La sostenibilidad ha dejado de ser una simple tendencia para convertirse en una necesidad que define el presente y, sobre todo, el futuro de las empresas. Cada vez más, factores como el cambio climático, los avances tecnológicos, la regulación ambiental y los cambios sociodemográficos impulsan a las organizaciones a replantear sus modelos de negocio para adaptarse a un entorno que exige responsabilidad social y ambiental. Pero, ¿qué significa realmente ser sostenible y cómo podemos integrar esta visión en el corazón de las empresas, para sí comunicarlo? Veamos la gestión de la sostenibilidad en las empresas: un pilar fundamental para el futuro.
¿Qué es ser sostenible?
La sostenibilidad implica satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras, de satisfacer sus propias necesidades. Para las empresas, esto implica un equilibrio entre el crecimiento económico, la justicia social y la protección ambiental. Ser sostenible abarca aspectos económicos, sociales y ambientales y requiere una visión holística que aborde tanto el impacto de las actividades empresariales en el entorno externo como la forma en que estos factores externos afectan la resiliencia y rentabilidad a largo plazo de la organización.
Un ejemplo es el modelo de economía circular, que se basa en reducir, reutilizar y reciclar los recursos, a diferencia del modelo tradicional de “tomar, hacer, desechar”. Empresas como Nestlé ya aplican estas prácticas, promoviendo estrategias que minimizan el desperdicio y muestran cómo están trabajando en temas sociales y ambientales, alineando su narrativa con sus acciones. No obstante, hay mucho camino por recorrer. Y desde mi perspectiva, ese camino se inicia con educación, entendiendo los porqués de hacer una transición hacia negocios sostenibles.
Los desafíos de sostenibilidad para las empresas de hoy
Las organizaciones se enfrentan hoy dos retos fundamentales: adaptarse a un mundo digital y, al mismo tiempo, ser sostenibles. Aunque estos parecen objetivos separados, son en realidad dos caras de la misma moneda. La transformación digital y la sostenibilidad pueden y deben integrarse de forma estratégica para crear un valor duradero y un futuro más competitivo. Para lograrlo, de acuerdo con mis aprendizajes en los últimos meses, las empresas necesitan:
- Tecnología Digital para Objetivos Sostenibles: utilizar tecnologías como la Inteligencia Artificial y el Internet de las cosas para reducir las emisiones de carbono y mejorar la eficiencia energética.
- Modelo de Economía Circular: promover prácticas que maximicen el uso de los recursos, minimicen los residuos y generen valor económico al reutilizar y reciclar materiales.
- Iniciativas de inclusión y equidad: asegurar que los beneficios de la digitalización y la sostenibilidad lleguen a todos los sectores de la sociedad, evitando así desigualdades.
- Colaboración multisectorial: colaborar con gobiernos, sociedad civil y otras empresas para implementar soluciones efectivas.
- Comunicación desde la verdad: informar y sensibilizar sobre la necesidad de aportar al entendimiento del cambio social y ambiental que como empresas y personas necesitamos para ser sostenibles, en el tiempo.
Pero además, una empresa sostenible debe considerar “el doble sentido”, o sea, un enfoque que evalúe tanto el impacto que tienen las actividades de la empresa en el entorno externo (impactos ambientales, sociales y económicos), como la influencia de estos factores externos sobre la misma empresa. La gestión responsable de estos elementos, junto con el uso de indicadores clave de desempeño (KPI) que midan tanto el rendimiento financiero como el impacto social y ambiental, es fundamental para asegurar un crecimiento sostenible.
Suena romántico, ¿verdad?. Puede serlo, el reto es creerlo e implementar acciones. En Europa hay muchos casos de éxito, en los que los resultados se representan en rentabilidad empresarialidad, credibilidad, mejores conexiones y por ende, reputación positiva.
¿Y qué decir del marco ESG (Environmental, Social, Governance)? Pues desde mi perspectiva, es clave para las empresas que buscan posicionarse como líderes en sostenibilidad. La adopción de prácticas ESG promueve una gestión ética y transparente, esencial para construir relaciones sólidas con los stakeholders y para generar una reputación sólida, como lo mencionaba anteriormente. El eje en este caso tiene que ver con la inclusión del gobierno corporativo desde políticas e indicadores que permitan un monitoreo constante a la ejecución de acción que busquen generar impacto, entre otros temas.
¿Qué sigue para las empresas?
Hoy, la sostenibilidad no es solo un deber social, sino también una oportunidad de innovación y crecimiento. La madurez en términos de sostenibilidad de una organización se reflejará en su capacidad para adaptarse a las regulaciones cambiantes, responder a un mercado cada vez más consciente y construir una reputación sólida que atraiga a consumidores y socios comprometidos con el planeta. Crear equipos dedicados a la sostenibilidad, establecer objetivos claros y monitorear constantemente el impacto social y ambiental son pasos fundamentales para convertir a las empresas en agentes de cambio.
Entonces, ser sostenible significa asegurar el éxito de una organización hoy sin comprometer su capacidad para contribuir al bienestar de las futuras generaciones. La sostenibilidad empresarial es un proceso en constante evolución que requiere un compromiso genuino y una integración completa en la estrategia de negocio, lo cual en paralelo, se puede contar con hechos reales y generar conexiones de valor con sus públicos objetivo a través de estrategias de marketing y comunicación sin caer en el Green Marketing… del que hablaremos en una siguiente entrada.
Solo a través de esta visión integrada, las organizaciones podrán mantenerse relevantes y prosperar en un mundo cada vez más consciente de su impacto. ¿personas empresarias, con procesos de emprendimientos y profesionales en general, le apuestan al tema?
Foto: Generada con IA