El mes pasado, el Distrito de Bogotá dio a conocer los resultados de un estudio realizado con el propósito de conocer más a fondo los medios de transporte que utilizan los ciudadanos y las tendencias relevantes en materia de movilidad.
La encuesta reveló que cerca de la mitad (46%) de los más de 17 millones de viajes diarios en la capital se hacen a pie, hecho que suscitó múltiples llamados en las redes sociales a mejorar las condiciones para los peatones en aras de garantizar su seguridad y comodidad por medio de inversiones en iluminación, infraestructura y señalización.
Sin embargo, poco se ha hablado de mejorar las condiciones de seguridad y comodidad en el segundo modo de movilidad más utilizado por los bogotanos: el transporte público prestado por buses, busetas y colectivos. En conjunto, 1 de 5 (20%) de los viajes diaros en Bogotá se realiza en estas modalidades de transporte público, más del doble que en Transmilenio (9%).
Dados los resultados, pareciera que no estamos midiendo el transporte público con la misma vara.
El transporte público colectivo debería cumplir con estándares uniformes de seguridad, aseo, comodidad, puntualidad y emisiones. Sin embargo, mientras Transmilenio es constante blanco de críticas y exigencias por parte de políticos, medios y usuarios, los bogotanos toleramos con complacencia el pésimo servicio que nos prestan los popularmente denominados «buses chimenea».
Tanto en el caso de Transmilenio como en el de los demás buses, busetas y colectivos, la sociedad ha encomendado la oferta del transporte público a operadores privados bajo la condición de que cumplan con ciertos requisitos. Sin distinción del operador, debemos exigir a las autoridades que hagan cumplir esos requisitos y las normas de transito, o que de lo contrario impartan consecuencias para quienes abusan de un privilegio condicionado en detrimento de nuestra calidad de vida y del bien común.
¿Por qué aceptamos que en pleno Siglo XXI los operadores de los vehículos en los que se realizan el 67% de los viajes del transporte público colectivo no cumplan con ningún estándar?
Mientras nos equilibramos frente a una puerta abierta, los conductores reciben nuestro dinero, lo cuentan, buscan vueltas, arrancan, meten el cambio y sintonizan la radio; acto seguido, se orillan sin señalizar, desde cualquier carril, cerrándosele a quien esté en el camino, para recoger o dejar a un ciudadano antes que la competencia, sin obedecer a ningún horario o paradero designado; y, cuando vuelven a arrancar, expulsan una nube negra tóxica que envuelve al 46% que nos movilizamos a pie.
¡Vaya viaje! Los ciudadanos de Bogotá merecemos más.
En Twitter: @camilodeguzman
Por la misma razón que no tenemos trenes en este país, por que tenemos una recua de políticos que viven del transporte publico y se sienten bastante cómodos así, de otro modo tendrían que pagar salarios de ley, prestaciones y demás impuestos, tendrían que tener jornadas laborales de 8 a 10 horas diarias, buses estándar y al día mecánicamente y a paz y salvo con transito (espere que no puedo de la risa), todo esto obviamente acabaría la guerra del centavo, le daría dignidad al servicio, se respetarían los paraderos y las frecuencias de cada ruta, los conductores harían lo que deben hacer que es conducir y no ese multitask que han desarrollado, de recibir y contar plata, tararear radio uno o candela, ver que el que entró por detrás pague, y pararle bolas a la novia/señora/mnoza que llevan adelante, o pitar y piropear a las que van por la calle
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Lo único que salva a esta ciudad es un sistema de Metro que abarque los cinco zonas más pobladas de Bogotá y las conecte con el centro como son Kennedy, Bosa-Soacha, Usme, Suba y Usaquén. Lo demás es pura demagogia tercermundista.
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El PoLo ha sido elegido en BOgota gracias a los ofrecimientos y concesiones hechas y cumplidas a los Transportadores del buses y busetas, por ello desde Lucho Garzón, Samuel Moreno y hoy Petró la guerra al TRansmilenio ha sido soterrada por algunos y abierta en otro como lo es con Petró. Lucho abrió rutas por donde pasa el TRansmilenio, Samuel Moreno dilato la construcción de las rutas por la Carrera Décima y contrato la ruta por la 26, donde no Se necesitaba ignorando la Cr 68 y la
Boyaca y ahora Petró quiere Quitar y seguramente expropiar a los Operadores ( observese su reacción frente al accidente ultimo donde se partió un TRansmilenio, pero nunca se refiere un ápice frente a cualquier hecho negativo donde de involucra un bus), cuando bajo las horas pico y placa al partícular le quito el pico y placa a los buses pero los taxis siguieron igual por que estos no han estado con el Polo. Para derrotar al Polo hoy culpable del atraso de Bogotá es necesario que se unan los partidos liberal, conservador, los verdes y otros para tener un candidato único y que no pase lo sucedido en la pasada elección donde el egoísmo de Mockus, la torpeza de Luna y el joven Galán como de GIna Parody permitieron que la izquierda ganara ignorando que izquierda vota izquierda sin importar si sirve o no sirve si sus decisioNes perjudican aun a los propios.
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Y acaso el SITP, no trata de hacer justamente lo que usted está pidiendo?, creo que lo que hay que pedir es que esta administración ejecute adecuadamente, en teoría 18 meses después de iniciado el sistema, este debe abarcar toda la ciudad.
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la mafia del transporte. esa es la respuesta. el sistema corrupto de la secretaria de transporte y los alcaldes de turno lo permiten, ninguno ha podido sacarlos o hacerlos cumplir los mínimos requisitos.
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