«–       ¿Somos de otra raza? –pregunté un día.

Mi padre respondió:

–       Nadie es de otra raza. Las razas –dijo– son uniformes que vestimos.

Tal vez Silvestre tuviera razón. Pero yo aprendí, aunque demasiado tarde, que a veces ese uniforme se filtra en el alma de los hombres.»

Jesusalén. Mia Couto.

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