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Apuntar con un arma a la Policía tiene que ser un delito, no sé cuál es, pero tiene que serlo. Más aún, si ha cubierto su rostro para que no lo reconozcan, dejando ver la necesidad de anonimato.

Sin duda, lo más importante de todo el hecho, es que ese hombre llevó la pistola a la Plaza de Bolívar, lo que indica que tenía alguna intención, lo que excluye el argumento que “por la emoción del momento disparé”, porque nadie anda armado en la calle y menos con un arma cargada de balas de salva.

No le veo gracia a que se haya entregado ni mucho menos a las disculpas tan ligeras que dio, porque lo que hizo fue hablar como un adolescente irresponsable, que después de hacer semejante ataque –donde pasó su vida y al de los demás en riesgo– salga a decir que “no es para tanto”.

Estamos ante una persona que no considera que sea grave apuntarle y dispararle a un policía, porque el arma no era de verdad, sin considerar los hijos de esos oficiales y a los demás manifestantes. Una persona así requiere mucho más que un castigo, requiere un tratamiento médico, porque una acción de esas es casi de un sociópata que no siente nada y que, por un simple juego, puede poner en riesgo la vida de muchas personas.

Lo triste es que esto es común. Los colombianos vivimos haciendo bromas y montándosela a la gente por divertirnos, y cuando vemos que la persona se asustó o se molestó, simplemente le decimos que es una broma y no pasa nada, porque nos acostumbramos a vivir en una sociedad sin consecuencias y sin ningún sentido de respeto por el otro: hacer una broma no tiene nada de malo.

Esto se ve en televisión, se hacen “pegas” en radio y se hacen chanzas en el colegio, con la idea de solamente divertirnos, y nunca pensamos en las consecuencias de nuestros actos.

Si un policía hubiese reaccionado en defensa propia y mata a ese hombre, el mundo entero se le viene encima porque mató a una persona armada con un juguete, pero nadie pensaría que en el momento del mitin, es imposible saber si el arma que se disparó era real o no.

Afortunadamente no pasó nada. Solo nos quedó el grotesco espectáculo de un irresponsable pidiendo perdón por apuntarle a la policía con arma y la sociedad pidiendo que se le perdone por lo que hizo. Por lo menos debería ponerlo de policía por un año para que aprenda que se siente usar ese uniforme y que aprenda a respetarlo.

@consumiendo

www.camiloherreramora.com

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