¿Por qué grandes bandas sí van a Perú y no vienen a Colombia? / Recuerdos de Ecomundo 1992
Reflexiones acerca de ‘La Comunidad del Ombligo’ del mundo, de egos, empresarios y hasta de economías que responden a la forma en que somos y nos comportamos. Retrato crudo de lo que somos. Hoy, además, recuerdos de Ecomundo 1992.
Histórico en Cali: el propio amigazo Chucho Merchán y David Gilmour… ¡Gracias Chucho!
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Fobia y Basement Jaxx, dos conciertos interesantes. Aquí, la información de Basement Jaxx, que es el 1 de abril en Corferias. Fobia es despuesito, pero qué bueno que vuelva en su forma original.
Sobre el concierto de Kusturica y la No Smocking Orchesta, paciencia, paciencia, ya encontrarán un buen material en Caja de resonancia.
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Es común que nos preguntemos por qué muchas de las mejores bandas de rock del planeta incluyen en sus giras un concierto en Perú, pero excluyen a Colombia. He recibido varios correos electrónicos con esa inquietud, apuntando especialmente hacia el tema de Peter Gabriel, quien actuará en Lima este viernes.
Bien, no sólo tendrán a Peter Gabriel. También tendrán a Oasis (30 de abril), The B-52’s (23 de abril), dos conciertos de Village People (3 y 4 de abril) -bueno, estos ni me van ni me vienen- y a los ya consabidos Kiss y Iron Maiden. Y ni nos remontemos a la historia: siempre he llorado, desde que era polluelo, porque a mi país no vinieron Jethro Tull y Deep Purple, pero sí estuvieron en el país vecino.
La frase «por qué en Lima sí y acá no» tiene una connotación un tanto denigrante. Hace poco la oí incluso en una reconocida estación de radio, como si los locutores dieran a entender que era la tapa que nos pasara esto, como que «bueno, listo, que vayan a Argentina y a Chile, pero ¿a Perú?».
Creo que, basados en el estereotipo que seguramente nos ha trasmitido a todos desde pequeños la televisión peruana, la llamada ‘perubólica’ y las polladas y los enanos bailarines y todo eso, tendemos a suponer que Perú, por ser un país más pequeño, colorido y fielmente casado con sus raíces indígenas, no puede tener una cultura rock como la que nosotros supuestamente defendemos a capa y espada.
Bien, duélale a quien le duela, y a riesgo de perder algunos lectores, voy a argumentar por qué Perú tiene condiciones mucho más desarrolladas para ser un público de grandes conciertos más activo que nuestro amado país, y que por más que nos duela el ego y aún nos creamos el cuento de la Atenas suramericana, necesitamos dar saltos importantes en la evolución de la cultura rock, si de verdad queremos justificar ese famoso rótulo que parece algodón de azucar.
Perú retiró hace dos años los gravámenes de impuestos a los espectáculos públicos. Siempre se habla de lo costoso que es contratar artistas en el país. Básicamente traer a Iron Maiden o a otros artistas a Colombia le significa al empresario pagarles al país y al Distrito el 60% de lo recaudado en boletas, para reconocer impuestos y derechos. Además, la tramitología es un absurdo de considerables proporciones… recuerdo que uno de los problemas del comienzo del concierto de la Fania es que no abrieron las puertas del Coliseo sino hasta las 5:00 p.m. porque no había llegado un papel de autorización de la Alcaldía.
Perú eliminó hace dos años ese cuello de embudo que resultaba ser un gran problema. Eliminar los gravámenes significa estimular la oferta de conciertos, para que sean mucho más económicos para el público. Colombia apenas está pensando hasta ahora en esa política: El Ministerio de Cultura radicó ayer el proyecto de Ley que convertiría ese 60% en un 15%… en resumen, imagínense que sus boletas cuesten 40% menos de lo que costaban antes: una boleta de $150.000 costaría ahora $90.000… El proyecto no está firmado, es aún proyecto, así que por el momento apenas está la ilusión.
