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No todos los males hay que achacárselos a los ‘youtubers’

Corferias Germán Garmendía

 

La ‘cola’ a las 10:30 de la mañana para la firma del ‘youtuber’ Germán Garmendia

Ya pasó más de una semana de haberse cerrado la XXIX Feria Internacional del Libro de Bogotá. Hay que irse preparando para la próxima con Francia como país invitado de honor. Es un anhelo y un suspiro por parte de románticos que aún recuerdan la primera feria del libro con ese país como invitado. Pero mientras, a manera de balance, ¿qué de bueno y qué de malo le encontramos a esta edición? Recorrido a pie de un colombiano más, que por su trabajo se sumergió, literalmente, 14 días en las entrañas de Corferias.

Lo bueno

La participación de Holanda como país invitado de honor. El reino llegó con autores como Cees Nooteboom, Tommy Wieringa, Herman Koch, Mano Bouzamour, Ted van Lieshout, Nanette Blitz, Irma Boom y Philip Hopman entre otros, amén de una riqueza de sus libros traducidos al español, una muestra con lo mejor de su arquitectura, diseño, urbanismo, exposiciones en 3D y su apuesta por las bicicletas, entre otras.

La Premio Nobel, la bielorusa Svetlana Alexiévich, se robó el aplauso y el cariño de los colombianos. Cumplió una apretada agenda y dejó ver algo de su disciplina como periodista y escritora, forjada en escenarios como Chernobil y Afganistán. Para no olvidar, su conversación con la escritora colombiana Laura Restrepo: La guerra no tiene rostro de mujer.

Instrucciones para leer El Quijote. A los 400 años de la muerte de Shakespeare y Cervantes. Tres buenos, por no decir excelentes, conversadores se sentaron a seducir a un público anonadado que llenaba el salón, con las razones para leer El Quijote. Faltó tiempo. En un abrir y cerrar de micrófonos, el escritor Juan Gabriel Vásquez, el docente, escritor y poeta español José María Micó y el subdirector del Instituto Caro y Cuervo, Camilo Hoyos, llenaron de razones, tantas como los dos tomos de El Quijote, para que la audiencia lea a Cervantes. Se la tomaron en serio y el público salió motivado.

De no creer. Ver sentados en el mismo sillón a Rudolph Hommes y a Antonio Caballero, solo lo puede hacer la magia de los libros. Pulla aquí, vainazo allá, pero al final, se dieron la mano. Carmen Millán de Benavides, la directora del Caro y Cuervo moderó la presentación de los libros Memorias infantiles de Eduardo Caballero Calderón y Cartas para Mirjam y Raphael, regreso y vuelta a casa de Thomas Chaimowicz. Bella impresión lograda en las máquinas de la Imprenta Patriótica.

Corferias Hommes - Caballero

 

El historiador mexicano Víctor Díaz Arciniegas quien le ha seguido la pista a Mariano Azuela (1873 – 1952) e inició y orientó la novela de la Revolución Mexicana, se vio sorprendido cuando a la presentación de Los de abajo de Azuela que cumple cien años de haberse publicado, en el escenario se encontró con un Youtuber, una Booktuber y un bloguero, que mostraron conocimiento y pasión por un tema que de lejos parece solo motivo de interés para mexicanos.

La Cámara Colombiana del Libro y su buena programación. Pensada y elaborada para todos los gustos y con llenos que no dejan lugar a dudas: el público asiste cuando los temas son de interés y tocan fibras.

Los más de quinientos mil visitantes que tuvo la Feria fue una excelente noticia y a esas cifras, aunque muchos se rasguen las vestiduras, tienen que sumarle los aportes de los youtubers, sobre todo el de Germán Garmendia, que fue el primero en hacer saltar las alarmas sobre las instalaciones con que hoy en día cuenta Bogotá, para una actividad de estas características.

Lo malo

Que Corferias se esté inventando para el futuro, nada malo. Solo aplausos. Pero mientras, las incomodidades que se las aguante el público. Se sacrificaron cientos de metros de espacio para convertirlos en galpones y enramadas de venta de comidas, diferentes a la plazoleta de comidas, con sus olores, eternas filas e incomodidades.

Corferias comidas

 

Buena parte de las estructuras del costado sur del centro de eventos cayó por las reformas que se avecinan del sitio. Se perdieron baños de servicio público y tampoco se pensó en soluciones temporales. Más colas de gente resignada para entrar a los servicios de aseo.

Como el año anterior, se sacrificaron algunos de los salones que se utilizaban para la realización de presentaciones de libros y conversaciones. La excesiva mercantilización del espacio, llevó a que la mayoría de eventos se realizaran en el Gran Salón de Corferias. Galpones pegados y separados a su vez por débiles lonas por las que se colaban el sonido y el aplauso de las otras presentaciones, hacían una proeza el poder seguir con detenimiento lo que se desarrollaba al interior de los espacios.

El sonido también se convirtió en dolor de cabeza para conferencistas y público. En algunos de los espacios el sonido se ahogaba y hacía difícil el seguir lo que ocurría en el escenario y si además uno estaba ubicado en la parte posterior del mismo…

La carpa de la Alcaldía Mayor de Bogotá en la entrada principal, con una buena programación, estaba siempre a la deriva por el alto impacto de las presentaciones en vivo de la cercanía, los altos niveles de un bus que ofrecía cursos de inglés, los altavoces de sonido del recinto y los gritos del público. Toda una proeza el poder sintonizarse con la charla y no morir en el intento.

Esto nos lleva a pensar en lo obsoletas que están las instalaciones de Corferias. A pesar de lo mucho que se ha hecho con respecto a la tecnología de punta, el sitio sigue siendo anacrónico. Vestigios de un siglo XX que aún se esfuerza por no desaparecer de una ciudad que carece de espacios ideales para el desarrollo de actividades que impliquen la presencia masiva de público. Eso, que se ha hecho innegable en conciertos, ahora también se pudo evidenciar en la Feria del Libro. Si el sistema colapsó, no fue únicamente por la presencia de los youtubers.

Corferias carpa VIP

 

@culturatotal

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