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Somos los deportistas, los artistas, los empresarios, los emprendedores, los trabajadores, los colombianos los que hacemos este país grande. Esos que no nos quedamos en las excusas para decir que las cosas no salen bien, y quedarnos sentados esperando que el gobierno de turno nos ayude.

La clase política tiene problemas enormes, por la complejidad del país y por su propia mediocridad, su ambición y corrupción. Llevamos años de atraso en infraestructura, servicios públicos y reconocimiento de la diversidad, pero le echamos la culpa a las FARC, el narcotráfico y la delincuencia, mientras que cada día miles de colombianos se despiertan a hacer las cosas bien, lograr su sustento y llevar más que el pan a casa.

Esos colombianos que no se quedan esperando a que el gobierno les dé todo, y que siguen su pasión, sus deseos, sus convicciones y son capaces de llevar proezas tan grandes como ganar una medalla en los olímpicos, vender un álbum de música en el mundo entero, dirigir una misión de la NASA, explorar el cerebro, crear un sistema de domicilios online, hacer vacunas para la humanidad, poner esculturas gordas por todo el mundo, hacer novelas y telenovelas, darle café a muchos y bananos a otros tantos.

También esos que hacen cosas más heroicas, como levantarse en la mañana y no hacer lo que les nace, lo que es su pasión, sino lo que les toca para lograr su ingreso. Esos que podrían quedarse quejándose días enteros porque el sistema no les cumplió, que sus padres no les ayudaron, que el profesor no les pasó la materia; esos que al sonar el despertador, se ponen sus uniformes de cotidianidad y nos prestan un servicio de alguna manera, pese a que no es lo que quieren hacer en la vida, y solo lo hacen para tener el dinero que necesitan para hacer lo que se les da la gana.

Un colombiano es un luchador. Es este tipo de personas que no se enreda ante un problema, pese a que se quede de eso por días; es ese que es capaz de mezclar cerveza y colombiana para que todos puedan tomar un poco y divertirse en familia; es mismo, que sin ningún problema le pide al vecino un favor, después de haberlo regañado porque la música estaba alta; de esos, que si no tienen con qué pagar una deuda, van y ponen la cara para negociarla.

Claro, muchos dirán que están los otros, los que roban, asaltan, matan, violan y hacen las cosas mal y mediocremente, pero esos son muchos menos de lo que pensamos, y siendo más los que hacemos las cosas bien, este país ha crecido sin parar, sin importar las crisis económicas, los terremotos, los volcanes, los corruptos, el narcotráfico y las guerrillas.

Este año he hablado con personas de más de 10 países diferentes, y todos me felicitan por el gran país donde vivo, y siempre les digo lo mismo: es que somos unos berracos, y espere lo que vendrá, porque podemos hacer más.

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