La asistencia del público es masiva y la respuesta, positiva. Me contaba recientemente un amigo de una reconocida casa discográfica que tuvo que acompañar la movida de Bryan Adams por Latinoamérica, que luego de que el canadiense tocó en Bogotá, en el Coliseo El Campín, ante unas 2.500 personas, la recepción en Perú fue de 19.000 espectadores que se sabían las canciones… «¡El tipo estaba impresionado, a veces se quedaba tieso, viendo al público, no lo podía creer!», recuerda. Y la respuesta es común a casi todos los conciertos: Soda Stereo llenó dos veces, metiendo 100.000 personas.
No trato de entrar nuevamente a la famosa polémica de si el Estadio El Campín debe prestarse para conciertos, de eso ya se habla y se habla sin ninguna conclusión inteligente, solo rabietas. El hecho es que Perú ha llenado recientemente el Estadio Nacional de Lima, para 45.000 espectadores, con los Fabulosos Cádillacs, R.E.M., Santana, Travis, R.B.D., etc… Nosotros no metimos a R.E.M. y Mars Volta más de 5.000 personas en el Coliseo.
¿Sobre Peter Gabriel? Dicen que los empresarios que intentaron traer al músico británico hicieron cálculos y sondeos sobre la respuesta del público. Si en Caracas lograban superar los 11.000 espectadores, en Bogotá les dio un cálculo de no más de 3.000… La matemática y la contabilidad son dos profesiones crueles.
He oído que hay empresarios colombianos que están considerando la opción de irse a Perú a organizar conciertos… creo que eso lo dice todo.
La promoción y planificación de los escenarios de Perú es mejor. Un retrato sencillo y muy triste se puede ver incluso en la Wikipedia. Comparen cómo promocionamos nuestro Estadio El Campín , Coliseo El Campín o nuestro Parque Simón Bolívar con cómo promocionan los peruanos su Estadio Nacional. Si un representante de un artista como, por decir algo U2, se pusiera a investigar de qué se trata ese país del cual le están llegando correos electrónicos, y lo primero que ve en la posiblemente primera página que consultaría es que la pobreza de contenido no da para darse una empapada mayor, vamos a estar seguramente en franca derrota frente a los demás.
Sería bueno que un frente de proactivos fanáticos de la música, posiblemente lectores resonantes, se tomaran la tarea de documentar mejor esta wikipedia internacional para que esas personas que quieren saber más de nosotros se lleven una mejor impresión.
Se trata también de temas logísticos. En otras ocasiones ya tuve oportunidad de comparar formas de escenarios e incluso de contar otras experiencias como los palenques en México.
La explanada del Estadio Monumental de Lima puede ser una experiencia singular. Los anillos de seguridad -esos que en Bogotá los revoltosos intentaron violar en las afueras del concierto de Iron Maiden- de la explanada comprenden kilómetros. Durante el recorrido hacia el escenario, hay pantallas y audio en el que se proyectan videos e incluso imágenes en vivo. Me cuentan que es tan ritual este recorrido que la gente va cantando las canciones en grupo. La organización y la inversión en estos anillos de seguridad es realmente superior a los cierres colombianos, que parecen improvisados con los andamios que se caen ante la presión.
Algunos empresarios de conciertos en Perú son simplemente más organizados. Cabe recordar acá el caso de la gira del grupo Collective Soul. La banda había anunciado presentaciones en su página web en Perú y en Colombia únicamente -no Argentina, no Chile, no Uruguay, etc-. Sin embargo, sí fue a Perú pero no vino acá. Poca gente sabe hoy que el asunto se debió a que un empresario nos hizo pasar una gran vergüenza.
El señor Alejandro González, portavoz de la empresa peruana Kandavu Producciones, explicó a través de un correo electrónico que esa firma había comprado dos fechas para Suramérica, que era condición mínima del grupo para venir por estos lares. Un empresario colombiano llamado Rafael Araujo, de ALS Eventos, se mostró interesado en ser el organizador en Colombia, y prometió pagar el 50% del show previamente asumiendo el managment. Pero cuando era la hora de pagar y el grupo ya estaba listo para venir al cono sur, el empresario colombiano no volvió a aparecer… «no dio más señal de vida y cambió de celulares», dijo González en ese mensaje que conocimos algunas personas del medio. En ese entonces, la conclusión es que ante semejante vergüenza ya no podíamos llorar sobre la leche derramada.
Sin embargo, «esto deja a los empresarios colombianos como informales y poco profesionales, y aunque hay empresas serias de eventos en Colombia, también hay estos señores», argumenta el negociante peruano.
