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“-Trabajo en el Distrito, contestó, y muchos de los que estaban en la sala se quedaron callados, porque están hablando muy mal del alcalde de turno, y él recordó que ser funcionario público no siempre es motivo de orgullo, porque depende si la gente está satisfecha o no con lo que el político de turno ha hecho o ha dicho.”.

Así son las cosas: se nos juzga por la ropa, donde nacimos, de qué equipos somos hinchas y en dónde trabajamos. Hace muchos años era muy “cool” ser empleado de las tabacaleras y hoy puede ser motivo de una fuerte conversación al conocer a alguien.

La cultura de la empresa, lo que representa y el nivel de relacionamiento de esta con la gente hace que se nos aprecie o desprecie muy rápidamente. Por esto las personas buscan trabajar en empresas reconocidas, donde les dé orgullo estar presentes y decirlo a grito abierto al mundo entero.

Esto se debe a que los consumidores transmiten los valores de la empresa a los productos y a sus empleados, y por eso cuando conocemos a alguien que trabaja en la compañía que hace un producto que nos encanta, esa persona nos cae bien fácilmente; sin embargo, si esa persona nos dice que trabaja en una empresa envuelta en un escándalo de corrupción, nuestra reacción será diferente.

Este prestigio es consecuencia de la cultura corporativa de cada empresa y se transmite hacia los grupos social con tal poder, que el sueño de nuestros padres era trabajar en Ecopetrol y el Banco de la República por su prestigio y beneficios laborales, y hoy el sueño de los jóvenes egresados es trabajar en las empresas multinacionales que hacen los mejores productos del mundo y les ofrecen carreras profesionales globales; pasando así se tener buenos beneficios laborales a oportunidades mundiales.

Cuando le preguntamos a alguien “¿en dónde trabaja usted?”, en su tono de voz y lenguaje corporal podemos darnos cuenta si está orgulloso de estar ahí y si está feliz con su trabajo, y eso nos hace pensar muchas cosas sobre esa empresa, porque si bien casi todos los empleados quisieran tener un mejor empleo y un mejor sueldo, su actitud hacia la empresa deja ver lo que es la empresa misma.

Por esto, la cultura empresarial se transmite por los empleados y los productos al consumidor, haciendo que el mercado sepa si la empresa es realmente un motivo de orgullo o no para las personas; esto es frágil y sensible, porque puede cambiar en unos pocos segundos, cuando una noticia devastadora puede afectar la imagen de la empresa para siempre y por ende la misma identidad de sus empleados y no solo de sus productos, como ocurrió con Volkswagen en pasados días.

Ese poder que logran las empresas les permite tener a los mejores empleados posibles, porque si la empresa es un motivo de orgullo potencial, es muy posible que los mejores profesionales busquen ser parte de ella, logrando así no solo mantener la cultura sino el nivel de la compañía.

Como dice Simón Sinek, “si la gente trabaja por un sueldo cumplirá con su trabajo, pero si trabajan por lo que la empresa hace y están orgullosos y vinculados a eso, darán todo por la empresa”, por eso es fundamental comprender por qué la empresa hace lo que hace, y no qué hace la empresa donde trabamos. Por esto, los jóvenes buscan ir a ONGs a trabajar, porque creen más en lo que pueden hacer que en el salario que tendrán, porque les es más valioso lo que pueden aportar al mundo que lo que la empresa les puede pagar.

El mundo laboral es cada vez más complejo, y el prestigio de la empresa y sus objetivos y razones son cada vez más importantes para sus empleados, porque es muy difícil decirle a la gente que uno trabaja en una empresa que hace cosas malas para las personas.

 

@consumiendo

www.camiloherreramora.com

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