El lenguaje de luz es un vehículo que porta vibraciones o pulsos de información que son captados por el campo electromagnético de nuestro corazón y de nuestro cuerpo. La información que llega a través de este lenguaje nos permite reconocernos dentro de la unidad, desde la conciencia de que todos somos uno y que no existe separación alguna entre nosotros.
El lenguaje de luz tiene la particularidad de no ser lineal, es decir, que no tiene una lectura tradicional que responda a una secuencia de signos o caracteres. Así mismo, no requiere de interpretaciones ni entendimientos mentales. Su conexión se da desde el sentir, la intuición y la apertura de nuestro corazón, y su expresión se puede presentar a través de códigos lumínicos, tonales y numéricos.
Los códigos lumínicos
Los códigos lumínicos son relativos a la luz y se presentan por medio de imágenes, glifos, símbolos o diversas clases de escritura sin aparente sentido. Estas expresiones no funcionan como palabras, es decir que no tienen una traducción, una lectura o una pronunciación en particular.
Estos códigos actúan como circuitos que despiertan información almacenada en nuestro ADN a través de pulsos de luz y vibraciones. La información impresa en ellos se activa desde la resonancia, lo cual implica que la experiencia que cada persona puede tener al tener contacto con ellos es diferente según el estado vibratorio en el cual se resuene.
Los códigos numéricos
Usualmente, los números se han utilizado para representar cantidades y mediciones, sin embargo, dentro del lenguaje de luz, estos se convierten en expresiones cualitativas y vibracionales de la información. Por ejemplo, la vibración de un sentimiento, de una emoción, de un pensamiento, incluso de un concepto, se puede representar a través de una configuración numérica en el lenguaje de Luz. Estas configuraciones numéricas, al igual que en los códigos lumínicos, no responden a patrones lineales y secuenciales; por lo tanto, pueden presentarse en composiciones insólitas, como números al revés, en tamaños inusuales y en juegos de yuxtaposiciones entre ellos.
Dentro de la dimensiones del lenguaje de luz, los códigos numéricos pueden manifestarse desde la sinestesia, es decir que la percepción de los mismos se da con más de un sentido o con estímulos sensoriales poco comunes. Por ejemplo, los números pueden sentirse a través del olfato y el gusto, o incluso pueden presentar melodías y tonos.
Códigos tonales
Cuando el lenguaje de luz se expresa a través del habla la información se codifica en frecuencias que resuenan en el campo de nuestro corazón. Los códigos tonales que vienen en el lenguaje de luz aperturan nuestro espectro audible para conectarnos con octavas tonales de frecuencias más altas, lo cual se convierte en un vehículo fundamental para experimentar otros estados de conciencia y el poder de la conexión interdimensional.
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Si quieres profundizar más sobre el lenguaje de luz te invito a leer esta publicación: https://blogs.eltiempo.com/comunicacion-asemica/2020/04/30/el-lenguaje-de-luz/
Paola A. León