¿Triste? Totalmente. Un empresario que se le mete al asunto de los conciertos no debe estar pensando EXCLUSIVAMENTE en plata. También se trata de lidiar con una especie de misión, y es que si cree que puede traer artistas a Colombia es porque quiere compartir buena música a su misma gente. Engañar a sus propios no es lo correcto.
La economía peruana va volando. Qué hacemos, tienen boletas más baratas y más poder adquisitivo. Una amiga que asiste regularmente a conciertos de metal y hard rock en Bogotá me decía que aunque adoraba a Motörhead, a Heaven & Hell y a Kiss, iba a tener que escoger uno de los tres o probablemente ninguno, pues ella y su esposo ya se han gastado más de millón y medio de pesos en boletas en lo corrido del año… ¡¡¡¡millón y medio!!!! Es demasiado dinero. El bolsillo tiene cierto aguante, y pues yo casi me tiro Física en el colegio, pero supongo que si yo aplico una presión X constante sobre una tela de resistencia Y en un lapso de tiempo Z, la ecuación X+Y+Z dará que uno tiene que escoger entre ir a conciertos o comer para vivir.
La economía peruana, a diferencia de la nuestra, ha mostrado un crecimiento sostenido de más de 8 puntos anuales en tres años, me explicaba alguien que anda enterado de esos temas. En cambio, lo que nos dicen los síntomas de nuestra economía es que las cosas no van tan bien acá.
Y bueno, hay otras razones para ver que Perú tiene una cultura sólida de amor por el rock. Los clubes peruanos de fanáticos de Pink Floyd o del Rock Progresivo tienen reconocimiento mundial, y no sé mucho de los clubes de fans de bandas como Travis, pero si fue es por algo.
Con todos estos argumentos, yo quiero preguntarles si de verdad debemos seguir creyendo que en cultura rock somos superiores. No nos creamos el ombligo del mundo, más bien trabajemos con humildad, como lo hacen nuestros vecinos, mientras desarrollamos una verdadera cultura de espectáculos. Comencemos por ayudar a quienes necesitan respuesta, es decir, por ir a los conciertos y creer en que los buenos shows alimentan el alma. Y claro, necesitamos empresarios que se crean el cuento a cabalidad. Todo eso, unido, hará que más grupos vengan.
El panorama puede cambiar muchísimo en próximos días. Se supone que pronto llegará Live Nation, el modelo que revoluciona los planes de giras de los artistas al venderles los paquetes completos mundiales. Y Sony quiere pegarle con todo a su Day One. Eso puede acabar con el empresario mediano de conciertos, pero la competencia puede ser sana y a favor del espectador. Vamos a ver quiénes compiten por los mejores conciertos, a los mejores precios. Live Nation, que sería representada en Colombia por aquel famoso consorcio mexicano que promete escenarios en Bogotá, es la empresa que tiene en su haber a U2.
Para dejar el sabor de boca de las ironías de los conciertos en Colombia, qué mejor coincidencia que esta: ayer, un usuario colombiano en Youtube subió a la red varios videos, los primeros que hay en el portal de la grabación poco conocida del concierto Ecomundo 1992, ese que se hizo en Cali ante no más de 2.500 personas con Phil Manzanera, Roger Daltrey, el gigante Chucho Merchán y el mismísimo David Gilmour. Histórico concierto e histórica vergüenza nacional: un concierto semejante en un estadio casi vacío.
Pero así es Chucho, un hombre de gran corazón al que los colombianos generalmente mal le pagamos. A veces bien, claro, y por eso el tipo está acá, volvió a su país a dar su aporte, con esa espiritualidad que lo caracteriza. Por eso anda en las manifestaciones antitaurinas. Esta foto la comparte a través del Facebook, fue tomada hace apenas unos días:
¡Grande Chucho!
Caja de Resonancia no apoya la piratería pero sí la distribución de material colaborativo que nunca estará en tiendas en Colombia. Las imágenes que verán hacen parte de un DVD ‘homemade’ llamado ‘You Know I’m Right In Cali’, que un fanático de Pink Floyd ayudó a editar y que ofrece en línea como un aporte voluntario a la cultura musical en este blog.
Disfruten, entre tanto, los videos de Leo Floyd:
Suerte y pulso.
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