Estas fueron las palabras del Presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, el republicano John Boehner, para responderle al Presidente Barack Obama ante su intención de regularizar la situación de al menos una parte de los inmigrantes sin papeles de su país (calcula el New York Times que alrededor de 5 millones de los más de 11 que hay), ante la negativa de la Cámara a votar la reforma migratoria durante más de un año:

“…está jugando con fuego, y cuando uno juega con fuego, puede quemarse… Si usted procede y ordena por decreto una amnistía, no sólo puede irse despidiendo de lograr una reforma migratoria durante su presidencia, también pondrá en juego otros temas”: John Boehner, presidente de la cámara de representantes de Estados Unidos.

Como un niño: “Si no me lo das, te lo daño” o “haga eso y verá lo que le pasa”, pero jugando con las vidas, en este caso, de más de 300 millones de personas (aunque lo vemos repetido en cuanto lugar haya un gobierno, como una tragedia infinita).

Y uno oye, lee y no lo cree. Parece que no existe ya vergüenza alguna por parte de los gobernantes, cuyo rol fue creado para trabajar representando a los ciudadanos con el fin de hacer sus vidas un poco mejores. No, eso ya produce risa hasta en la teoría. Es una simple guerra de poderes y egos. Es un proceso automático de no dejar que el otro logre nada, pisoteando y riéndose de esos pobres borregos que se pelean entre ellos cuando hablan de política y que salen a votar como en un juego de lotería. Cómo se reirán de todos nosotros. Si hasta se alegran de las tragedias cuando representan una derrota política para el rival. Todo se reduce a quién ganó ahora y qué puede manipular para volver a ganar. Es una burla a los ciudadanos, un golpe en la cara a la idea de civilización, a la esencia de la humanidad.

Que sepan, al menos, que son los únicos que se ríen de su circo. Que estamos hastiados de su insistencia en demostrar la inviabilidad de la sociedad.

@catalinafrancor

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