Les leo un fragmento de mi novela distópica El valle de nadie en estos momentos extraños y de incertidumbre, casi distópicos (tiempos de cuarentena por coronavirus, lo dejo escrito para futuras lecturas cuando, ojalá, este sea solo un recuerdo surrealista de cuando la humanidad entera se vio obligada a mirarse al espejo en cámara lenta), para que por ningún motivo invisibilicemos a los más vulnerables. La literatura nos salva todo el tiempo, hay que volver a los libros siempre.
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