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Estas palabras son para aquellos que quieren estudiar mercadeo hoy en día.

(Es el discurso que se me permitió dar en el grado de Especialistas de Mercadeo Estratégico del CESA, al maravilloso grupo 38a)

Le agradezco a la honorable mesa directiva, al señor rector Henry Bradford y al director de postgrados en marketing, Luis Alfonso Tejada, por la oportunidad de dirigirme a ustedes estos minutos.

Comprendo la solemnidad que el momento merece, porque toda ceremonia de grado, es un hito en la vida de una persona, que no solo se reviste de toga y birrete, sino que custodia en sí mismo un momento fundacional de la vida cada uno de los graduandos: desde hoy son especialistas en mercadeo estratégico del CESA.

En el marco de tan magno evento como al que hoy asisten emocionados, quiero contarles que el mundo necesita urgentemente de ustedes. El mercadeo es una ciencia joven, que consolida lentamente sus bases, en un entorno donde todas las verdades que conocemos, cambian continuamente, y su llegada será fundamental para este proceso.

Hoy, el mundo comprende que el objetivo de toda empresa es satisfacer las necesidades del consumidor, y que este precepto está redefiniendo el pensamiento estratégico de las organizaciones, en un momento donde la personalización de bienes y servicios es más común, y la concepción de instituciones estáticas es incomprensible.

El mercadeo, comprendido como las estrategias y acciones que logran satisfacer las necesidades del consumidor, usando correctamente el desarrollo de productos, canales y marcas, nos lleva a un nivel diferente, donde es fundamental comprender que estamos en medio de una historia de gatos.

“¿De gatos dirán ustedes?”, seguramente en un tono de sorpresa, pero es una buena forma de explicarlo. Los gatos tienen cosas muy particulares; son seres callados, sigilosos, astutos, calmados, intempestivos y veloces, nos miran de frente y no le dan el cariño a cualquiera. Se dice que sus palabras son mágicas, que ha incluso conquistado corazones y dominado naciones enteras. Esto lo mencionó, porque muchos de nosotros somos como gatos, y nuestro reto no está en comprenderlo, sino en aceptar que cada vez más, el consumidor se parece a uno de ellos.

Otros animales obedecen a la primera orden, tienen rutinas definidas, hacen lo mismo que los demás y se pueden satisfacer fácilmente, pero nuestros consumidores no son así, o bien, como consumidores no somos así. El gato hace las cosas que quiere, cuando quiere y como quiere, y si logramos comprender eso, sabremos que debemos dejarle comida en su plato y él sabrá cuando ir a buscarla, y si cuando lo haga, la comida no está, simplemente se irá y la buscará en otro lado, porque desde hace mucho tiempo ha comprendido que si alguien no le satisface sus necesidades, otro lo hará.

Nuestro consumidor no es fiel por el simple hecho que nosotros hagamos las cosas bien, y su fidelidad está en función cada vez de más variables que no podemos controlar, y por eso el reto de hacer mercadeo cada día es más grande, porque la evolución y la mejora en la calidad de vida de nuestros consumidores, ha hecho que existan más y mejores soluciones a las mismas necesidades, y esto nos pone en un reto muy complejo.

Para muchos el mercadeo es mágico, y personalmente estoy de acuerdo con eso, porque tenemos la capacidad y el deber, de transformar segundos en momentos. El problema es que muchos han preferido la magia negra en este camino: las cosas fáciles, la destrucción de valor, con tal de lograr a todo costa una meta que fue mal concebida y distante de las necesidades reales del mercado.

Hoy les hablo por una razón en particular y gracias al noble gesto que me ha dado la mesa directiva. Mi relación con este curso tiene un vínculo personal muy alto. Les dicté clase de investigación de mercados a finales de 2015, haciendo un remplazo de un profesor que no la podía dictar. En ese tiempo, mi rol como consultor, conferencista, columnista, escritor y demás funciones que mi cargo me demanda, tuvieron una fuerte intensidad, que se sumó a muchos viajes, causando un agotamiento muy fuerte. Como era previsible, las consecuencias llegaron, y sufrí de un episodio médico algo complicado, causando que por primera vez en mi vida no cumpliera con una clase y debiera reagendar todo.

Afortunadamente para mí, este curso y Luis Alfonso me apoyaron completamente, y logré salir de este reto de salud y cumplir con mi responsabilidad, pero esto dejó en mí una profunda huella sobre la generosidad de cada uno de ustedes.

Son personas como ustedes las que hoy necesita el mercadeo. Profesionales más que idóneos y seres humanos con enorme integridad y humildad, para superar un mundo donde la ambición y el egoísmo, nos está llevando a una ruptura institucional por culpa de la corrupción y la necesidad de la riqueza en el corto plazo.

Yo sé, que ustedes tienen ese nivel técnico, profesional, moral y humano que nuestra sociedad requiere, porque lo conocí de primera mano y sentí su calidez, como la suave mano de una niña acariciando a un gato.

El marketing es el futuro del mundo, porque comprendió que los negocios no son solo rentabilidad sino responsabilidad con el consumidor, porque hacer una promesa de satisfacción a una persona, conlleva la enorme responsabilidad de cumplirla, e incluso sobrecumplirla en muchos casos.

Hoy el mundo nos pide que sobrevivamos, mientras el mercadeo nos ofrece supervivencias. Por esto, reconocerás a un buen vendedor, porque es capaz de venderse muy bien a sí mismo, y reconocerás a un buen marketero, porque siempre busca ayudar a los demás.

Hoy les quiero hacer un trato. Como padre tengo la misma misión que sus padres tienen, que es la de dejar un mejor mundo para mis hijos; pero esta misión no la puedo hacer yo solo, sino que necesito que cada uno de ustedes, cuando tomen una decisión de mercadeo en su carrera, se pregunten si con ella, mis hijos Valentina y Enrique tendrán un mejor entorno. A cambio les ofrezco subir el reto: no me quedaré solo con la idea de dejarle un mejor mundo a mis hijos, sino que daré todo de mí, para dejar unos mejores hijos para el mundo, para mí país, porque de nada sirve un mundo ideal, lleno de personas que solo piensan en sí mismos.

Ustedes me inspiraron a comprender que no solo basta con hacer las cosas bien, sino hacerlas con un sentido humano, porque no debemos olvidar que trabajamos con personas, para personas. Así, al comprender que somos más gatos independientes que perros obedientes, como lo insinúa la economía, el mercadeo tendrá la respuesta en un mundo más emocional y espiritual.

El marketing es una ciencia joven y con certeza es la base del futuro de la humanidad, porque somos nosotros, los encargados del mercadeo, los custodios de la promesa de una mejor calidad de vida para las personas, y por eso el diploma que hoy reciben será una inmensa responsabilidad, porque un diploma – y más un diploma del CESA – no se muestra, sino que se demuestra.

Felicitaciones y gracias por ayudarme a abrir los ojos y sanar mi corazón, y poder comenzar a escribir una historia de gatos sin precedentes: muchas gracias.

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