Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

A veces me pregunto: ¿por qué a los humanos nos gusta escalar montañas? Casualmente me lo pregunto sobre todo en aquellos momentos en el que soy yo en mi bicicleta subiendo por las trochas, agotado, con las últimas fuerzas en las piernas, el corazón latiendo a ritmo de merengue acelerado, el aire en los pulmones escaseando y viendo que apenas voy a la mitad del ascenso. ¿Qué tienen de magnético esas cimas que nos llevan a subirlas a pesar del gran esfuerzo, dolores, frío y otras condiciones adversas?

Desde principios de la humanidad, la escalada de montañas ha sido un pasatiempo habitual. Algunos creyendo con justa causa que las montañas son Dioses, otros buscando tierras más frías o una vista panorámica. Lo que es innegable es que subirlas es un reto a nosotros mismos y lograrlo es una satisfacción. Una mezcla de todo esto debe estar en nuestro ADN, en el gen montañoso, y por eso las seguimos adorando.

No nos digamos mentiras, lo plano eventualmente se vuelve aburrido y la bajada sola es una satisfacción a medias en mi criterio (con todo respeto a los practicantes de Downhill). Bien decía un amigo, para ganarse el descenso en bicicleta primero hay que ganarse la subida a la montaña. Para mí, ambas se deben balancear pues es como el Ying y el Yang, la subida es el esfuerzo físico, la fuerza y la hazaña; y la bajada es la velocidad, adrenalina y destreza.

En Colombia tenemos la fortuna de estar bendecidos por tener cerca a las montañas y por eso vale la pena retarse, apreciarlas y explorarlas de manera respetuosa. No en vano en las competencias de ruta nuestro fuerte como Colombianos es la subida. Las subidas a la cordillera de los Andes, pueden llegar a ser mucho más fuertes que las que hay en Europa. El ejemplo más célebre de esto es la subida de Letras que tiene una recorrido de más de 80Km y 3128m de ascenso! en comparación, el mítico Alpe de Huez del tour de Francia marca 24Km por su cara más larga y 1405m. Si usted no se emocionó al ver a Nairo, Esteban Chávez o alguno de los otros gladiadores del ciclismo de ruta ascendiendo por las montañas europeas vaya al médico, algo le falla en el corazón.

Letras en comparación al resto. Tomado de cyclinginquisition.com

Adicionalmente, aquí hay ecosistemas únicos en el mundo como los páramos, los bosques de niebla y tropicales que debemos admirar y proteger. A veces no lo notamos pero las montañas sufren de la deforestación causada para siembra, madera, minería y ganado. Subirlas y recorrerlas nos debe dar un nivel de consciencia diferente y llevarnos a aportar de alguna forma para su protección.

Por todo esto es que me he puesto el reto y voy a particiCronoChingaza-Afichepar en una competencia de subida a las montañas, la Cronoescalada Chingaza. Es un evento de contrarreloj en el que solo una vez al año se podrá ingresar al PNN Chingaza en bicicleta. Habrá que entrenar y ver los resultados de este delicioso tormento. Bien decía Edmund Hillary, la primera persona en subir al Everest: “No es la montaña a la que conquistamos, sino a nosotros mismos”.

 

Compartir post