Ya se habla de italianos que envidian a los egipcios y tunecinos por lograr en las calles deshacerse de líderes indignos de sus pueblos. ¡Cómo nos unen las manifestaciones de pueblos unidos y cómo nos demuestran lo iguales que somos! Y algunos siguen pensando que son el ombligo del mundo y que una inexistente superioridad moral les da el derecho exclusivo a la democracia y a la libertad.