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En varios lugares, entre esos mi trabajo, me han preguntado que si no es mucho todo el alboroto que hay alrededor de la visita del papa Francisco a Colombia: ¿Qué tiene de raro él? ¿Es que acaso es Dios o qué? Él es como cualquiera de nosotros, no veo por qué gastar tanto tiempo y dinero por él.

Sí, el papa Francisco es una persona común y corriente, pero todo esto no se trata propiamente de él como persona, se trata de quién es para la Iglesia Católica. Me explico.

Cuando Judas Iscariote se suicidó luego de traicionar a Jesús, los apóstoles se reunieron y escogieron su reemplazo, lo que conocemos como sucesión apostólica en su versión más reduccionista. Así como lo hicieron con el necio de Judas, había que hacerlo con Pedro, quien fue escogido por el mismo Cristo para ‘apacentar a sus ovejas’ y poseer las llaves que atan y desatan en el cielo lo que aten y desaten en la tierra. Es decir, Cristo puso a Pedro como el custodio de la Iglesia, como el piloto de esa embarcación, mas no lo hizo el centro.

Desde entonces hemos tenido 266 ‘custodios’, contando desde el apóstol Pedro hasta Francisco, de forma ininterrumpida. Si bien algunos han tenido más ‘fanaticada’ que otros por su forma de ser o de actuar, la acogida masiva que está teniendo esta visita no atañe a que los católicos veamos al papa Francisco como un ‘rockstar’. Esa imagen se limita únicamente a la persona, a lo que hace y que provoca fascinación.

No es de negar que uno que otro haya vuelto a ver en este Papa una figura de autoridad y digna de seguir, pero a lo que me refiero puntualmente es que podría ser cualquier otra persona que en su vida haya sido llamada a timonear la barca de la Iglesia Católica y aun así su visita tendría una acogida masiva, pues se trata del ‘hermano mayor en la fe’, el que nos orienta, en el que Dios ha puesto sus ojos para encomendar tan dura labor para no “abandonar la obra de sus manos”.

No, no es Cristo; no hace revelaciones, pues creemos que todo está revelado con y en Jesús; no tiene la potestad de deshacer lo que está en la Biblia. Solo se trata de un hombre que optó por vocación de vida el sacerdocio y en el desarrollo del mismo, el Señor “lo miró con Misericordia y lo llamó” (como se puede interpretar el lema de su pontificado) hasta el punto de ser Papa, pero muchos de los cristianos católicos de Colombia queremos en esta ocasión que nos explique las escrituras y parta para nosotros el pan eucarístico.

Los católicos queremos que nos dé una palabra de aliento en una ciudad tan fría, a veces tan agresiva, tan heterogénea; que nos aliente a construir la paz y a encontrar en ella una esperanza luego de una historia patria llena de sangre y de dolor. Y sí, se gasta plata, pero ese gasto en buena parte es para las ciudades, por ejemplo, la iluminación del Parque Simón Bolívar. Lo mejor de todo es que la economía formal e informal se mueve y le quedan al país unos ingresos mayores a los gastos hechos.

Con esto no espero que apruebe la visita del Papa si no la considera oportuna, solo quería plantar una postura que le permita a los detractores entender por qué esto es importante para nosotros y por qué hay tanto alboroto alrededor de la visita apostólica. Gracias por leer.

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