La obsesión por alcanzar la delgadez, sin importar cómo, ha logrado que la oferta de los denominados suplementos y quemadores de grasa aumente en Colombia, incluso si no están avalados por las autoridades sanitarias.
Basta solamente con escribir “quemadores de grasa” o “pastillas para adelgazar” en un buscador web, para encontrar un sinnúmero de páginas dedicadas a la venta de estos productos que, gracias a la onda fitness, han tomado fuerza en Colombia.
Productos que prometen bajar de peso, reducir medidas y tonificar el cuerpo en 30 días, sin dieta ni ejercicio. En redes sociales, sobre todo en Instagram, es frecuente encontrar los testimonios de antes y después, tan impactantes como sospechosos.
Aseguran no tener efectos secundarios, más allá de aumento en la presión sanguínea, sed y exceso de energía. También dicen no contener componentes químicos y, mucho menos, Sibutramina, prohibida por el Invima en 2011.
Por sus ingredientes, de origen natural- dicen sus distribuidores- la mayoría están contraindicados para personas con hipertensión y mujeres en estado de embarazo.
Pero lo realmente preocupante es que algunos de estos suplementos no tienen registro del Invima y, mucho menos de la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos). Y aún así, siguen siendo comercializados a través de páginas de internet, asegurando no implicar ningún riesgo para la salud.
Tal es el caso de las cápsulas Achieving Zero, Achieving Zero Advanced y Achieving Zero Max, que según un análisis de la FDA, contienen Sibutramina (ver informe). Advertencia que corrobora el Invima en su sitio web: «El Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos, Invima, informa que a través de internet se comercializan los productos “Achieving Zero”, “Achieving Zero Advanced” y “Achieving Zero Max” sin registro sanitario, por lo que no está autorizada su comercialización en Colombia y se consideran productos fraudulentos».
Para la nutricionista dietista, Estefanía Jiménez, “tomar pastas para adelgazar suele ser el camino fácil pero no el más seguro», pues –asegura- “algunos de estos productos contienen sustancias que pueden afectar el sistema nervioso central, causar daño en diferentes órganos, como hígado o riñones o, lo mas común, causar efecto yoyo o efecto «rebote», que finalmente ocasiona daño permanente en el metabolismo”.
Y agrega que, aunque los fabricantes aseguren que es de origen natural, las plantas y sus combinaciones también pueden ocasionar daños en el metabolismo.
No todo es como lo pintan
Decidí escribir este blog por un caso cercano del que tuve conocimiento, meses atrás; y el que me dejó muy impactada.
En su afán de bajar de peso, una amiga decidió apoyar su dieta con pastillas para adelgazar. Buscando en internet, dio con un medicamento llamado Achieving Zero Advanced, cuyo distribuidor se encontraba en Cali. El tarro de 30 cápsulas tenía un costo de 120 mil pesos. Prometía bajar hasta 8 kilos en un mes, sin ningún esfuerzo.
Me manifestó su temor de tomarlo, pero aún así pidió el producto. Fue tan fácil como una transferencia bancaria en línea.
En dos días, ya tenía en su poder las pastillas. Al día siguiente, empezó a tomarlas. Le pedí que me contara cómo se sentía a lo largo del día. Sentía mucha desconfianza.
El primer día, un domingo, empezó a sentir mareo. Decidió aumentar el consumo de líquidos, pues esta era la recomendación del distribuidor, con quien se comunicaba vía WhatsApp. Él le informó que eran síntomas completamente normales. Tuvo un ligero dolor de cabeza, también, pero no le prestó atención.
Al día siguiente, el mareo era más fuerte. Se sentía desorientada y muy débil. Decidió hablar de nuevo con el distribuidor, quien le dijo que esto era temporal. Al tratarse de un día de trabajo, pidió permiso a su jefe para salir más temprano de la hora habitual.
Llegó a su casa y se acostó. Intentó dormir pero, además del mareo, tenía una migraña severa. Se tocó el pecho, su corazón latía con fuerza.
Empezó a vomitar, una, dos, tres…hasta siete veces. Me preocupé mucho. Temía por su vida. Le dije que llamara al médico de urgencias. Fui a su casa. Estaba sudando, la palidez en su rostro era evidente. No paraba de vomitar. Me decía que sentía los latidos del corazón en las sienes.
Mientras llegaba el médico, empecé a buscar en internet sobre los registros de estas pastillas. No tenían registro Invima; había, también, una alerta expedida por la FDA en Estados Unidos. No les miento, entré en pánico.
Mi amiga habló con el distribuidor, de nuevo, explicándole el caso. Él le respondió que era la primera vez que sucedía un caso así. Al preguntarle por qué vendía, irresponsablemente, unas pastillas sin registro Invima, no supo qué decir.
Así pasaron unas cuatro horas más. Por fortuna, su estómago, había hecho un buen trabajo al tratar de deshacerse de la pastilla. El médico, entre regaños, le dijo que nunca volviera a hacer eso. Era atentar contra su propia vida. Mi amiga aprendió la lección. Y yo, al escribir esto, quiero, más que contar la historia, hacer una reflexión.
En nuestro afán de vernos mejor, sobre todo las mujeres, todas, en algún momento hemos acudido a este tipo de soluciones, arriesgando nuestra propia vida, incluso. Sí, yo también lo he hecho. Hay quienes han muerto en clínicas de garaje, en una cirugía mal realizada. Otras que han quedado con lesiones en su cuerpo, irreversibles.
Este tipo de productos, como las pastillas, ofrecen una solución rápida; quitando toda la responsabilidad que tenemos sobre nosotras mismas, de comer saludable y equilibrado y practicar actividad física. Nos dan una vía fácil, mágica; tal vez, pero con resultados efímeros, no a largo plazo.
Es quizás, nuestra falta de amor propio la que hace que estas compañías farmacéuticas y sus distribuidores se llenen de dinero los bolsillos; mientras, por más delgadas que estemos, seguimos con ese mismo sentimiento de “no soy lo suficientemente bonita” o “aún puedo estar más flaca”.
La solución no es tapar el sol con un dedo. Amarse a uno mismo, tal y como uno es, no es una tarea fácil; de hecho, creo que es un camino de autodescubrimiento muy complejo, pero, para mí, es la única vía para evitar caer en este tipo de engaños que solo ocasionan efectos negativos en nuestro cuerpo y nos alejan de llevar un vida equilibrada física y emocionalmente.