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Un homenaje tardío a Mark Linkous, fallecido en marzo de este año, quien dejó grandes cosas para la música, en especial su último trabajo, junto a Danger Mouse y el cineasta David Lynch: ‘Dark Night of the Soul’, del 2009. Por fortuna, nosotros tenemos Calavero.

 

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 Mark Linkous, al natural / discografía recomendada: ‘I Wish I Had a Horse’s Head’, fanáticos franceses haciéndole tributo.

 

Creo que la banda Sparklehorse ha llegado silenciosamente a mucha gente a través de una versión de ‘Wish You Were Here’ -original de Pink Floyd- que lidera el cantante de Radiohead, Thom Yorke. Claro, muchos han llegado a ella por Yorke, quien es el gran ingrediente. Pero ahí estaba Sparklehorse:

 

 

 

Mark Linkous es el líder de Sparklehorse y fue quien cambió par de palabras en la letra original de Pink Floyd. Debería decir «era líder», pues se suicidó el 6 de marzo de 2010. Reza la nota de despedida en la página de Sparklehorse «…Que este viaje sea pacífico, feliz y libre, allá hay un cielo y una estrella para tí…» 

 

Más allá de si la canción pinkfloyesca calza para hablar de alguien que ha muerto -lo cual, ya puede rayar en el abuso y volverla cliché-, hay que ver lo que nos dejó Linkous, quien era una máquina en constante creación musical. Ahí me quedo corto: el tipo era mucho más, y estaba volando demasiado alto, tanto que no lo seguían ni la industria ni incluso los fanáticos.

 

Aquí, una de sus canciones reconocidas de producciones más viejitas, ‘Sad & Beautiful World’:

 

 

 

El tipo era un escritor de canciones que podrían ser populares si no surgieran del espacio exterior, como lo manifestó en este fragmento de la entrevista que Pitchfork le hizo en el 2008, antes de hacer el álbum ‘Dark Night of The Soul’ y de nuevas canciones que publicaría junto a Sparklehorse y ojalá existiera alguna grabación:

 

 

  • Pitchfork: It’s been a little while since we’ve heard new music from you. What have you been up to?
  • Linkous: Well, I’m working on what I hope will be my next record and writing a lot of new songs that are sort of atypical of a lot of Sparklehorse stuff we’ve been doing. I’ve been trying to write really simple songs to make them sound like they’re coming out of a satellite that’s crashing into a gas giant or something.
  • Pitchfork: [laughs] Where did that image come from?
  • Linkous: I don’t know; I tried to imagine if you were in another satellite or if you were floating in space and you heard these amazing pop songs that were short and really simple, not unlike Buddy Holly songs, but you wanted to fuck ‘em up in a way, but not gratuitously. So I don’t know, you know those sort of suicide probes that absorb as much information as they can before crashing into the sun or some kind of other unfriendly atmosphere.

 

 

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En ese entonces Linkous estaba maquinando un trabajo de ambient music junto a Christian Fennez que llamaron ‘In the Fishtank’ (algo para escuchar aquí) pero además estaba haciendo ‘Dark Night of The Soul’, junto a estos personajes: Danger Mouse (Gnarls Barkley, ‘The Grey Album’, Danger Doom, uno de los mejores productores de la actualidad y uno de los guerrilleros de la industria musical más buscados y vilipendiados, especialmente por los representantes de los Beatles) y el director de cine David Lynch (‘Mulholland Drive’, etc). Los tres tipos, en esta foto. Qué podría salir de semejante reunión de mentes retorcidas.

 

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Ojo a este disco afortunadamente farragoso: Además de D. Mouse y Linkous, cantaban Suzanne Vega, Vic Chesnutt, Iggy Pop, Black Francis, Jason Style, The Flaming Lips, James Mercer, Julian Casablancas, Nina Persson, Jason Lytle, Gruff Rhys (Super Furry Animals). Les faltó Amanda Palmer y habrían creado el cielo de los cantantes originales. El disco contiene 13 cortes originales de Linkous, esas canciones enviadas desde el espacio exterior que estaba prometiendo, que tienen todo el punch del pop pero visto desde el punto creativo en el que vivía este cantautor.

 

El disco salió también en paralelo con el libro del mismo nombre, que comprende fotografías concebidas por Lynch.

 

Bueno, oigamos un poquito…

 

Dicen que la venganza es un plato que se sirve frío… Yo no siento nada más cálido que esta venganza: Danger Mouse + Sparklehorse + The Flaming Lips…. ‘Revenge’ (un video de un usuario de Youtube con imágenes geniales de The Flaming Lips / si quieren ver otro con imágenes de la actriz Marcela Candamar, clic aquí):

 

 

¿Les gustó? Bueno, qué tal lo que viene, un poco más explosivo, durísimo… ‘Angel’s Harp’, Sparklehorse con Black Francis, que ojalá algún día viéramos a este personaje por tierras colombianas (ojalá se anime algún día un empresario no muy ambicioso… jojojo ¡qué estoy diciendo!):

 

 

Potente potente. Al igual que lo que viene: ‘Pain’, con Iggy Pop. Algunas de las fotos de este video pertenecen al libro ‘Dark Night of The Soul’:

 

 

Esas están geniales, pero mis favoritas del disco, a las que les he dado más vueltas, son las que canta con Vic Chesnutt y con Jason Lytle, dos cantautores geniales de la misma órbita de Linkous -ojo a las fotos del libro-:

 

 

 

 

Y a continuación, uno de los cortes en los que participa David Lynch musicalmente, y que le da el título al disco:

 

 

 

Si hacer buena música, crear su propio sonido y tener fama fueran características paralelas y estuvieran interconectadas, en toda colección personal de iPod, en toda fonoteca de emisoras, en todo playlist de Youtube de grandes autores, en Blip.fm, etc, Linkous debería -en mi opinión- estar al lado de Tom Waits y Nick Cave. Los tres han propuesto, a su manera, otra forma de ser cantautor. Y los tres tienen el don de representar una estética única, cargada de sobriedad y a la vez envuelta en nicotina y café barato -no de Starbucks, sino del negro y en taza de cerámica- tras una noche de whiskys. Los tres no han dormido toda la noche. Los tres son vaqueros de ciudad.

 

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Al hacer este post, me encontré un link hermoso a una galería de fotos de Gregg Greenwood que me parece una forma espléndida de ver a Mark Linkous. 

 

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sparkle2.jpgSi todos tuviéramos cabeza de caballo, seguramente nos mereceríamos un mundo diferente. Habría algo más noble en nosotros. No tendríamos que ver esas sonrisas socarronas como las de nuestros gobernantes; en contraste, tendríamos gestos más nobles. Seríamos probablemente más apacibles y reflexivos, menos calenturientos. Seguro nos veríamos a la cara y no nos daría ganas de matarnos ni de decirnos «hijueputa!» en los semáforos.

 

Entonces talvez sería una gran evolución.

 

 

 

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Hablando de semáforos y caballos, nosotros tenemos nuestro Sparklehouse criollo. Bendito sea Velandia y La Tigra, o bueno, «nuestro Linkous» Edson Velandia, nuestro ‘cabeza de burro’ que sigue haciendo cosas tan buenas como la banda sonora de la película La sociedad del semáforo, que ya promete ser algo diferente a todo lo que solemos ver en el estertor cinematográfico del Sa(n)grado Corazón. Esto que vamos a oír es ‘Calavero’, está fresquito y hay que divulgarlo:

 

 

 

Suerte y pulso, sparklehorses.

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