencio: ‘Funplex‘, que, como vieron en el video, no rebaja sátira alguna.
Este grupo ha sobrevivido a duros golpes con el paso del tiempo y aún así siempre saca energía de donde no tiene para volver. Ya no es un quinteto, sino cuarteto: Kate Pierson, Fred Schneider, Keith Strickland y Cindy Wilson componen el grupo desde que se fundó (1976), pero ya no está con ellos Ricky Wilson, hermano de Cindy, que falleció en 1985, época en la que debían recoger el éxito cosechado por sus primeros exitosos álbumes.
Estos eran los B-52’s de los años setenta… glorioso video en el que se ve lo que originalmente era el grupo (Ricky Wilson es el guitarrista del sweter verde):
Pese a haber logrado gran protagonismo en algún momento en el mercado, el grupo fue menospreciado y casi que desechado, cuando la gente se aburrió del new wave. Sobrevivir a esa industria tan voraz es realmente una proeza, pero hicieron hasta parte de la banda sonora de Los Picapiedra… tal vez eso lo dice todo.
Pero ahora la ecuación sigue funcionando bien, y más con el mundo mirando hacia lo ‘retro’. Strickland se encarga de toda la dirección musical, con sus músicos, y le deja las locuras y las letras a Fred Schneider y a Katie Pierson, quienes han sido los siempre simbólicos personajes del grupo.
En cuanto a las vocales, que son el gran truco de este grupo, se conservó la norma: las dos voces entrelazadas de las dos mujeres, que se alternan tonos todo el tiempo, y que le responden en diálogo a la voz masculina de Schneider. Siempre ha sido así siempre será.
Aquí, una entrevista con Katie y Fred. Se les notan los años y algunas reencauchadas, pero siguen igual de enérgicos:
La canción ‘Funplex‘ es la fórmula convencional de la banda, los sonidos que ya traían desde ‘Wild Planet’ (1980). Y caramba, qué bueno que es volver a escuchar esto. Este es el corte clave porque Katie Wilson vuelve a mostrar los tonos altos e inalcanzables que la hicieron popular.
Esta es la versión de Funplex en vivo, en el Festival Live Montreaux de 2007 (da la impresión de que algunos tonos altos no los alcanzan en vivo):
Claro, en este álbum también hay retornos a toda esa lógica futurista tipo cine B, esas referencias usuales en B-52’s a las películas de monstruos y naves espaciales de los sesenta. Tal vez viene siendo en eso el corte un poco cliché ‘Love in the year 3000‘. Pero es que esa es la gracia, ¿no?
Hay también canciones para carretera, un poco más maduras y reflexivas como ‘Deviant Ingredient‘, que habla de noches a punta de martinis.
Pero los cortes que más me gustaron son los que abren el disco, ‘Pump‘, ‘Ultraviolet‘, ‘Juliet of the Spirits‘, ‘Hot corner’, porque refrescan mucho al grupo. El primero es una descarga violenta y oscura que los asemeja con Garbage, Pere Ubu y hasta Bauhaus, o como L7 (¿recuerdan esa cruda canción en la banda sonora de Natural Born Killers?) con esas frases que son más que cantadas, charladas, pero secas y agresivas en las lenguas de las féminas malosas. Brutal. Eso sí, no rebajan el teclado mellotrón sesentero, por lo que el sonido es bastante ambiguo. Y eso está bien.
‘Juliet of the spirits’ es puramente un corte al estilo de la banda euro-pop Republika, muy maduro tal vez para lo que suele ser el sentido del humor de B-52’s, y que representa la influencia que tuvo sobre ellos el productor David Byrne en alguna época.
El corte 10, ‘Dancing Now‘, es genial porque es tal vez, de todos, el viaje más exacto hacia el new wave de los años ochenta, pero de repente se va colando un bajo muy de los años 90 y ya en el segundo 2’55», rompe con una secuencia de guitarras sucias y violentas. Temazo; con una letra tonta, pero temazo.
Y el disco lo cierra ‘Keep this party going’, que es, como toda la historia de B-52’s, una proclama eterna a la parranda, y al final, empieza a llamar al orden rumbero a las capitales del mundo, subiendo el ritmo.
Según la Fuerza Aérea de Estados Unidos, el avión bombardero B-52 que se inventaron en los años sesenta va a seguir en funcionamiento hasta el año 2040. Eso es triste, peropPor fortuna, The B-52’s, la banda, también va a dar para rato.
Suerte y pulso.
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