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Semana Santa es tiempo de arrepentimiento para muchos, de paseo y parranda para otros, y de ni lo uno ni lo otro para los demás. Pero entre los que sí tienen de qué arrepentirse, surge también la pregunta de si es suficiente con reconocer el error, y ya; o si con el acto de reconocimiento también se debe hacer la reparación efectiva de lo que quedó mal hecho.
Se diría que lo ideal es combinar arrepentimiento con reparación, claro que sí, especialmente si se trata de corregir algo mal escrito en alguna época anterior y cuya publicación todavía “exhibe” la palabra mal escrita. Es el caso de estos dos ejemplos, relacionados con la Maestría en Periodismo que ofrecieron en 2015 y en 2016 tres prestigiosas entidades del país. Lo primero es reclamar la ausencia de la ese en “Incríbase”, lo segundo, la tilde ausente en “Angela”; y lo tercero, la tilde inadecuada en “INFORMACÍON”.
Claro que, como los eventos publicitados ya son historia, poco efecto positivo tendría publicar de nuevo las palabras ya corregidas; pero mientras no se haga, el daño sigue latente. Y queda la inquietud, para una próxima ocasión, de si será prudente encomendar la revisión de los textos a alguien capaz de evitar semejantes “perlas”, no importa que sea un periodista en ejercicio, un estudiante o profesor, o hasta un simple aficionado, pero que no se pongan en duda los conocimientos en Ortografía de quienes integran entidades tan prestigiosas como las organizadoras del evento en cuestión.
Arrepentirse, sí; pero reparar, más bien, corregir, también… y ¡cuanto antes, mejor!
Además, para mejorar lo que sea mejorable, nunca, nunca será tarde…
Muchas gracias por sus opiniones, comentarios y sugerencias en las direcciones de correo jalgarsa@gmail.com y cualquieraseequivoca@gmail.com
En Twitter: @csejairoalberto